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Ť Acusan zapatistas al gobernador de usar a miembros de ORCAO para invadir tierras
Se agudiza el conflicto entre organización de cafetaleros y municipios autónomos chiapanecos
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Municipio Autonomo Ernesto Che Guevara, 15 de enero. Un campesino zapatista lleva detenido dos semanas en la cárcel de Cuxuljá: "lo hacen para obligarnos a ir a negociar su libertad y así poder decirle al gobierno, los de la ORCAO, que tienen pláticas con las bases de apoyo (del EZLN)", denunció hoy el concejo de este municipio autónomo.
Además, señalaron, "la ORCAO hace maniobras para crear más problemas, en lugar de resolverlos". Calificaron de "mentira" las acusaciones divulgadas contra ellos por la organización de cafetaleros, de filiación perredista. "No es la primera vez que nos acusan de falsedades."
Por otro lado, informaron de la llegada de gran cantidad de ganado, en tráiler, para los miembros de ORCAO en Jerusalén (municipio autónomo Primero de Enero), y también de ARIC Independiente en San Juanito (aquí, en el Ernesto Che Guevara). "Son los proyectos productivos que Pablo Salazar Mendiguchía prometió durante su campaña. Dice que no les ofreció los programas, pero no sólo es cierto, sino que ya se los está dando."
Según los autónomos, el gobernador chiapaneco "está usando a los hermanos de la ORCAO como nuevos rancheros. Quieren poner el ganado en las tierras 'planadas', donde antes de 1994 lo tenían los ganaderos de Ocosingo. Quieren adueñarse de las tierras recuperadas y hacer que los zapatistas vivamos otra vez en las montañas".
En Jerusalén, nuevo centro de población próximo al cuartel militar de Ocosingo, en el camino a Toniná, la llegada de más de 100 cabezas de ganado ha generado hostigamiento contra las bases de apoyo zapatistas, por parte de los flamantes dueños de las majadas. "Buscan formas de provocarnos para avanzar sobre las tierras que tenemos en común. Es lo que está detrás de sus planes, desde que nos desalojaron de nuestra tienda y destruyeron el mural."
Siete semanas cumplió el plantón zapatista
El plantón para defender la tienda de siete municipios rebeldes, en el crucero de la carretera San Cristóbal-Ocosingo, cumplió siete semanas.
Entre 100 y 200 hombres y mujeres permanecen rodeando la tienda de la que habían sido despojados violentamente por los miembros de la ORCAO y priístas del vecino poblado de Cuxuljá, en octubre pasado.
Centenares de campesinos zapatistas recuperaron pacíficamente la tienda en noviembre, y dieron comienzo al plantón que continúa. Este ha sido objeto de continuo hostigamiento por parte de los vecinos.
Representa lo que está en disputa en estos municipios autónomos, y es un nuevo símbolo de la resistencia. ƑLas tierras recuperadas son de propiedad comunal o enajenables por particulares? (nuevos propietarios individuales que además podrían venderlas a terceros, de acuerdo con las leyes agrarias que parió el salinismo)
Por lo pronto, José Pérez Gómez, dirigente de la ORCAO, acusó a los zapatistas del plantón de robo de madera y agresiones a pedradas en la propiedad de Marcos López Gómez, miembro de la organización perredista.
Según declararon los voceros del concejo autónomo a La Jornada, "fue exactamente al contrario. Fue a nosotros a quienes agredieron". Aseguran que el señor Martín López Muñoz, padre del presunto afectado, "llegó a cercar agresivamente la propiedad de su hijo, y atacó verbalmente a los compañeros".
Entre incidentes, tensiones y versiones encontradas, el conflicto entre la ORCAO y los municipios autónomos de la región continúa sin arreglo. Antes bien pareciera complicarse.
"Desde las cuatro de la tarde hasta la una de la mañana están ahí, en la carretera, frente al plantón, los policías rurales de Cuxuljá. Tratan de acercarse para vigilar y ver a quién agarran. El pretexto de los policías es buscar borrachos", dijo uno de los voceros autónomos, para reconocer enseguida: "El compañero que tienen detenido sí venía un poco tomado en Año Nuevo, y los compañeros lo mandaron de regreso a su casa (en otra comunidad distante). En cuanto cruzó la carretera, los policías de Cuxuljá lo apresaron y desde hace 15 días no lo sueltan.
"Nosotros, los zapatistas, estamos contra la borrachera. Castigamos a los que toman. Ese compañero lo iban a castigar en su comunidad. Pero estos policías lo agarraron de pretexto. Le están cobrando una multa excesiva y nos quieren obligar a ir por él y que parezca así que hay arreglo entre nosotros, cuando es al contrario, ellos quieren que siga el problema."
En tanto, en las escalinatas de la tienda del crucero y en los alrededores, donde hasta hace cerca de un año estuvo un campamento del Ejército federal, se mantienen a la expectativa indígenas procedentes de los municipios en rebeldía Primero de Enero, 17 de Noviembre, Vicente Guerrero, Miguel Hidalgo, Lucio Cabañas, Olga Isabel y Ernesto Che Guevara, que vienen de sus comunidades para hacer guardias rotatorias.
La tienda colectiva Nuevo amanecer del arcoiris sigue bajo amenaza. Un monigote de trapo y paja, con sombrero de palma y cabeza, hecho con una bolsa de plástico llena de semillas, está colgado junto a la tienda. Es un "ahorcado" que pusieron los de la ORCAO a manera de mensaje intimidatorio.
Y ahí está el pelele, nadie lo quita.
Símbolos encontrados
En una casa de la comunidad Moisés Gandhi hay una rudimentaria cancha de basquetbol, en la plancha de secar frijoles. Tan rudimentario es el tablero, que no tiene aro. O mejor dicho, un niño encaramado hasta arriba hace las veces de canasta. Dos equipos de menores juegan con una pelota nada reglamentaria, y tiran al tablero. Si el niño-canasta cacha la bola, es anotación. Así de simple.
El nombre de esta comunidad ha alimentado asociaciones inesperadas para las organizaciones de la sociedad civil, tanto nacionales como internacionales, que han participado en el campamento civil por la paz en años recientes. La combinación de Moisés y de Gandhi se materializa en el mural pintado en la fachada del templo católico, de madera, a la entrada de la comunidad.
Ambos personajes alzan sus respectivos cayados, dando la espalda a un embravecido Mar Rojo, y los separan las aguas para que pase el pueblo. Sus sombras, en el mural, se proyectan en direcciones opuestas, pues los ilumina una estrella roja que brilla entre ellos. Y hasta arriba, la campana de bronce. Eso es todo.
Las asociaciones entre estos dos nombres han impregnado de un espíritu pacifista, "gandhiano", a los visitantes solidarios y campamentistas que acuden a esta comunidad zapatista. Este no es un mural pintado por los indígenas de la comunidad. Tampoco el que aparece al costado del mismo templo, donde las efigies de Zapata y el Che van acompañadas de una mujer con el rostro cubierto con paliacate y de un arcoris.
Los murales propios, en otras partes de la comunidad, en la escuela, el auditorio y el albergue, ilustran de modo más directo y colorido la lucha de estos pueblos. Escenas de la guerra de Año Nuevo, de la militarización, de la vida cotidiana, el cultivo del maíz y los esfuerzos autonómicos de salud y educación. Al igual que el vasto mural destruido en la tienda de Cuxuljá, a un kilómetro de aquí, los murales realizados por los indígenas son un autorretrato colectivo en clave naif, recorrido por palabras y citas del discurso zapatista.