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Ť Una estación en Amorgós, poemario del escritor traducido al griego
Con metáforas, ritmos e imágenes, Gutiérrez Vega recrea sus afectos por la Grecia moderna
Ť Sus versos mezclan ''la luz griega y el sol mexicano'', explica la traductora del libro
ANASELLA ACOSTA
El paisaje físico y humano de la Grecia moderna enamoró al poeta en 1967. Luego de casi ocho años de mantener estrecha relación con la vida cultural del país de los grandes filósofos, de manera inevitable los mares, las islas, las ruinas y los amigos devinieron creación poética.
Ahora, Hugo Gutiérrez Vega devuelve en metáforas, ritmo e imágenes parte de la riqueza del pueblo que lo inspiró. Una estación en Amorgós es el título de la reciente traducción al griego de 22 poemas del autor realizada por Stavroula Kalamvrezou. En esta selección, el poeta jalisciense recrea los paisajes de Grecia registrados en su memoria mientras fue embajador de México en ese país.
La iniciativa y publicación final de esta traducción fue de la editorial griega Bobostis, que ya en 1997 tradujo una antología del director del suplemento cultural La Jornada Semanal. Para este proyecto se solicitó el apoyo del gobierno mexicano por medio de la embajada en aquel país, pero ''fue negado drásticamente''. Explica el escritor: ''Ignoro las razones. Tal vez un recorte económico, o tal vez no le pareció a la Secretaría (de Relaciones Exteriores) tener especialistas en poesía griega moderna, o no le pareció bien el trabajo, o tal vez no les caigo muy bien. Me inclino por la última''.
El poeta, quien de 1963 a 1995 trabajó en el Servicio Exterior Mexicano, expresa que la influencia de los poetas griegos fue determinante en sus poemas. En aquéllos encontró ''una originalidad absoluta. Son muy europeos y al mismo tiempo no lo son. Grecia está a la mitad del camino entre Medio Oriente y Europa, y eso es una maravilla. Todas estas mezclas, todos estos mestizajes, estas impurezas lingüísticas son las que logran que Grecia sea un país de gran originalidad y de enorme interés para todos los que nos dedicamos a la literatura''.
En voz de la traductora estos poemas ''tienen la sencillez e inmediatez del paisaje griego y conservan la ternura y la humedad de una mirada joven''.
El paisaje del hombre
Kalamvrezou descubre en los versos de Gutiérrez Vega la mezcla de ''luz griega y sol mexicano, así como la definición de signficados que determinan el paisaje del hombre'', y ello -comenta- es bien recibido por los lectores griegos.
Premio Nacional de Poesía en 1975, el escritor mexicano menciona la influencia de poetas griegos como Constantine Cavafis, Odysseus Elytis y Yorgos Seferis y de poetas con los que además tuvo amistad como Yannis Ritsos, de quien recuerda la cercanía con Pablo Neruda y Rafael Alberti, así como la poesía de Nikos Gatsos, traductor de García Lorca al griego.
Relata que durante su estancia en Grecia trabó amistad con campesinos, trotskistas, comunistas, jóvenes de izquierda -algunos tan severos y tan rígidos como muchos jóvenes mexicanos- y, por supuesto, escritores y teatreros.
''Hice teatro en Grecia, como actor, con una adaptación de El general en su laberinto, de Gabriel García Márquez, en la que hice el papel de Bolívar, digamos un Bolívar sobrealimentado, pero lo hice en lengua griega moderna, y la gente estaba muy interesada en que el embajador de México anduviera en esos brincoteos teatrales'', recuerda el fundador del Grupo de Teatro Latinoamericano de Roma.
Menciona que la mitad de su poesía inevitablemente registra la influencia de la cultura de otros países como Brasil, España, Irán, Gran Bretaña, Italia, la ex Unión Soviética y Estados Unidos. Aclara, sin embargo, que el signo subistente es el de México.
En uno de sus poemas traducidos al griego y con un canto que emociona, el poeta errante se despide de Grecia y pide a su compañera que prepare las cosas para partir; se duele: detrás están los días pasados en una isla, los amigos, algunos restos de nubes y este pequeño amor apoyado en el árbol de la esperanza.