Ť Subasta de permisos para cazar y falsificación
de documentos, entre las irregularidades
Investigan PGR y Profepa violaciones a la Ley de Vida
Silvestre durante el gobierno de Zedillo
ANGELICA ENCISO L.
La Procuraduría Federal de Protección al
Ambiente (Profepa) presentó una denuncia ante la Secretaría
de la Contraloría y Desarrollo Administrativo (Secodam) y la Procuraduría
General de la República (PGR) por las irregularidades que encontró
en el otorgamiento de permisos para la extracción de aves en Oaxaca.
Uno de los presuntos implicados es Felipe Ramírez Ruiz de Velasco,
quien fue director general de Vida Silvestre del Instituto Nacional de
Ecología en la administración anterior.
Las anomalías que en esta área se presentaron
durante el sexenio pasado no se limitan a esto. Entre las violaciones a
la ley están: subasta de permisos de caza del borrego cimarrón
y mal funcionamiento en gran parte de las Unidades para la Conservación
y Aprovechamiento Sustentable de la Vida Silvestre (Umas), las cuales se
constituyeron como eje de la política gubernamental en el rubro.
También en la Ley de Vida Silvestre, que entró en vigor en
2000, en la cual quedaron vacíos que permiten la captura irrestricta
de especies en vías de extinción.
La PGR detectó la entrega de permisos "voluminosos"
para la extracción de aves en Oaxaca, los cuales, presuntamente,
iban a ser comercializados en el estado de México. "Coordinando
las dos delegaciones (de la Profepa) vimos que había irregularidades
y que incluso hubo falsificación de actas en el ejido donde se extraerían
las aves", señala el procurador ambiental, José Campillo
García.
Explica que a partir de esta investigación se presentaron
las denuncias administrativas ante las autoridades correspondientes. En
este caso sólo se está en espera de la resolución
de la Secodam y de la PGR, ya que el proceso va avanzado e incluso ya declararon
los presuntos inculpados.
Vida silvestre en riesgo
"En
el área de Vida Silvestre, responsable de otorgar autorizaciones
de caza y explotación, había graves irregularidades", señala
Juan Carlos Cantú, coordinador de la campaña de biodiversidad
de Green-peace. En las especies bajo protección especial (amenazadas
o en riesgo de extinción) la captura estaba prohibida, pero el gobierno
dio permisos para cazar al oso negro, que ya sólo existe en algunas
zonas de Coahuila y Chihuahua, y al borrego cimarrón, el cual es
altamente cotizado en el extranjero, agrega.
En el caso del borrego cimarrón, en 1998 se entregaron
tres permisos para cazar en Baja California. Uno fue subastado por las
mismas autoridades en el Safari Club Internacional, celebrado en Reno,
Nevada, aun cuando esto estaba prohibido por la Ley de Caza, la cual establecía
que estas autorizaciones no se podían ceder a terceros. Ese permiso
salió con la oferta original de 300 mil dólares, pero quedó
en 129 mil. Esta práctica ya la habían hecho dos años
antes con tres permisos en Phoenix, Arizona.
Por otro lado, en las Umas que se establecieron a partir
de 1997 quedaron integrados los viveros, jardines botánicos, zoológicos,
criaderos y ranchos cinegéticos. La Ley General de Vida Silvestre
?que sustituyó a la de caza? establece que las Umas son predios
o instalaciones registrados con un plan de manejo aprobado, en los cuales
se da seguimiento permanente al estado del hábitat y de poblaciones.
En dichas unidades participan particulares, comuneros
y ejidatarios. Son centros productores de pie de cría, bancos de
germoplasma, se hacen labores de investigación y se reproducen ejemplares.
Todo esto se puede utilizar para cacería deportiva, mascotas, exhibición
?zoológicos? y colecta, indica la Estrategia Nacional para la
Vida Silvestre, editada en 2000. El documento señala que "muchas
de las Umas han sido registradas con la intención exclusiva de desarrollar
conservación, sin la búsqueda de efectuar manejo de especies
con fines de aprovechamiento o uso".
En el país actualmente hay alrededor de cuatro
mil Umas, de las cuales mil 877 se localizan en Sonora, Tamaulipas, Nuevo
León y Coahuila. Funcionan como ranchos cinegéticos, sitios
para la práctica de la cacería. Las especies que más
se explotan son: borrego cimarrón, venado bura, venado cola blanca,
cercetas ?aves?, huilota y pato.
Protección al Ambiente no cumple
Para verificar las unidades ?la mayoría se registró
sin cumplir la ley?, la Profepa diariamente tendría que visitar
10, lo cual no sucede, señala Juan Carlos Cantú. La misma
Procuraduría, en un estudio, indica que las Umas "no han cumplido
con los objetivos de conservación" y hay problemas con las organizaciones
que las manejan, sobre todo con las que se dedican a la cacería.
Cantú agrega que presentar un estudio poblacional
es uno de los requisitos para que se concedan los permisos de explotación,
pero no se hace. "En el norte del país las grandes Umas cumplen
con esta condición, pero las pequeñas que se han establecido
alrededor no, y solicitan los permisos basándose en el estudio de
su vecino mayor", indica.
La Profepa, por su parte, anuncia que continuará
con los operativos en las Umas. Las principales irregularidades que hay
en éstas son las malas condiciones en que tienen a los animales,
no haber presentado los informes a los que están obligadas y no
llenar los registros de altas y bajas. "En general ha habido un descuido
sobre ellas. Habrá regularizaciones, pero también tendremos
que aplicar sanciones y cerrar algunas", señala el procurador ambiental.
Al respecto, el subsecretario de la Secretaría
de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Raúl Arriaga, quien ahora
tiene bajo su responsabilidad Vida Silvestre, afirma que se hicieron revisiones
con imágenes de satélite y coordenadas geográficas,
y se han llegado a encontrar dos Umas registradas en un mismo lugar, lo
cual llevó a la clausura de algunas.
"Cuando nos metimos a detalle vimos que era una sola población
de animales para varias Umas, y entonces cancelamos las que estaban operando
mal y dejamos una. Estamos regularizando la situación, viendo las
especies, cómo las manejan, las actividades que desarrollan, y tratamos
de poner un control claro para el manejo de especies", agrega Arriaga.
Precisa que "desde el año pasado estamos en la revisión del
procedimiento para las autorizaciones. Algunas se detuvieron, otras se
negaron y unas más se cancelaron".
En cuanto a los permisos de caza, agrega, se modificó
el proceso. En las licencias se establecen requisitos, se amplió
el registro de cazadores y en la expedición de los cintillos para
el cobro de la pieza cazada previamente se mandan llenados para que en
la Uma sólo pongan los datos del ejemplar, lo cual antes no ocurría
porque se mandaban en blanco y ponían lo que querían.
Cantú indica que la Ley General de Vida Silvestre,
impulsada por el gobierno anterior, tiene grandes fallas. Se incluyeron
artículos que permiten ceder a terceros las autorizaciones de caza
o de explotación, "lo cual históricamente se ha prestado
a la explotación de las comunidades marginadas, mismas que reciben
beneficios muy inferiores a los generados con la comercialización
de los recursos".
El artículo 92 favorece el aprovechamiento de todas
las especies silvestres de México, sin ninguna limitación,
por lo que están en riesgo los animales bajo protección especial.
En el rubro de aprovechamiento sustentable se abrió el camino para
explotar las especies amenazadas y se dificulta la aplicación de
la misma ley, sostiene.