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Ť Una catarsis de dos horas con lacrimógenas
melodías
Ante 40 mil personas Los Temerarios ofrecieron concierto
en el Azteca
ARTURO CRUZ BARCENAS
Ante
unas 40 mil personas, Los Temerarios ofrecieron un concierto en el Estadio
Azteca, el pasado viernes. Decenas de miles fueron invitados de Fuller,
firma que ocupa el segundo lugar en la venta directa de cosméticos.
Por ello, la mayoría de los asistentes fueron mujeres,
las que se ocupan vendiendo entre sus amistades, familiares y cuanta persona
se deje un producto que liquidará "más adelante", con la
confianza de "ahí luego me lo pagas". Muerte a crédito, quincena
"próxima".
Son las muchachas que dejan el catálogo y enganchan
a cuanto mortal necesitado de no oler a chivo compra una fragancia.
Los Temerarios hicieron llorar con sus rolas a las jovencitas
vendedoras; las baladas les pegaron con tubo, entre pecho, espalda y madre.
Cerraban los ojos y sus pensamientos volaban cruzando el espacio, hasta
quién sabe qué punto del universo.
Dos horas del ya te fuiste y me dejaste, sufriendo por
ti... pura cultura del dolor apache, de la traición tlaxcalteca.
Lo nuevo que presentaron Los Temerarios fue a un chavo que toca guitarra
y percusiones de nombre Jonhatán. Salió Charly, dizque por
"proyectos personales". Nadie le creyó a Adolfo Angel.
Para abrir apeto, subió al escenario el grupo Cuisillos,
que explota la imagen de las tribus americanas. El vocalista se llama Bruno,
quien le echa unas ganas que cansan a quien lo ve, pero la verdad no le
caería mal unas clases con los concheros, por ejemplo, para que
no sude a lo tonto. Ganas y técnica, maestro Bruno. No se trata
de brincar a lo burro.