El Loco Abreu mantiene su marcha goleadora
y salió ovacionado del estadio Azul
El futbol ofensivo de Cruz Azul se impuso 2-0 al defensivo
del América
Manifestaciones de enojo y burla contra los jugadores
de Aguilas al finalizar el choque
MARLENE SANTOS A.
En el duelo de estrategias ganó la tendencia ofensiva
de José Luis Trejo, técnico del Cruz Azul, sobre la defensiva
de Manuel Lapuente, timonel del América, quien prefirió dejar
en la banca a su goleador Marcelo Lipatín y recibió rotundo
2-0 ayer en el pletórico y colorido estadio Azul, donde la afición
cementera celebró la asunción de su equipo al liderato general.
Sebastián
Abreu, autor del segundo tanto tras el marcado por Cesáreo Victorino,
escuchó el coro imponente y festivo de "¡Loco-Loco!"
que al final le redituó la afición. El delantero uruguayo
marcó su décimo gol del torneo a pesar de haber jugado todo
el tiempo con la marcación de Duilio Davino, Ricardo Rojas y por
momentos hasta de Jesús López Meneses.
En contraste, enojo y burlas cosechó el plantel
amarillo, cuyos integrantes tuvieron que ser resguardados a la hora de
abordar su autobús con la derrota a cuestas.
Las mallas metálicas de protección fueron
insuficientes para aislarlos y decenas de granaderos elevaron sus escudos
para impedir que diversos proyectiles hicieran blanco. Pero nada contuvo
los insultos ("¡inútiles!", "¡buenos para nada... y
tanto que les pagan!"), dirigidos con especial coraje hacia Davino: "¡vedette,
mejor dedícate a la pasarela!".
El entrenador visitante mostró mucho respeto hacia
los anfitriones, ordenó muy bien a su defensa y todavía se
dio tiempo de atacar con descolgadas de Jesús Mendoza y Hugo Castillo,
y con Pável Pardo como hombre polifuncional, defendiendo y atacando.
La Máquina no encontró fisuras para avanzar y al minuto 21,
con cierta desesperación, el técnico Trejo puso a calentar
al argentino Matute Morales, quien ingresó 11 minutos más
tarde.
La acción más cercana al gol del primer
periodo fue obra de Hugo Castillo, quien sorprendió con tiro potente
de media distancia que pasó zumbando el poste izquierdo de la meta
defendida por Oscar Conejo Pérez.
Para el complemento, Lapuente ingresó a Luis Hernández,
pero fue Cruz Azul el encargado de arrancar el festejo en las gradas. Tras
momentos de juego soporífero, Victorino aprovechó que la
zaga amarilla estaba obsesionada con el Loco Abreu, recibió
un servicio de Julio César Pinheiro y tuvo libertad para disparar
desde la media luna, para establecer el 1-0 a los 51 de acción.
Lapuente ingresó al dinámico Marco Reyna,
quien creó peligro en el área cementera, un poco después
a Christian Patiño, sin embargo, Abreu volvió a mostrar su
contundencia cuando a preciso centro del Matute Morales se elevó
en gran salto con sus más de 1.90 metros y conectó sólido
frentazo ante el titubeante Adolfo Ríos, quien había realizado
una mala salida y no se alcanzó a reponer.
Y mientras Victorino mostró debajo de su playera
la imagen de su padre fallecido, el Loco se despojó de la
casaca cementera para enseñar una camiseta de la selección
de su natal Uruguay. Luego de su centro magistral, el Matute abandonó
la cancha para el ingreso del defensivo Pablo Galdames.
En emotivo final, Castillo estrelló un remate en
el larguero, mientras que el Conejo Pérez realizó
dos excelentes atajadas para mantener el cero en su portería. Tras
el pitazo final surgió el grito jubiloso de "¡Loco-Loco!"