Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 9 de enero de 2002
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Cultura
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Ť ''La Décima Musa tuvo relaciones amorosas ideales con algunas de ellas''

Sor Juana ejerció ''gran seducción'' entre sus contemporáneas, sostiene Margarita Peña

Ť La condesa de Paredes y la religiosa Agustina, ejemplifican esos vínculos

Ť Hablar del lesbianismo de la monja jerónima sería exagerado, opina la académica

ANGEL VARGAS

La académica Margarita Peña realizó un hallazgo que -según ella- confirma que Sor Juana Inés de la Cruz no sólo ejerció ''gran poder de seducción" entre sus contemporáneas sino que sostuvo relaciones amorosas con algunas de ellas, si bien en términos ideales.

El tema fue abordado recientemente por el reconocido sorjuanista Antonio Alatorre en una conferencia magistral con motivo del 350 aniversario del natalicio de la Décima Musa -dictada el pasado 11 de noviembre en la Facultad de Filosofía y Letras-, en la que el especialista recurrió a textos de la poeta para referir ''el amor humano" que profesó por la virreina María Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes.

''Baldíos amores de por fe''

Margarita Peña sostiene ahora que la monja jerónima tuvo tal influencia y ''fascinación" entre otras religiosas contemporáneas suyas que no sólo hubo quienes quisieron imitarla, sino que incluso algunas se enamoraron de ella.

La catedrática universitaria ofrece como argumento su reciente descubrimiento del sermón biográfico de Sor Agustina de San Diego, del Convento de las Monjas de Santa Clara de Puebla, en cuyas páginas, afirma, se alude a una relación más que amistosa con Sor Juana.

Era tal el aprecio y la admiración de Sor Agustina por la jerónima, indica, que en el documento se consigna que la monja clarisa trató de seguir los pasos de aquélla, pues ''aprendió con toda perfección el latín, estaba agolpada siempre en libros de erudición profana, y escribía poemas dorados, hermosos con que se envenena el alma en dulzuras de palabras", señala la especialista en referencia a lo que dice el mencionado sermón.

''Y, Ƒpor qué hacía eso? -subraya y continúa con la cita- 'todo a fin de responder y corresponder a nuestra fénix poetisa, la madre Juana Inés de la Cruz... con quien había pactado baldíos amores de por fe'."

Esto nos indica que, apunta, ''ella tenía correspondencia con Sor Juana, que trataba de imitarla aprendiendo el latín a lo último y leyendo libros de erudición profana para poder estar a la altura en la correspondencia escrita.

''La expresión de 'baldíos amores' es muy curiosa y quiere decir amores estériles o inútiles, y es una hecho que critica el orador. En cuanto a lo 'de por fe', es un término intrigante, pues puede llevar a pensar que hicieron tal pacto porque ambas profesaban la religión católica o porque era un pacto de amistad atestiguado por la figura divina."

Hablar de lesbianismo sería demasiado, afirma la especialista, si bien el sermón asegura que entre ambas monjas, además de ese pacto, existió un recurrente intercambio epistolar, de regalos y hasta de retratos.

Abunda: ''Porque ellas nunca se conocieron en persona, pues ambas eran monjas de claustro y no podían salir de sus conventos. Pienso que se trató de un enamoramiento espiritual, que esos baldíos amores de por fe significan un amor de Sor Agustina por Sor Juana más de corte espiritual, intelectual, hecho de afinidades. Además, el amor no siempre llega a una consumación sexual".pena_margarita_m08d

Sin embargo, y este es un punto que resalta la investigadora, tal relación fue el principio del fin para Sor Agustina, pues en el convento de las clarisas se le amonestó y reprendió con tal rigor que se vio trastocada en su salud mental de por vida.

Según el sermón, publicado en la ciudad de México en 1728, llegó un momento en que Sor Agustina debió ser amonestada y obligada a cumplir una penitencia de confesarse y comulgar durante 33 viernes, además de rezar 33 credos, por llevar una vida de desorden, inquietada por la correspondencia con la poeta.

Penitencia inconclusa

La religiosa cayó en locura total debido a que no pudo consumar su penitencia, pues el último día de ésta le llegó un envío de Sor Juana y cuando corrió a recibirlo, dejando sus rezos -cita Peña al documento- ''el señor del Sepulcro la tomó de un brazo y le reclamó que buscara saber más de lo que le importaba".

En adelante, dice, fueron ''44 años, siete meses, menos diez días" de una vida demencial, ''terrorífica", en los que Sor Agustina estuvo presa de alucinaciones, en silencio y miseria totales y consagrada a la oración.

Murió a los 77 años, en 1726, como ''monja notable", las únicas que durante la época colonial merecían sermón y biografía a su fallecimiento, explica Peña, quien ahora investiga si entre la documentación de Sor Juana existe alguna alusión a Sor Agustina.

La académica en fechas próximas publicará un libro con este sermón, del cual prepara ahora el estudio preliminar. Esto como parte de sus trabajos de investigación sobre la vida de las monjas hispanas y novohispanas durante la Colonia, que también dará a conocer en uno o dos libros.

Considera que su hallazgo abrirá una nueva línea de investigación en torno de la Décima Musa: ''La influencia que tuvo sobre otras monjas contemporáneas y posteriores a ella".

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