Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 9 de enero de 2002
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Ť De acuerdo con un estudio del INAH, las madres solteras preferían a los españoles

El objetivo del compadrazgo en el siglo XVIII en Yucatán fue construir relaciones económicas, políticas y sociales

Izamal, 8 de enero. La teoría de que el compadrazgo para la mayoría de los habitantes de esta región -y quizá en muchas otras- no buscaba establecer vínculos con parientes, sino construir relaciones económicas y político-sociales fue corroborada en un estudio realizado en el centro INAH-Yucatán sobre esta relación entre las madres solteras de Izamal, particularmente entre las castas mestiza, española e india en el siglo XVIII.

De acuerdo con la investigación esas castas tenían grandes diferencias en la elección de padrinos. Las madres solteras tenían más de libertad de elección y buscaban protección de los españoles.

La investigadora Marlene de J. Falla C., responsable del estudio, precisó que dentro del grupo analizado, por medio de sus relaciones de compadrazgo se puede observar de manera clara la estratificación entre las hidalgas, los naturales del pueblo y los inmigrantes, cada cual con su papel dentro de la sociedad colonial.

Para la investigadora del INAH el compadrazgo es una institución social que tiene el propósito de crear estrechas relaciones político, religiosas y económicas entre las personas, y que opera en diferentes contextos sociales y económicos; en comunidades homogéneas o en las compuestas por diversas clases sociales y grupos étnicos.

El bautismo, el más generalizado

En América Latina, la institución del compadrazgo fue traída por los españoles y se adaptó a las condiciones históricas de cada sociedad. Entre los mayas el compadrazgo tenía como fin crear lazos entre adultos que complementarían los que se rompieran por las muertes o las migraciones.

Esos lazos se establecían por medio del bautismo, la confirmación, el matrimonio y o el rito maya Heec Meekmaya, aunque el tipo de compadrazgo que se tomó en cuenta para el estudio fue el del bautismo por ser el más generalizado en el siglo XVIII.

En Izamal los bautizos se celebraban generalmente a los 15 días de nacido el niño, lo que para la investigadora tiene un posible doble significado: la búsqueda de los futuros compadres se hacía antes del nacimiento o sólo duraban 15 días los preparativos del festejo.

Según la investigación en el caso de las madres solteras indias el 76 por ciento de las cédulas de bautizo de sus niños aparecen con un solo padrino, sea hombre o mujer y el porcentaje restante tiene ambos padrinos.

Del total de madres solteras indias analizadas, 42 por ciento fue inmigrante a la población de Izamal proveniente de lugares del mismo estado y que buscaron compadrazgo con personas de su mismo grupo racial en 81 por ciento. Esto permitió, según la investigadora, mayor cohesión entre los habitantes y la creación de lazos de amistad estrechos, lo que produjo beneficios dentro de la misma urbe.

Sin embargo, el porcentaje restante buscó compadrazgo con otros grupos sociales como el de los españoles (67 por ciento), de quienes pensaban obtener mayores beneficios, y con mestizos y mulatos en menor proporción.

De estas indias, 65 por ciento eligió a no parientes muy probablemente por ser inmigrantes. Sin embargo, la investigadora consideró que la idea va mucho más allá, ya que en el caso de las españolas, solamente cerca de 27 por ciento estableció relaciones de compadrazgo con parientes.

De las hidalgas, solamente 41 por ciento eligió compadres entre su mismo grupo racial; mientras 59 por ciento eligió compadres con españoles (64 por ciento) y con mulatos, pardos y mestizos en menores porcentajes, aunque las hidalgas, también hicieron compadres con gente de fuera de la población en 30 por ciento.

De acuerdo con la investigación se concluyó que en Izamal existieron vínculos de compadrazgo tanto en forma vertical como horizontal, es decir, alianzas entre individuos de un mismo orden social, y compadrazgos entre clases sociales distintas, respectivamente. Del segundo se sabe que refuerza la solidaridad entre una clase; y del compadrazgo vertical se dice que integra a la comunidad en general como sucedió entre indios hidalgos y españoles.

Marlene de J. Falla explica que entre las mujeres solteras indias también se observó que pretendían cohesión social con su misma raza. Por su parte los españoles y mestizos establecieron vínculos horizontales entre su mismo estamento, porque ellos no facilitaban la interacción con otros grupos más que por intereses propios.

La investigadora concluyó que pese a que los mestizos eran una casta más cercana a los españoles sólo 44 por ciento eligió a compadres españoles contrastando con la carrera de escalamiento social de las indias que se alejaban de su propia sangre en la elección de compadres mayas en sólo tres por ciento.

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