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MEXICO, S A
Carlos Fernández-Vega
COMO SI FUERA UNA novedad y no un recurrente truco sexenal para ocultar errores administrativo-financieros y justificar tentaciones privatizadoras, en el Instituto Mexicano del Seguro Social, una vez más, cunde el pánico.
SU DIRECTOR GENERAL, Santiago Levy, puso el grito en el cielo porque los pasivos laborales del IMSS son casi diez veces mayores que sus reservas: 291 mil 774 millones de pesos -casi tres veces menos que los pasivos del IPAB-, contra 28 mil 272 millones. Esta situación, a juicio del ex subsecretario de Ingresos de Ernesto Zedillo pone al Instituto en riesgo de no cumplir sus obligaciones como patrón y como prestador de servicios, a menos que haga frente al descalabro mediante deuda pública.
RESULTA INNEGABLE QUE la condición financiera de esa institución de seguridad social no ha sido, históricamente, la deseable ni la más pulcra, y a lo largo de su existencia ha registrado diversos saqueos que han mermado su salud económica. Innegable, también, que los dineros que por ley y de manera tripartita canalizan trabajadores, patrones y gobierno federal no siempre han ido a parar a la actividad originalmente establecida, sin considerar que en no pocas ocasiones ni siquiera son abonados a las arcas del Instituto.
MAS ALLA DE LA realidad económico-financiera que vive el organismo que dirige, a Levy ahora le toca hacer su lucha para "convencer" a tirios y troyanos sobre las "bondades" que traería un drástico cambio en el régimen legal del Instituto, en las relaciones obrero patronales hacia el interior del propio IMSS y en el monto de las cuotas tripartitas que alimentan las finanzas del Instituto. Es el mismo coro que se escucha desde varios sexenios atrás.
SOLO PARA CONTEXTUALIZAR este tipo de "denuncias" sobre la precariedad financiera de uno u otro organismo público, vale recordar la advertencia hecha, hace alrededor de un año e igual a las que en su tiempo presentaron otros funcionarios en similar posición, por el actual director general de Nacional Financiera, Mario Laborín, en el sentido de que las arcas de la dependencia habían sido vaciadas en diez distintos momentos a lo largo de la pasada década. En esa ocasión, como en muchas otras, el ex directivo de Bancomer aseguró que las investigaciones llegarían "hasta las últimas consecuencias", toparan donde toparan.
DOCE MESES DESPUÉS, Nafin, como el resto de la banca de desarrollo, no ha superado su precaria situación financiera, los fraudes en su contra siguen apareciendo, ningún responsable ha pisado la cárcel y nadie a ciencia cierta sabe dónde quedaron las investigaciones y en qué o con quién toparon las querellas si es que algún día iniciaron.
COMO EN EL CASO DE Nafin y muchos otros organismos del gobierno federal, en el IMSS recurrentemente se hace pública la queja, pero al final de cuentas nadie ofrece respuestas. ƑQuién o quiénes se han dedicado a desangrar las arcas de las instituciones públicas? ƑDónde están los peces gordos presumidos en la retórica oficial -la tricolor y la del cambio- que promete justicia y transparencia? Nadie sabe, nadie supo.
A JUICIO DE SANTIAGO Levy la delicada situación financiera que reporta el organismo a su cargo se deriva de un desproporcionado incremento de la burocracia interna y de un "gravoso" contrato colectivo de trabajo, que entre otras virtudes "no fija edad mínima de retiro y permite que los empleados se retiren a una edad temprana y sean jubilados más tiempo del que fueron trabajadores en activo". Además, "en los próximos diez años se jubilarán más empleados del IMSS que en toda la historia de la institución". Actualmente hay 360 mil empleados, que concentran un pasivo laboral que equivale a 4.6 por ciento del PIB, alrededor de tres tantos por abajo de los pasivos del IPAB.
SIN DUDA, LO ANTERIOR tiene su peso. Sin embargo, el funcionario parece obviar que fuera de contrato y con un peso específico en las arcas de la institución se encuentran los escalofriantes -para el erario nacional- incrementos en los sueldos de los funcionarios de primer nivel que generosamente prestan sus servicios al IMSS. El más reciente de ellos, si no falla la memoria, fue un módico 64 por ciento, porque en este país de tope salarial dichas percepciones estaban "rezagadas".
EL DIRECTOR DEL IMSS ve a la revisión del contrato colectivo de trabajo y al aumento de las cuotas obrero-patronales como alternativas posibles, aunque no exclusivas, para salir del conflicto financiero del organismo, sin recurrir a la privatización. Sin embargo, "en tres o cuatro años se determinará si estas medidas administrativas son suficientes o no... No hay que pensar en privatizarlo, sino en fortalecerlo".
LAS EVENTUALES RUTAS de salida trazadas por Santiago Levy, en la enésima crisis financiera del IMSS, no distan mucho de las planteadas durante el fastuoso salinato. En agosto de 1993, las autoridades del Instituto pretendían aligerar el problema económico mediante el recorte de personal, salarios y prestaciones, entre otras, argumentando que "el problema financiero se torna crónico por la fuerte carga económica que significa el gasto destinado al pago de servicios de personal... A lo largo de 50 años de manera simultánea a los incrementos salariales se aumentaron notoriamente las prestaciones pactadas..."
ESTE REGISTRO PROVIENE de un detallado análisis que sobre el problema financiero del Instituto publicaron en La Jornada Teresa y Héctor García Nieto y Miguel Orozco Orozco (El IMSS y sus privilegios salariales, 1993) quienes, entre otros muchos señalamientos, anotan que mediante ese tipo de afirmaciones, "... se pretende hacer creer a la opinión pública que la actual crisis financiera de esta institución tiene su causa fundamental en los privilegiados salarios y prestaciones que gozan sus trabajadores, quienes además trabajan poco y de manera irresponsable. Estos argumentos y las condiciones actuales del IMSS son similares a los que se presentaron en muchos de los casos de empresas de reciente privatización. Primero fue el retiro o disminución de las aportaciones financieras del Estado, a lo que le siguió la asfixia financiera; luego las campañas de desprestigio contra el personal laboral, con afirmaciones en el sentido de que los altos salarios de los trabajadores, sus prestaciones y poca responsabilidad, eran las causas fundamentales de los problemas por los que pasaban las empresas, problemas muchas veces generados deliberadamente por las propias direcciones, administraciones y gobierno. Así ocurrió con Telmex, Aeroméxico, Dina, Siderúrgica Lázaro Cárdenas, Fundidora Monterrey, etcétera. En el caso que nos ocupa, Ƒson, verdaderamente, los altos salarios y prestaciones la causa de la crisis financiera del IMSS?"
Las rebanadas del pastel:
QUÉ ALIVIO: El FMI ya llegó a Buenos Aires.
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