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ƑLA FIESTA EN PAZ?
Más sobre taurinos tontos
Leonardo Páez
"Y SE SIGUEN llevando el oro", gritó el domingo desde el tendido una voz indignada, cuando Enrique Ponce, a cambio de modestos cien mil dólares libres de polvo y paja, hacía como que se jugaba la vida frente a uno de los mansurrones -y manipulados de sus astas- toros de Bernaldo de Quirós, lidiados en el cartel más tonto en la historia de la Plaza México.
EL GRITO TIENE razón pero sólo en parte, ya que, al igual que hace 481 años, los otros responsables de ese saqueo son los propios habitantes de cada país saqueable, ya por las peculiares visiones e imprevisiones del monarca en turno, ya por los complejos de inferioridad de los que alegre y periódicamente permiten ser saqueados, ya por el sometimiento indigno de los entreguistas de cada época y, en última instancia, por la mayor o menor habilidad de los saqueadores para aprovechar tan maravillosas oportunidades.
Y COMO LA FIESTA de toros es fiel reflejo de la realidad sociocultural, política y económica en la que está inmersa, el saqueo propiciado por los recientes gobiernos revolucionarios, así como el del cambio, se reproduce a pequeña escala en los torpes criterios de importación de los adinerados metidos hoy a promotores del espectáculo.
Añejo afán
ƑPOR QUE ESTE añejo afán de importar toreros atractivos para el gran público en vez de propiciar, en serio, su surgimiento en el país, como se hizo en épocas menos enrarecidas? A saber. El caso es que, por lo menos en lo taurino, el "se siguen llevando el oro" es responsabilidad de las postraciones irreflexivas del nuevorriquismo taurino de México que dice promover tan incomprendido y manoseado espectáculo.
TAURINOS VERDADERAMENTE TONTOS, porque no se puede creer que exista una empresa cuya dependencia de los productos extranjeros la obligue a poner 200 mil dólares por tarde en manos de dos figuras de la torería española -lo sensato es que anunciara sólo una por corrida- y éstas casi logren llenar la plaza, pagando elevados precios de reventa buena parte del público, que a su vez se conforma con ver un desfile de mansos además burdamente despuntados, sin que ninguna autoridad del cambio exija la corroboración de la edad e integridad de las reses jugadas, y por último ese público aplauda como foca las hazañas realizadas por figurines españoles que vienen de torear en su país cien o más corridas por temporada.
Colmo de la
enajenación colectiva
Y EN EL COLMO de la enajenación colectiva, ni el juez Ricardo Balderas ni su asesor Gilberto Ruiz Torres, ni el inspector autoridad Eduardo Delgado, ni nadie de los más de 40 mil ateridos asistentes impuso o demandó una multa ejemplar al inepto subalterno que estrelló contra el burladero al precioso Cominito, provocando que se partiera el pitón desde la cepa, dejándolo inutilizado para la lidia. "Se estrelló", "se rompió el pitón" y sandeces parecidas pondrían al día siguiente los críticos especializados en llevar la fiesta en paz en la capital del país de los alegres saqueables. Y para colmo, la dependiente empresa de la Plaza México deja sin corrida al público este domingo, ya que una figura española no quiso venir.