Iván Restrepo
"Argumentos" para privatizar el servicio eléctrico
Pocas medidas han recibido tanto rechazo como la reciente del gobierno de aumentar las tarifas eléctricas. A los traspiés iniciales del secretario de Hacienda al anunciar el aumento y no saber (tampoco hasta ahora) los montos que la ciudadanía deberá pagar, se sumó la falta de coordinación entre el grupo que toma las decisiones económicas. Por ejemplo, el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, supo por la prensa de la medida y de inmediato alertó que hay riesgo de una espiral inflacionaria, asunto que a toda costa tratan de impedir quienes creen ciegamente en el modelo neoliberal.
Las explicaciones y aclaraciones posteriores han sido tan variadas que la gente necesitará mucha luz para entenderlas y muchos kilovatios para digerirlas. Por principio, los funcionarios aseguran que no se trata de un aumento, sino de disminuir el elevado subsidio que se da al servicio y que evita su mejoramiento. Luego, que las nuevas tarifas no afectarán a siete de cada diez usuarios, los más pobres, siempre y cuando su consumo energético no pase de cierto nivel. Así, el impacto mayor recaerá en las clases media y alta, urgidas de aprender a hacer uso racional de la energía que reciben a través de la Comisión Federal de Electricidad y de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.
Abundando en este enfoque, cortar el subsidio a los que más tienen es ir en busca de la racionalidad, según el senador del PRD, Demetrio Sodi, pues dicho subsidio favorece a los que menos lo necesitan y pueden pagar lo justo por la energía. Es una forma de detener la descapitalización de las dos empresas mencionadas. Esa disminución, dijo el senador, fue una de las propuestas de su partido en las discusiones sobre la reciente ley de ingresos, cosa que niega tan rotundamente como puede su dirigencia y su líder en la Cámara de Diputados, mismos que ayer se ufanaban de ser la mamá de los aumentos impositivos aprobados por el Congreso de la Unión.
Sí, que quienes ganan muchísimo y gastan energía eléctrica en exceso eroguen lo justo por hacerlo, que el subsidio favorezca a los más necesitados. Pero Ƒpor qué antes las autoridades no obligan a pagar a los millones que hoy reciben gratis dicho servicio a través de instalaciones "clandestinas" que están a la vista de todos? No sólo se trata de las decenas de miles dedicados al comercio informal, sino también de diversos negocios y unidades habitacionales que alteran los medidores. ƑPor qué no modernizan y hacen eficientes las estructuras administrativas y los sistemas de operación de las empresas de energía y las limpian de corrupción a fin de reducir costos? ƑPor qué el usuario tiene que pagar por la mala administración? ƑPor qué no termina el gobierno con las canonjías y la relación perversa que desde tiempo atrás mantiene con el grupo sindical que detenta la representación de los trabajadores y que se expresa muy bien en la figura del irrepetible Leonardo Rodríguez Alcaine?
La respuesta de los funcionarios a las críticas que surgen por el aumento de tarifas, disfrazado de disminución de un subsidio que le cuesta a la sociedad miles de millones de pesos, parece centrado en filtrar información que muestra algunas aristas del problema: que el costo del servicio resulta en México más alto que en Estados Unidos y Canadá, donde instituciones privadas proporcionan la electricidad. En esa lógica debe venderse a particulares la Comisión Federal de Electricidad y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, porque son empresas públicas ineficientes y en poder de la iniciativa privada se acaban las canonjías sindicales, la mala administración, la ineficiencia técnica, los subsidios indeseados, las tarifas altas. ƑUn paraíso marca Enron?
Finalmente, ni una mención hacen los funcionarios a los efectos del aumento de tarifas en el precio de los bienes y servicios que produce la industria, el comercio y la agricultura y que demanda la población. Tampoco de que en época de recesión es un error elevar impuestos. Ni una referencia a hacer eficientes las citadas empresas y respaldarlas financiera y técnicamente para que funcionen bien. Hoy 92 por ciento de su presupuesto se va al pago de la nómina y a mantenimiento. Ni de chiste prometen que ya no contaminarán el medio. Lo importante es vender la idea de la necesidad de privatizar las empresas eléctricas, no de mejorarlas desde el poder público y en beneficio de todos.