018n1eco
Ť Equivale a 39% de los ingresos de 2002; el Estado
asume los riesgos de la inversión
Tiene el gobierno comprometidos $569 mil 634 millones
con la IP
Ť La asignación de esos recursos compite
con el gasto social, considera la CRE
Ť Cuestiona la conveniencia de los Pidiregas por
el impacto que tiene en el presupuesto
ISRAEL RODRIGUEZ J.
El financiamiento de las obras de infraestructura en el
sector energético a través de los particulares, estrategia
que el gobierno ha impulsado desde 1997 y que mantiene la actual administración,
no representa una verdadera inversión de capital por parte del sector
privado, ya que el Estado asume el riesgo de la inversión; además
compite con el gasto social y desestabiliza los equilibrios macroeconómicos,
consideró la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
En los últimos cinco años, ante la insuficiencia
de recursos para modernizar el sector energético nacional, el gobierno
federal ha recurrido a los llamados Proyectos de impacto diferido en el
registro del gasto (Pidiregas); sin embargo, la CRE ha cuestionado la conveniencia
de seguir utilizando este programa por el impacto sobre las finanzas públicas,
principalmente en el tamaño del déficit público.
Supera la deuda 123% del PIB
Actualmente México tiene compromisos de pago al
sector privado por proyectos de infraestructura productiva de largo plazo,
contratados entre 1997 y 2001, por 569 mil 634 millones de pesos, cifra
que ya representa 39 por ciento del total de ingresos programados para
2002. De esta cantidad, 445 mil 189 millones corresponden a Pidiregas de
Petróleos Mexicanos (Pemex) y 104 mil 445 millones a la Comisión
Federal de Electricidad (CFE).
Si se consideran actualmente las obligaciones potenciales
del gobierno federal, como deuda interna, externa, IMSS, ISSSTE, IPAB,
deuda de los estados, Pidiregas, fideicomisos y fondos para el rescate
carretero, la deuda pública supera 123 por ciento del producto interno
bruto.
Reducir gasto o ampliar déficit
De ahí que la economía mexicana enfrente
un dilema: reducir el gasto en cuenta corriente para compensar los pagos
a Pidiregas, o permitir un déficit del gasto público, con
lo que implica en materia inflacionaria y de endeudamiento.
Dicho esquema no puede utilizarse de forma indefinida,
pues la deuda crecería exponencialmente hasta llegar a un punto
insostenible para la las entidades, advierte la CRE, según lo citado
en el más reciente estudio elaborado por la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (Cepal), Retos y posibles soluciones
para el sector energético mexicano.
El estudio señala que aunque la mayor parte del
monto de los Pidiregas se contabiliza como deuda contingente, los mercados
internacionales de capital lo consideran un riesgo, sobre todo tomando
en cuenta la abultada deuda del gobierno federal.
Ya considerando lo aprobado para el año 2001, se
han contratado, entre 1997 y ese año, 88 obras con el sector público
por 549 mil 634 millones de pesos, equivalentes a unos 58 mil 128 millones
de dólares. El monto equivale a 80 por ciento de la deuda pública
externa neta que el país tiene contratada en dólares. Pemex
es responsable de 81 por ciento y la CFE del restante 19 por ciento. El
70 por ciento de la deuda total corresponde a amortización y 30
por ciento al pago de intereses. Estos últimos representan 27.2
por ciento para el empresa petrolera, pero en el caso de la CFE alcanzan
41.5 por ciento.
La importancia de la inversión financiada ha ido
en continuo aumento. En 2001 representa 64.2 por ciento de la inversión
pública en petróleo y electricidad, cuando en 1995 era inexistente.
Su participación en Pemex es del orden de 66 por ciento y en la
CFE de 61 por ciento.
En Pemex se han contratado 12 proyectos: Cantarell y Burgos;
la ampliación y modernización de la refinería de Cadereyta,
las actividades de exploración y producción en el Delta del
Grijalva, la reconfiguración del sistema nacional de refinación
(Madero, Salamanca y Tula; Minatitlán y Caderyta); la construcción
de la planta Criogénica II de ciudad Pemex. En 2001 se incluyó
el Programa Estratégico de Gas y el Proyecto Salina Cruz.
En la CFE la inversión presupuestaria participó
con 65.4 por ciento en el periodo 1995-2001, mientras que la inversión
financiada lo hizo con 34.6 por ciento. Se han contratado con aporte privado
un total de 76 obras de generación y transmisión.
Creación del mercado eléctrico
Las autoridades han decidido seguir utilizando el esquema
Pidiregas mientras se propone y aprueba la modificación del marco
jurídico para la creación de un mercado eléctrico.
Aunque la crítica al uso de los Pidiregas en la
industria petrolera es nula en informes y documentos oficiales y del dominio
público, la CRE señala que gran parte de estos cuestionamientos
y dilemas surgen por la falta de transparencia en las cuentas públicas.
Además, el presupuesto que aprueba el Congreso
cada año para las empresas públicas no especifica el origen
de los fondos, y da la impresión de que provienen exclusivamente
de los impuestos.
LA DEUDA OCULTA
Pasivos contratados por el gobierno mediante el mecanismo
de Proyectos de impacto diferido en el registro del gasto (Pidiregas) entre
1997 y 2001. Cifras en millones de pesos. Fuente: Secretaría de
Hacienda y Crédito Público
Pingües ganancias para el sector privado
Las empresas que han financiado los proyectos de infraestructura
energética han obtenido grandes ganancias, con un riesgo nulo para
su inversión, dado que éste es asumido por el gobierno.
Entre 1997 y 2001 el gobierno federal ha destinado 164
mil millones de pesos para cubrir a las empresas que participan en el esquema
de Pidiregas los intereses por las obras que han financiado. El monto no
es menor. Supera por mucho al presupuesto total destinado en 2002 para
la educación pública en el país, que ascenderá
a 110 mil 376 millones de pesos.
El esquema Pidiregas fue diseñado a raíz
de la crisis financiera de 1994-1995, con objeto de hacer compatible la
voluntad del gobierno de llevar a cabo una gran variedad de proyectos de
infraestructura productiva financiados por parte del sector privado, a
fin de generar espacios presupuestario destinados a fortalecer el gasto
para el desarrollo social.
El espíritu que impulsó la introducción
de este esquema fue realizar proyectos que pudieran financiarse con los
recursos generados por la comercialización de los bienes y servicios
de los propios proyectos. Para su puesta en práctica, el Poder Ejecutivo
promovió una serie de reformas legales y reglamentarias. En 1995
fueron reformadas la Ley General de Deuda Pública y la Ley de Presupuesto,
Contabilidad y Gasto Público Federal.
En términos prácticos, el monto de los recursos
bajo el rubro de Pidiregas constituye deuda pública.
(ISRAEL RODRIGUEZ J.)