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Rebelión de la industria restaurantera por el IVA
La Canirac prepara amparos contra la disposición de aplicar un gravamen adicional de 5% en establecimientos que vendan bebidas alcohólicas
MARIANA NORANDI ESPECIAL PARA LA JORNADA
Con la reciente reforma fiscal, los restauranteros mexicanos comenzaron este nuevo año con un contradictorio sabor de boca. Por un lado, disfrutaron el dulce sabor de un tardado triunfo, puesto que, después de 11 años, lograron la deducibilidad de 50 por ciento del consumo total de alimentos en comidas promocionales de negocios. Pero por otro, se ahogaron en el sabor amargo de un nuevo gravamen -5 por ciento adicional al IVA- impuesto a los establecimientos que expenden bebidas alcohólicas destiladas por ser catalogados como "servicios suntuarios".
Además de este nuevo impuesto, a los empresarios en general, y a los restauranteros en particular, se les añade un cargo de 3 por ciento al subsidio sobre el crédito al salario. Pero si ello no fuera poco, para acabarles de agriar el Año Nuevo, la reforma fiscal eleva los tributos sobre bebidas alcohólicas, incrementando el precio final y repercutiendo económicamente también en los restauranteros.
Frankenstein conceptual
Roberto González, uno de los dos candidatos a la presidencia de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (Canirac) ve esta ley como "un Frankenstein conceptual, llena de componentes incongruentes e inconsistentes, que no cubre las necesidades y expectativas de una sociedad como la mexicana del siglo XXI. Es una visión fundamentalista y equivocada considerar el consumo de tequila o ron como suntuoso, cuando en este país alrededor de la producción de licores viven cientos de miles de personas. Los que vivimos en la ciudad de México sabemos que comer fuera de casa es una necesidad y no un lujo Además el consumo de alcohol forma parte de la historia de la humanidad y, en el caso de México, es parte de la cultura nacional".
Andrés Olivella, actual presidente de la misma camara, opina al respecto: "esta reforma fiscal es incompleta y no nos ha dejado contentos a gran parte de la población. Nosotros, en particular como gremio, tenemos un sentimiento muy encontrado, porque por un lado estamos contentos ante la restitución de la deducibilidad en comidas de negocios, pero por otro nos encontramos con que se sacaron de la manga un impuesto de 5 por ciento para artículos suntuarios y los restaurantes que expenden bebidas alcohólicas van a cargárselo a sus clientes, a excepción de aquellos que muestren su cédula de contribuyentes".
Rafael Saavedra, el otro de los candidatos a ocupar la presidencia de la Canirac a partir del próximo 3 de marzo, piensa además que esta reforma no es equitativa porque: "la ley diferencia los restaurantes que venden bebidas alcohólicas de los que no. Por poner un ejemplo, actualmente existen dos cadenas líderes en cafeterías, de las cuales una vende y la otra no vende bebidas alcohólicas. Esta nueva ley hace que una de ellas tenga una diferencia competitiva y la coloca en desventaja al tener que gravar con 5 por ciento más sus alimentos".
Osvaldo Caldú, candidato del mismo organismo a la presidencia distrital de la delegación Cuauhtémoc, añade: "nosotros no podemos aceptar que comer en un restaurante sea una actividad suntuaria. Además esta ley estigmatiza a los que vendemos alcohol. Ve más sano el consumo de dos hamburguesas y una Coca Cola que una sopa y un vaso de vino. Es el colmo del tercermundismo".
Otra reforma que afecta al gremio es el aumento en las nóminas de los trabajadores. Andrés Olivella comenta: "esta ley fue algo absolutamente inesperado porque antes ese crédito al salario lo absorbía la Secretaría de Hacienda y ahora lo tiene que hacer el empresario. Hay en nuestra industria una cadena de restaurantes que cuenta con unos 2 mil 500 trabajadores. El otro día me comentaba su dueño que esta medida les cuesta 350 mil pesos mensuales y que ante esta situación la medida más inmediata va a ser el despido de 10 por ciento de la plantilla laboral".
A estas medidas tributarias hay que sumarle el aumento de impuestos que recae sobre los productores de vinos y licores, el cual aumentará considerablemente el costo final de la botella en el mercado. El empresario del ramo muestra su preocupación ante esta nueva medida fiscal y su repercusión en el negocio. Caldú señala que "con esta subida del impuesto sobre bebidas alcohólicas esperamos fuertes incrementos en el precio de origen y, por lo tanto, en el precio final del producto. Este impuesto se reflejará en la disminución del consumo en el cliente".
A pocos días de estos cambios fiscales, la industria restaurantera pretende ampararse contra estas medidas. El presidente de la Canirac informa que ya ha conseguido dos citas con los diputados de las comisiones de Turismo y Hacienda para hablar sobre estas modificaciones tributarias: "he platicado con legisladores que estuvieron involucrados. La mayoría parece ser que después del ajetreo del pasado periodo extraordinario de sesiones se tomaron unas vacaciones, entonces las citas van a ser la semana próxima. Vamos a sentarnos a discutir y aclarar elementos de esta reforma que son ambiguos, inexactos o que francamente atentan contra los intereses de nuestra industria. Tenemos ya promesas de que esto se va a revisar y pensamos que tal vez hay cosas que se podrán modificar".