Autor de Movimiento falso, novela publicada por Era
La literatura sirve para crear ambigüedades, dice Missana
Soslaya el tema de la dictadura de Pinochet y aborda la convergencia de dos generaciones separadas por 40 años
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
En Movimiento falso, el escritor chileno Sergio Missana en vez de abordar directamente el tema de la dictadura de Augusto Pinochet, hace del desierto un espacio de reflexión y punto de encuentro de dos generaciones separadas por 40 años, un joven y un viejo, con el común denominador de que ambos buscan sin saber qué quieren encontrar.
Después de una época en la que se dijo y se filmó mucho sobre la dictadura, Missana (Chile, 1966) subraya que su novela no entra en el género de ''literatura de transición en el sentido contestatario de querer aludir directamente a la dictadura'', ni dentro de la corriente literaria que desde los años ochenta narra sólo situaciones cotidianas ''sin hacer referencia a la política''.
Cargar con un lastre
Movimiento falso, publicada por Era, ''habla acerca de los residuos de lo que ocurrió, de cómo dejó sedimentos'', y eso vale no sólo para el gobierno militar sino también para un pasado ''más largo y ambiguo que de alguna manera tiene que ver con estas dos generaciones. El hecho de que en ese pasado hay una generación que como víctima o victimario tiene una responsabilidad o algún protagonismo en lo que ocurrió, en la violencia, y también hay otra que no tiene nada que ver. Son dos personajes absolutamente indiferentes a ese pasado, pero que de alguna forma tienen que asumirlo como lastre''.
Pedro, el personaje de 20 años de esta novela ambientada en Pisagua e Iquique, representa a toda esa generación chilena a la que no le interesan ni la política ni la dictadura: ''La realidad chilena tiene ya poco que ver con el régimen militar'', y ejemplifica con una encuesta que se realizó en Chile poco después de la detención de Pinochet en Londres, en 1998, que reveló que a 70 por ciento de los chilenos no les importaba la situación del ex dictador.
La novela no tiene tanto que ver con la dictadura -aunque hay una denuncia implícita cuando refiere la existencia de un campo de concentración en Pisagua, ciudad localizada en el norte chileno-, ''sino con un momento en el cual uno asume la refundación del país, como democracia o república o lo que sea, y eso es algo muy ambiguo''.
Casi un acto de catarsis
A final de cuentas ''el tema de la dictadura se va a hacer viejo, como el de Francisco Franco en España, porque el paso del tiempo termina por cerrar los conflictos y dejan de ser relevantes'', expresa Sergio Missana.
Sin embargo, reconoce que en los últimos años la temática común de la literatura fue el del régimen pinochetista, pero eso es responsabilidad de la izquierda ''que tiende a obsesionarse con un tema, centrarse de manera muy fuerte en las dictaduras y no en el pasado más lejano'', y en definitiva ''la dictadura no me interesa como tema para escribir, me interesa más el pasado antiguo'', como el de la desaparición de las salitreras que se localizaban en el norte de Chile, que también aparecen retratadas en esta novela, finalista del premio Rómulo Gallegos el año pasado.
Durante la transición chilena ya se habló y se escribió de la dictadura en lo que fue ''casi un acto catártico'', pero ahora hay que dar un paso adelante y abandonar la actitud moralista que divide a las personas en buenos y malos: ''Me parece que la literatura es un buen instrumento para generar ambigüedades, para situarse en zonas grises.
''El tipo de literatura de poner a unos en el lado del bien y a los enemigos en el lado del mal puede ser correcta, pero no me interesa ese tipo de estructura mental cerrada, de una época pasada en la que estaban más claros los campos de batalla'', señala Missana, autor también de Invasor, acerca de una matanza de obreros del salitre ocurrida en Iquique, en 1907.