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CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
MUY TEMPRANO recibí ayer la llamada de un amigo que, un tanto molesto, más bien preocupado, me pedía una explicación de lo que llamó una defensa injusta a los diputados federales, por aquello de los impuestos.
TAL VEZ mi amigo tenga razón y el texto no deje en claro mi postura sobre el asunto, así que más vale poner las cosas en claro. Antes que nada debo decir que no se trataba de una defensa a los legisladores actuales, sino a una institución necesaria para la gobernabilidad del país. Además, era, desde mi punto de vista, necesario hacer notar el ataque, la campaña de desprestigio de los patrones hacia el trabajo legislativo.
NO, NADIE puede defender, por ejemplo, a Diego Fernández, que al primer grito de los poderosos recula y habla de los errores legislativos, y con las mañas de siempre se une, a fin de cuentas, a la campaña de terror en contra de las labores camarales.
NO, NO hay defensa para Diego, pero mi insistencia en hacer un análisis menos sesgado de las cargas impositivas que tanto molestan a los patrones y al mismo Diego, busca dejar en claro que con la supuesta reforma Vicente Fox y su equipo trataron de cambiar el perfil del país para beneficiar, obviamente, a los que más tienen.
ESO FUE lo que se impidió, ese es el valor del trabajo de los legisladores, que nadie quiere analizar porque no conviene a los intereses de quienes por siempre han evadido el pago de impuestos, y es allí donde duele.
NO PRETENDO decir que los cambios pudieran haber sido los mejores; tal vez no, pero me parecen los más justos, o cuando menos se acercan ya a una justicia distributiva que hasta el año pasado no teníamos.
MUY PRONTO veremos en las cámaras la definición del asunto. El PAN y el PRI irán juntos a una contrarreforma y van a contar con el aparato de difusión de los mismos patrones que tratarán de convencer a la gente de su razón sin hacer el análisis completo del tema.
SE PERDIO, dicen los patrones, la oportunidad histórica de "hacer una verdadera reforma", y lo que quieren decir es que no pudieron cambiar el rumbo del país, y desde su perspectiva, el proyecto de ellos y de Fox fracasó.
FRACASO PORQUE con la reforma al ISR, que en buena parte es una propuesta perredista, una quinta parte de las familias mexicanas que evadieron impuestos durante muchísimos años deberán pagar como todos los demás.
PARA NO dejar en el aire la idea, es necesario decir que según las cuentas de los legisladores, esas poquísmas familias no pagan algo así como 690 mil millones de pesos al año y el disgusto es porque ahora deberán dejar para el país y su desarrollo un monto de 50 mil millones, más o menos.
ESA ES la molestia, ahí está el verdadero enojo, eso es lo que logra conformar la idea de reforma, porque al fin se logró hacer que en lugar de ponerle impuestos a la tortilla para que esos señores sigan sin pagar los impuestos, ahora deberán cumplir con sus obligaciones como todos los demás. A eso se reduce, en serio, todo este lío.
POR ESO no se vale que Fox nos diga ahora que se siente solo en eso de hacer sus reformas. No está solo, a él lo acompañan sus amigos, los amigos de Fox que, como todos sabemos, son los señores del dinero.
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