Sami David

De liderazgos y contiendas

Un año de muchos cambios y transformaciones prefigura este 2002. Un año capicúa que seguramente continuará como se inició: con un trabajo político insoslayable, como fue esa maratónica sesión del 31 de diciembre al primero de enero del presente en el Congreso de la Unión.

Los tres principales partidos políticos contenderán internamente por sus dirigencias nacionales. El replanteamiento de metas y objetivos, la búsqueda de un liderazgo que aglutine la diversidad de tendencias ideológicas, así como el necesario pragmatismo en equilibrio con la sensibilidad social, para recuperar el terreno perdido, caracterizan al PRI y al PRD, principalmente.

El PAN continúa permeado y enfrentado, buscando aún el eje que determine su papel como instituto político en el gobierno. Por su parte, el PRD también enfrentará un proceso por la conducción de sus programas y está obligado a fortalecerse para recuperar su papel de interlocutor ante un gobierno que se ha significado por sus desplantes antipopulares. Tal vez su extraña alianza con el PAN en diversas ocasiones limite su credibilidad. Y más ante la cascada de impuestos que impulsaron en el último día de 2001. La ciudadanía, castigada en sus bolsillos, seguramente será un muro difícil de escalar.

Llama la atención el proceso que vive el Revolucionario Institucional. Más allá de simpa-tías, se advierten de manera clara las intenciones injerencistas de quienes pretenden minar la contienda al deslizar en la ciudadanía que los candidatos a la dirigencia terminarán por desarticular al partido de la democracia y de la justicia social, como reza su lema. Prejuicios y etiquetas que aspiran a socavar el acervo político, la experiencia y profesionalismo de los candidatos. Los "ismos" a nada conducen. Son premisas falaces que, indudablemente, ofrecen lecturas distorsionadas de la realidad sociopolítica que se pretende observar. Las trayectorias profesionales tampoco pueden inventarse al calor de ninguna disputa civilizada. Y soslayar la raigambre significa eliminar la sustancia. Los activos políticos deben permanecer, conservarse. La madurez de los contendientes y de sus simpatizantes es necesaria porque fortalece el sistema de partidos, tan necesario para la vida política del país.

Roberto Madrazo Pintado tiene, indudablemente, sus particularidades y peculiaridades. Ha demostrado arrojo frente a los ataques de sus detractores y entereza ante la adversidad. Nadie puede negar su intención social, sus buenos oficios de político, sus capacidades profesionales, su enorme experiencia en el quehacer público. Sin menospreciar las cualidades de Beatriz Paredes Rangel, quien como Madrazo ha dirigido los destinos de su estado natal, cientos de miles de priístas se han inclinado por el tabasqueño, reiterando su lealtad al PRI frente a las inconsistencias de sus dirigencias burocráticas.

Conocimiento y experiencia, sensibilidad y vocación de servicio son las principales características del ex gobernador de Tabasco. Madrazo y Paredes Rangel, cualesquiera que sea el destino que el futuro les depare, son cuadros políticos importantes para la nación. Ambos pueden arrojar resultados alentadores para los priístas en relación con los comicios electorales del próximo año.

Los procesos por las dirigencias de los principales organismos políticos se advierten interesantes. Sin embargo, es válido recordar que hasta la fecha el actual fortalecimiento de la cultura democrática no ha conseguido avanzar al ritmo de las demandas de la ciudadanía. Ante el agudo problema de la falta de empleo, el crecimiento de la delincuencia y la inseguridad pública, la democracia parece un sinsentido. Por lo mismo, los comicios para 2003 serán determinantes. PRI, PRD y PAN deben recordar que el incremento de precios derivado de la nueva carga impositiva tendrá, indudablemente, un enorme costo social y político. Nadie puede soslayar esta realidad. Frente al incumplimiento de las promesas de campaña, frente a la incertidumbre por la ausencia de expectativas laborales y educativas, y ante mayores responsabilidades fiscales, la ciudadanía exigirá también mayor efectividad en el ámbito gubernamental. Que no quede la menor duda.

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