Sami David
Oposición política y opción de gobierno
La libertad como punto de partida, la democracia como expresión de la misma. He ahí la principal vertiente en la contienda del Partido Revolucionario Institucional para elegir a la nueva dirigencia nacional. Dos opciones, dos actitudes que se disputan no la supremacía, sino el sentido mismo de la militancia. Dos fórmulas que, indudablemente, representan alternativas para resolver la capacidad de renovación mostrada por la sociedad y la capacidad de transformación del mismo partido a partir de la dignificación de la base militante.
Es conveniente reconocer que México vive en el presente una etapa de estabilidad económica, aunque carece de congruencia y certidumbre política. Por eso es importante la contienda de renovación que ocurre en las principales corrientes políticas nacionales. Por eso mismo es necesario un PRI que reconozca la diversidad para fortalecerse internamente a fin de ser oposición y una opción responsable de gobierno, sin ataduras burocráticas, para volver a ser la vanguardia del cambio nacional.
Si estamos de acuerdo con la alternancia, necesitamos practicarla, impulsarla y regresar a la cabeza de los gobiernos que hemos perdido, siendo mejores en la nueva competencia democrática. En este sentido no es conveniente continuar usufructuando posiciones y actitudes que la misma realidad ha demostrado inoperantes. Dar la espalda a la ciudadanía fue, precisamente, el mecanismo que retiró al PRI de la Presidencia de la República. Por ende, seguir con la misma estrategia, con los mismos vicios de antaño, significa carecer de visión de futuro. La simulación y el engaño a nada conducen y alejan a las bases de la conducción partidista.
Sería desastroso, entonces, no aprovechar la oportunidad que representa este proceso de elección democrática para conducir un partido sustentado en la expresión mayoritaria de la sociedad. La corriente política histórica, sostenida en la raigambre popular, se encuentra desarticulada. Por eso es urgente unir sus partes. Conviene apostar a un partido diferente, a una organización política corresponsable de la democracia social a la que le serían insuficientes las simples proclamas de pluralidad e inclusión. No se puede avanzar a nuevas formas si les imponemos contenidos viejos. De ahí que la fórmula encabezada por Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo pretenda recuperar el PRI para la militancia y así volver a la gente, a las regiones.
Traducir la riqueza nacional en riqueza social es la propuesta económica de Madrazo Pintado, mientras en lo político la proclama es capital: la participación de la base ciudadana, para que el PRI recobre su raigambre popular. La apuesta por la militancia significa el reconocimiento del camino democrático. Por eso es indispensable aprovechar la oportunidad de la contienda y no ver la fatalidad traducida como mayores problemas.
El proceso interno va más allá de un mero problema partidista. Tiene que ver con el futuro de la nación. A partir de la fortaleza y eficacia del PRI corresponde la necesaria gobernabilidad del país. Hoy el Revolucionario Institucional está encarando con éxito el reto de asociar democracia con eficiencia y eficacia. Los recientes procesos electorales demuestran la preferencia del electorado: el PRI sigue siendo mayoría en nuestro país y continuará encabezando la vanguardia del cambio nacional, con responsabilidad y sentido de la unidad de los mexicanos.
Desde esta perspectiva, la contienda por la dirigencia nacional adquiere nuevas dimensiones. El fortalecimiento del Revolucionario Institucional, con la iniciativa y el voto de la sociedad y la actitud positiva de la militancia, es indispensable. La reconstrucción colectiva y democrática hacia una organización política moderna permitirá ser una nueva alternativa de gobierno. Cierto: hay mucho que cambiar de raíz, pero también hay valores que no podemos soslayar. Recordemos que la democracia es parte esencial del mexicano para reafirmar la soberanía, por eso el PRI apuesta por la consolidación democrática de su dirigencia. Pero sin fractura.
Después del 24 de febrero, el PRI buscará promover la participación del pueblo en la vida democrática para contribuir a la integración de la representación nacional y ser, desde la oposición, una opción responsable de gobierno para todos los mexicanos.
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