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Ť Caracteriza al sicópata Don Logan en
el film Sexy beast (Bestia salvaje)
Los extraordinarios son los personajes; no los actores,
señala Ben Kingsley
Ť La gente quiere verme representar sólo
papeles de tipos buenos, afirma el británico
Ť Se siente orgulloso de decir exactamente lo que
está escrito en el guión cinematográfico
MARIANNE RUUTH/II Y ULTIMA ESPECIAL
Hollywood,
California. Algunos podrían pellizcarse a sí mismos luego
de ver la película Sexy beast (Bestia salvaje), la
más reciente producción en la que actúa el polifacético
inglés Ben Kingsley, quien recientemente ha sido premiado a nivel
europeo por esta cinta y nombrado Caballero del Imperio Británico
por la Reina Isabel II en la convocatoria 2002 de estos honores.
¿Es este hombre de aspecto de criminal, con tatuajes
a lo largo de sus brazos y maldad exalada por cada poro del cuerpo, el
mismo que interpretó a Gandhi?
"La gente realmente quiere verme representar sólo
papeles de tipos buenos", dice el actor con su mirada expresiva y profunda.
Y, ¿podría este nuevo filme ser exhibido
en la India, donde Kingsley es ya un icono por la película sobre
el profeta, que le hizo ganar un Oscar? Seguramente algunas personas a
quienes impresionó Gandhi y siempre identifican al actor
con el papel, han dicho que nunca querrían verlo desempeñando
un rol de tipo malo.
"Me pregunto si esto significa que sólo puedo representar
a Hamlet y Timón de Atenas, pero no a Ricardo III o Macbeth." El
hecho es que él, un actor muy serio, siempre ha buscado la diversidad
en sus papeles, y ha representado tanto a santos como a pecadores, desde
Gandhi o un miembro de una banda criminal, como el de Meyer Lanski en Bugsy,
hasta el dulce contador judío Stern, en La lista de Schindler.
Por mencionar algo, la misma semana que Bestia salvaje se proyectaba
en Estados Unidos se estrenaba la cinta de Ana Frank, donde él interpreta
al padre de ella.
Comenta Kingsley: ''Otto Frank fue el padre más
grande que he tenido la oportunidad de interpretar. Este personaje tuvo
esa extraordinaria integridad, gracia y dignidad. Es y ha sido uno de los
papeles que más he amado. No obstante, mi papel en Bestia salvaje
fue uno de los que tenía unas enormes ganas de hacer. Armé
mi personaje de Don Logan con pedacitos y recuerdos que estaban en mí
y con cosas que he notado en otras personas. He creado mi propia medida,
mi propio ritmo para representar a este personaje como lo que es: un perro
terrier, que una vez que pone los colmillos en algo no descansará
hasta darle fin. Es muy rápido, muy peligroso, pero también
está condenado a nunca ser feliz. Lo más cercano que necesita
este hombre para sentirse vivo es crear un caos a su alrededor".
"Tener la oportunidad de interpretar dos papeles tan diferentes
?dice sir Ben? a tus anchas, es algo muy significativo para cualquier
actor; es decir que a nosotros se nos debe permitir morar cada aspecto
único o singular de la condición humana, en tanto seamos
o al menos digamos llamarnos actores, directores, guionistas, cineastas,
o cualquier genérico con el que se quiera referirnos".
Kingsley agrega: ''El regocijo de esto es continuar lo
suficientemente libre y mantener nuestro arte bien alerta como para ir
desde un sicópata como Don Logan hasta el patriarcal e inteligente
Otto Frank. Pero quiero confesar que estuve atemorizado de tener los dos
papeles casi a la vez en tiempo y espacio".
Ben cree que como humanos todos compartimos todas las
cosas, todos los aspectos de la humanidad. Por su buena educación,
Kingsley ha estudiado a Carl Jung y está de acuerdo con sus conceptos
sobre el inconsiente y la memoria colectivos. En otras palabras, que todos
estamos conectados, o sea que tenemos nuestro lado bueno y nuestro lado
malo, que dentro de nosotros están el santo y el monstruo.
El inglés tiene palabras duras para los actores
que siempre están cambiando el diálogo, para hacerlo más
fácil según ellos, por lo que se siente orgulloso de decir
siempre exactamente lo que está escrito en el guión, pero
imprimiendo a las palabras la vida y la verdad.
"Los actores son gente muy ordinaria. Son los personajes
los que son extraordinarios", afirma con una sonrisa. "Si intentáramos
jalar a los personajes a nuestra ordinariedad y a nuestro propio lenguaje,
no tendríamos esa calidad explosiva, muy necesaria para la pantalla.
Yo no interfiero con lo que está escrito. Mi trabajo es darle vida
a un personaje".
Traducción: Juan José Olivares