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Ť Murió el domingo pero esparcirán
sus cenizas en el volcán
El Tlaxquiche llegará al récord
de los 400 ascensos al Popocatépetl
RENE RAMON ALVARADO Y JAVIER SALINAS CESAREO CORRESPONSALES
Amecameca, Mex., 16 de enero. El Tlaxquiche
(bestia de las nieves), como se le conocía a Esteban Luis Soriano
Escobar, uno de los mejores alpinistas de México, cumplirá
su sueño de llegar al récord de los 400 ascensos al volcán
Popocatépetl. No terminó la hazaña en vida pues murió
el pasado domingo, a los 67 años de edad.
Sin embargo, sus familiares llevarán sus cenizas
hasta el coloso que escaló en 399 ocasiones, desafío que
ningún otro mexicano ha logrado.
En su vivienda de Amecameca, como prueba de sus logros
están las fotografías y trofeos que obtuvo gracias al rescate
de cientos de personas que en los últimos 30 años fueron
objeto de la furia de Don Goyo.
El Tlaxquiche nunca tuvo miedo al volcán
pese al reinicio de la actividad en 1994. Siempre sirvió de consejero
para los miembros de rescate alpino. "El Popo hará erupción
pero será a largo plazo, no en los próximos años".
Hace 20 días ascendió para esparcir entre la nieve las cenizas
de la hija de uno de sus mejores amigos.
Ivón e Ignacio Soriano Pérez, hijos del
desaparecido alpinista, narran que su padre era el único hombre
que en playera y short podía llegar a la cima y así lo testifica
cada una de las fotografías que como recuerdo de sus hazañas
conserva la familia.
En su archivo personal Esteban Luis dejó el legado
de cada uno de los rescates que llevó a cabo en el Popocatépetl
y el Iztaccíhuatl. Decenas de recortes de periódico hablan
de las vidas que salvó y de los cuerpos que bajó de lo alto
de las montañas, principalmente de extranjeros que, fascinados por
la naturaleza de la región, perdieron la vida.
Fue un apasionado del salvamento; Doña Olivia Pérez
Gaytán, viuda del Tlaxquiche, recuerda que su mayor satisfacción
fue haber participado en el rescate de las víctimas del sismo que
en 1985 sacudió a la ciudad de México. Ahí rescató
a una recién nacida del hospital Juárez. Quince años
después recibió el agradecimiento de la jovencita que gracias
a él y a su equipo de rescatistas hoy vive para contarlo.
Se fue como quería
Hace apenas una semana la bestia de las nieves
encabezó una expedición de alpinistas españoles, quienes
intentaban llegar al paraje del alcalican.
Cuando emprendían el descenso se le alteró
la presión y su hija Ivón llegó a las faldas de la
Mujer Dormida para trasladarlo a un hospital. Sólo sobrevivió
cuatro días y la tarde del domingo 13 falleció en la Cruz
Roja de Polanco.
"Mi padre dijo que quería morir en la montaña
y ciertamente lo logró porque fue en el Iztaccíhuatl donde
se inició lo que sería su muerte", dice su hijo Ignacio.
Este sábado será objeto de un homenaje por
parte de la Cruz Roja en el estado de México.