Como no sabía qué hacer, el gobierno mantuvo la política social del sexenio pasado, señala
Sin programas de atención, 26 millones de personas en extrema pobreza, dice Boltvinik
En la miseria, 75 por ciento de la población total del país, precisa el especialista
ANGELICA ENCISO L.
Alrededor de 26 millones de personas -la cuarta parte de la población mexicana- viven en extrema pobreza en las ciudades y para ellas no hay programas de atención, además de que apenas concentran 7 por ciento del presupuesto de ese rubro, sostuvo Julio Boltvinik, investigador de El Colegio de México.
Precisó que 75 por ciento de la población del país vive en la miseria y de este porcentaje alrededor de 45 por ciento -45 millones de personas- está en pobreza extrema.
Entrevistado luego de la presentación del tomo 3 de la serie de libros Los rostros de la pobreza, Boltvinik dijo que el actual gobierno mantiene una continuidad de la política social de la administración zedillista, ''por default''. Como ''no sabían qué hacer, se mantuvieron los mismos programas del sexenio pasado''. Una de las cosas urgentes, advirtió el especialista, es volver a enfocar la atención al sector urbano para que esté en el mismo nivel que el sector rural.
Se preguntó: "ƑDe dónde viene la delincuencia? Los criminales son habitantes de las ciudades y aquí hay que atacar el hecho''. En el campo no está el problema, ''el gobierno cree que la mayor parte de los pobres vive en el campo. Están equivocados'', señaló.
Aseguró que esta es una medida urgente que deben adoptar las actuales autoridades, además de que es necesaria la creación de un gabinete de política social que ''funcione en serio, con un secretario técnico que realmente tenga las capacidades técnicas de hacerlo, y empezar a tener una política social coherente y sistemática''.
Detalló que la forma de medir la pobreza es a través de la canasta normativa que un grupo de especialistas desarrolló hace 20 años, en la que se parte de un presupuesto familiar que dice cuánto requiere una familia para vivir dignamente, y ésta se complementa con el acceso a salud, educación, agua y obras de infraestructura.
Dijo que, de acuerdo con sus métodos de medición, alrededor de 45 por ciento de la población de todo el país vive en pobreza extrema, la cual es más aguda en el medio rural, donde 85 por ciento de sus 25 millones de residentes son pobres extremos.
Sin embargo, agregó, México es un país urbano; 75 por ciento de la población vive en ciudades. ''En números absolutos pesa más el número de pobres de la ciudad que los del campo'', aseguró.
''A pesar de que al gobierno pasado y a éste se les insistió en que se tenían que hacer programas de lucha contra la pobreza en las ciudades, se siguen haciendo sólo para el campo. Este es un grave error'', expresó.
Boltvinik recordó que se quitó el subsidio a la tortilla, y que en este momento Liconsa, que distribuye leche, es el único programa de apoyo para la población urbana que vive en la miseria. En cambio, dijo, al Programa de Educación Salud y Alimentación (Progresa), orientado únicamente al sector rural, se le asignó mayor presupuesto.
Citó que en el Senado se considera la creación de una ley de desarrollo social, y dentro de ésta el instituto de desarrollo social que se encargue de medir y estudiar la pobreza de manera independiente y evalúe los programas de manera y autónoma para que se corrijan los errores.
Por ejemplo, añadió, al gobierno anterior se le pidió que el Progresa dejara de focalizarse, porque estaba ocasionando división en las comunidades, pero no hizo caso a esta recomendación y se mantiene la misma metodología.
En la presentación del libro estuvieron los coautores del mismo, Enrique Valencia, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), y Arnulfo Embriz. El primero sostuvo que actualmente existen infinidad de programas orientados a la pobreza y es necesario estudiar la ''práctica y acción de ellos''.
Por su parte, Arnulfo Embriz señaló que las dos terceras partes de la población indígena reciben menos de dos salarios mínimos al día, pero hay una tercera parte que no recibe ningún ingreso. Además, sólo una tercera parte de los 11 millones de indígenas percibe ingresos equivalentes a dos salarios mínimos.