"Al estilo texano", la política exterior de Washington: ministro francés de Cooperación
"Somos gente pacífica y no tenemos intención de invadir Corea del Norte", afirma Bush
Reprime la policía a miles de surcoreanos que protestaban por la visita del presidente de EU
DPA, AFP Y REUTERS
Seul, 20 de febrero. El presidente estadunidense, George W. Bush, dijo hoy que "somos gente pacífica y no tenemos intención de invadir Corea del Norte", mientras centenares de policías antimotines dispersaron a miles de manifestantes que protestaban contra su visita y gritaban "no a la guerra, no a Bush".
Las declaraciones del jefe de la Casa Blanca se produjeron en momentos en que continuaron las críticas en torno a su enfoque en política exterior.
El ministro francés de Cooperación, Charles Josselin, estimó que Estados Unidos tiene "una política extranjera al estilo texano", por lo que se corre el riesgo de ver a Washington justificar "el uso de todos los excesos y el uso de la fuerza por su derecho a ejercer una legítima defensa" tras los atentados de septiembre pasado.
En su segundo día de visita a la dividida península asiática, en cuyo país sureño hay 37 mil soldados estadunidenses, Bush también habló por su anfitrión al apuntar que "Corea del Sur no tiene intención de atacar Corea del Norte, ni la tiene Estados Unidos; somos puramente defensivos".
Aunque Bush dijo ser favorable al diálogo con Corea del Norte y que es el régimen de Kim Jong Il el que se niega a platicar, mantuvo su discurso hostil al señalar que "los niños coreanos no deben pasar hambre mientras hay un ejército poderoso", en alusión a que las fuerzas armadas norcoreanas suman más de un millón de efectivos.
En medio de extraordinarias medidas de seguridad, el mandatario estadunidense y su colega surcoreano, Kim Dae Jung, visitaron la zona desmilitarizada que divide los dos países y una estación de ferrocarril en construcción que unirá por primera vez ambas Coreas, según un acuerdo entre las partes de junio de 2000.
Bush encomió esa vía al considerar que tendrá "el potencial de unir a las personas de ambos lados del país dividido", e instó a Corea del Norte a abrir sus fronteras.
Añadió que Washington seguirá suministrando alimentos a Pyongyang y afirmó que cuando habló del "eje del mal" se refería al régimen norcoreano y no a su pueblo.
La cumbre sostenida entre Bush y Kim se centró en acusaciones de ventas de misiles y armas de destrucción masiva norcoreanas al exterior, y el mandatario estadunidense insistió en su preocupación sobre tales ar-mas que afectarían a amigos como Corea del Sur, por lo que pidió que Corea del Norte se "transparente".
Kim expresó su satisfacción por el apoyo de Bush a su política de acercamiento de su país con Pyongyang.
"Somos de la opinión que el problema de las armas de destrucción masiva norcoreanas y los misiles debe ser solucionado a través del diálogo", anotó el premio Nobel de la Paz, de 76 años de edad.
Frente a un Bush que repetía que "no debemos permitir que los regímenes más peligrosos del mundo nos amenacen con las armas más peligrosas del mundo", Kim lo describió como un líder que lucha por la paz y contra el terrorismo, que espera quede en el recuerdo de los coreanos como el hombre que jugó "un rol decisivo en los esfuerzos de paz en la península coreana".
La visita estuvo enmarcada nuevamente por un fuerte dispositivo de seguridad y protestas de miles de coreanos en repudio a la presencia del presidente republicano, con quema de banderas estadunidenses y en-frentamientos con los uniformados.
La policía antimotines reprimió a los manifestantes, aunque sin que se reportaran heridos, luego de que una veintena de activistas lograron romper el cordón de seguridad y se acercaron a unos cien metros del visitante al grito de "no a la guerra, no a Bush", antes de que fueran detenidos.
No obstante, hubo también una marcha de unos 3 mil veteranos de la guerra de Corea en favor del jefe de la Casa Blanca.
Huella militar en varias partes del mundo
Mientras Bush es esperado en China, donde proseguirá su gira el jueves, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, afirmó en Washington que su gobierno no tiene planes de modificar en forma significativa el número de sus tropas en Arabia Saudita o cualquier otra parte del Medio Oriente.
Señaló que lo único que se hace es "ajustar" constantemente "nuestra huella en distintas partes del mundo", pero no ahora.
En enero se habló de que Arabia Saudita estaría cansada de tener una base de Estados Unidos con unos 5 mil soldados, y que pediría su cierre.
Por el contrario, Rumsfeld reiteró que Washington llevará su guerra contra el terrorismo durante "años seguramente", y no obstante la persecución que realiza en Afganistán del dirigente de Al Qaeda, Osama Bin Laden, y el líder talibán Mo-hammad Omar, dijo que es un error personalizar este conflicto en esas personas.
En este contexto, la escritora estadunidense Susan Sontag volvió a criticar la política de seguridad de Bush al acusar al mandatario de violar con sus medidas los derechos civiles fundamentales de los ciudadanos estadunidenses y extranjeros.
A todo esto, el ministro francés de Cooperación, Charles Josselin, advirtió contra una acción militar estadunidense en Irak, e indicó que hay inquietudes de los líderes en la región del Pérsico por la desestabilización que representaría.
De allí que, dijo a un diario de Beirut, se requiere buscar otras salidas, y París es favorable al regreso a Bagdad de los inspectores de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para evitar la guerra.
El canciller iraquí, Naji Sabri, afirmó que su país está en contacto con la ONU para reanudar el diálogo, mientras que el presidente iraní, Mohammad Jatami, propuso celebrar una cumbre entre la Unión Europea y la Organización de la Conferencia Islámica para discutir sobre posibles ataques estadunidenses contra Irak, pues Teherán se opone a tales acciones.
Helmut Kohl, ex jefe de gobierno alemán, expresó en cambio su apoyo a Bush al afirmar en París que las críticas de líderes europeos constituyen "una gran hipocresía".
Sostuvo que "hasta el momento Bush no ha cometido ningún error", ante las críticas que se le hacen de "simplismo y unilateralismo" de su política en el mundo.
Por último, se reportó que la policía italiana arrestó a cuatro marroquíes bajo sospecha de planear un atentado contra la embajada estadunidense en Italia, ya que se les decomisaron grandes cantidades de cianuro y mapas de Roma y sus desagües, al tiempo que en el aeropuerto de Miami fue detenido un iraní que portaba un revólver.