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Festejos y alivio en Colombia
El acercamiento entre gobierno y FARC se celebró como triunfo deportivo en San Vicente
AFP
San Vicente, Colombia, 15 de enero. Las celebraciones en San Vicente del Caguán este lunes fueron semejantes a las de los grandes triunfos deportivos. Y no era para menos: el gobierno colombiano y las FARC habían logrado poner a salvo el plan de paz, diluyendo así la amenaza de una guerra sin cuartel.
Los pobladores, que seguían atentos el desarrollo de la crisis, estallaron la noche del lunes en júbilo tras conocer el acuerdo, lanzándose a las calles a celebrar en medio de vivas y abrazos, como si se tratara de los festejos navideños o de un triunfo del equipo nacional de futbol.
"Fue como si la selección hubiera vuelto a golear 5-0 a los argentinos", dijo Diego González, joven de 20 años, al comentar las celebraciones y en alusión al partido premundialista que el equipo cafetero ganó en Buenos Aires por ese marcador a los albicelestes en septiembre de 1993.
Algunos de los lugareños se congregaron en el parque Los Fundadores, en el centro de San Vicente (700 kilómetros al sur de Bogotá), mientras que otros brindaron en las calles al ritmo de vallenatos (música típica del Caribe colombiano) y rancheras mexicanas.
También sonaron las campanas de la catedral y una habitante evocó la memoria de La voz soñada, un pregonero que durante cerca de 40 años informó a los sanvicentunos sobre los pormenores del acontecer nacional y que falleció hace cerca de un año.
"Creo que hubiera estado muy feliz de contarnos que el proceso de paz continuaba", comentó la mujer.
Las celebraciones por la reanudación del diálogo se sintieron de manera especial en el caserío Los Pozos, de San Vicente, sede permanente de las negociaciones, donde cerca de 500 campesinos se hicieron presentes para exigir la continuidad del proceso.
Portando el pabellón nacional y banderas blancas, los manifestantes lanzaron vivas al enviado especial de la ONU para Colombia, James Lemoyne, a los embajadores de los diez países facilitadores del plan de paz y al presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, monseñor Alberto Giraldo, los artífices del acuerdo.
Diplomáticos y jefes guerrilleros también celebraron su logro con un brindis, en medio de expresiones de satisfacción y luego de tres días de gestiones.
A ellos se sumaron luego el consejero de paz del gobierno, Camilo Gómez, y el negociador oficial Juan Gabriel Uribe, quienes se reunieron después a solas con Lemoyne y los jefes rebeldes Joaquín Gómez y Raúl Reyes.
Gómez y Reyes abandonaron la villa Nueva Colombia, donde transcurrieron las deliberaciones, momentos antes de una alocución radiotelevisada del presidente Andrés Pastrana, quien anunció que el "proceso de paz continúa".
Previamente, los diplomáticos habían observado por la televisión, muy cerca de los líderes guerrilleros, los detalles del ataque que las FARC lanzaron la noche del domingo contra la localidad de San José de Albán (suroeste), que dejó nueve policías y un civil muertos, así como grandes daños materiales.
Los delegados permanecieron serios, pero evitaron hacer cualquier comentario. Entretanto, la calma retornó este martes a San Vicente del Caguán, el eje de la zona de despeje del sur del país, de 42 mil kilómetros cuadrados, cuyos habitantes habían expresado su temor de que una ruptura de las negociaciones pudiera revivir la guerra sucia que dejaba un promedio de ocho personas muertas cada semana.
"Por fortuna se resolvió esto, al menos por ahora. Lo cierto es que los más beneficiados con todo esto somos nosotros, porque los que pedían el fin del proceso son los que ven la guerra a través de sus televisores", dijo una mujer.