06an3cul
John Berger
''Hablaría de mi amor suavemente'' /y III
Sábado
Quizá esta vez tampoco te estoy viendo. Y sin embargo
juraría que sí. Estás sentado, al otro lado de mi
mesa en la veranda. ¿Has notado alguna vez que la forma de una cabeza
sugiere en ocasiones el modo de pensamiento que habitualmente fluye dentro
de ella?
Hay testas que inexorables indican la velocidad de los
cálculos. Otras revelan la resuelta prosecución de viejas
ideas.
En los días que corren, muchas delatan la incomprensión
de una pérdida continua. Tu cabeza, su tamaño y tus intensos
ojos azules, me sugieren la coexistencia de muchos mundos con diferentes
cielos, uno dentro del otro; no intimidan, están en calma, pero
se hallan habituados a la sobrepoblación.
Quiero preguntarte acerca del periodo que vivimos ahora.
Mucho de lo que creíste que sucedía en la
historia, o creíste que debía ocurrir, resultó ilusorio.
El socialismo, como tú lo imaginaste, no se construye
en lugar alguno.
El capitalismo corporativo avanza sin obstáculo
?aunque se le confronte más y más y las Torres Gemelas hayan
estallado?. El mundo, sobrepoblado, se hace más pobre año
con año. Dónde está el cielo azul que alguna vez miraste
con Dino.
Sí, aquellos anhelos, respondes, están hechos
jirones, y sin embargo, ¿qué es lo que altera este hecho?
La justicia sigue siendo plegaria de una sola palabra,
como lo canta Ziggy Marley en tu tiempo, ahora.
La historia toda estriba de anhelos que se mantienen,
se pierden, se renuevan. Y con las nuevas esperanzas llegan nuevas teorías.
Pero para los sobrepoblados, para aquellos que tienen
muy poco, o nada, excepto algunas veces el arrojo y el amor, la esperanza
funciona de manera distinta. Es entonces algo qué morder, algo qué
poner entre los dientes.
No olvides esto. Sé realista. Con la esperanza
entre los dientes, llega la fuerza para seguir aun cuando la fatiga nos
acose, llega la fuerza, cuando es necesaria, para elegir no gritar en el
momento equivocado, llega la fuerza, sobre todo, para no aullar.
Una persona, con la esperanza entre los dientes, es un
hermano o hermana que exige respeto.
Aquellos sin esperanza en el mundo material están
condenados a estar solos. Lo más que pueden ofrecerle a otros es
lástima.
Entonces, cuando se trata de sobrevivir las noches e imaginar
los días venideros, poco importa si la esperanza entre los dientes
es fresca o está hecha jirones. ¿Tienes café?
Voy a hacer un poco.
Abandono la veranda.
Cuando regreso de la cocina con dos tazas ?y el café
es turco? te has ido. Sobre la mesa, muy próximo a donde está
pegada la cinta adhesiva, hay un libro, abierto en un poema que escribiste
en 1962.
"Si fuera un platanar --descansaría
bajo su sombra
si fuera un libro
Leería, sin aburrirme, en una noche
en vela
lápiz no querría ser, aun entre mis dedos
si fuera una puerta
Abriría para el bien y cerraría para
lo inicuo
si fuera una ventana, una ventana abierta de par en par,
sin cortinas
Traería la ciudad a mi cuarto
si fuera una palabra
Invocaría lo bello, lo justo, lo verdadero
si fuera una palabra
Hablaría de mi amor suavemente."
Traducción del texto de John Berger
y versión de los poemas de
Nazim Hikmet: Ramón Vera Herrera