EL ECO Y LA SOMBRA
Ricardo Yáñez
Décimas de Arreola
HACE TIEMPO QUE, radicado uno en Monterrey, en
Saltillo el otro, Sergio Cordero y Jesús de León vienen,
divertidos, colaborando tanto en aspectos escriturales como editoriales.
Hicieron la hoja La Terquedad, y ahora sacan ¡Agárrense!,
folletito acidón, irrespetuoso, descocado, pero a la vez serio.
Muestra de ello la "primera" del número 6, último del año
pasado, dedicada a Juan José Arreola. Cordero firma la nota que
fragmentariamente reproduzco :
"EN SUS TEXTOS, Arreola invita al lector a sacar
deducciones insólitas de frases tan lacónicas como elegantes:
El
golpe fue tan terrible que para no caer tuve que apoyarme en la historia...
Asustado, palpo mi cuerpo y echo a correr temeroso de disolverme en el
crepúsculo... No olvide usted, señora, la noche en que nuestras
almas lucharon cuerpo a cuerpo... Frases que deben ser dichas con voz
sonora y dicción perfecta, porque son sentenciosas como un oráculo
e intensas como la lírica.
''CON EL TITULO de 'Décimas', Arreola publicó
una serie de diez poemas, mismos que aparecieron en el Papel de poesía,
de Saltillo [...], y constituyen una de las primeras publicaciones de Arreola
y una de sus raras incursiones en el verso, antes de revelarse como un
gran prosista y autor de ficciones... Hemos seleccionado las tres últimas,
poniéndoles un título (Gracias a la muerte) más
acorde a nuestras tristes circunstancias."
Amar reduce y limita
la extensiones del ser,
confina todo placer
a la experiencia fortuita
que sin sabores concita,
y la vida circunscribe
en amor que sólo vive
de su propio sentimiento
y que al decir de tu acento
su misma muerte describe.
Ya estés presente o lejana,
tu imagen diario presente
en el sentido evidente
la llevo clara y cercana.
De la misma ausencia mana
como una secreta ciencia
que me pinta en la conciencia
tus encendidos colores
y en palabras interiores
me devuelve tu presencia.
Gracias por esta ventura
nacida de tu presencia,
y gracias por la dolencia
que tu falta me procura.
Gracias en fin porque dura
sobre mi ser tu substancia,
gracias por esta fragancia
que de tu vida se vierte;
gracias en fin por la muerte
que siento por tu distancia.