Señora directora: Solicito publicar esta carta dirigida a Víctor Lichtinger, secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Queremos expresar nuestra preocupación por el proyecto de norma oficial mexicana PROY-NOM-098-ECOL-2000 que establece los requisitos de operación para incineradores y los límites de emisión a la atmósfera para los principales contaminantes. Como es de su conocimiento, aunque la incineración sigue utilizándose, tiende a ser erradicada.

En el ámbito internacional es reconocido que la incineración es fuente importante de subproductos no intencionales como las dioxinas y los furanos (compuestos clorados cancerígenos, mutagénicos, bioacumulables, persistentes, tóxicos y volátiles). Para eliminar estos compuestos se han firmado tratados como la Convención de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes. Dicho convenio, del que México es signatario, considera también eliminar las fuentes de dichos compuestos, entre ellas, la incineración.

La política aplicada por el gobierno mexicano no soluciona el problema de contaminación y salud pública ocasionado por estos compuestos, antes bien, lo em-peora. Claro ejemplo es la elaboración de una norma que busca regular la incineración y con ello legalizar la emisión de dioxinas y furanos. Este instrumento sólo aumentará la generación de dioxinas, pero lo que se necesita es tomar medidas para eliminarlas.

La expedición de una norma de esta naturaleza permite a empresarios extranjeros, que se enfrentan a fuertes limitantes legales y rechazo social en sus países de origen, trasladar sus tecnologías sucias (incineradores) a nuestro país. Al expedirla, la secretaría afectará gravemente el ambiente, los ecosistemas y la salud de futuras y actuales generaciones de mexicanos. Green-peace se opone enérgicamente a la expedición del proyecto de esa norma y considera que la secretaría a su cargo será responsable directa de las consecuencias que la expedición de la misma traiga.

Tenemos la seguridad de que la Semarnat tomará en consideración los datos, hechos y demandas expuestos en esta carta y de que compartirá nuestra preocupación, por lo que le agradecemos la atención brindaba.

Raúl Benet Keil, director ejecutivo de Greenpeace México

Señora directora: Le agradeceré la publicación de esta carta dirigida al presidente de México, Vicente Fox Quesada.

Soy estudiante de octavo semestre en la Escuela Normal Superior de México (ENSM) y al mismo tiempo laboro en una escuela secundaria diurna, motivo por el cual nunca fui candidata a recibir una beca económica por alto promedio. Sin embargo, durante los tres años y medio que llevo de carrera mantuve la certeza de que por lo menos el último año podría gozar de una beca comisión, que desde hace tiempo viene otorgando la SEP a los estudiantes-empleados con alto promedio.

Al paso del tiempo, veo con indignación que las autoridades de este organismo educativo, en una actitud contraria a la que maneja usted en su discurso, soslayan el esfuerzo que puede implicar cumplir con una doble o triple jornada como es mi caso (profesora, ama de casa y estudiante) para mantener un alto promedio. Cierto es que las cuestiones personales carecen de peso ante una autoridad, pero el derecho como estudiantes-trabajadores ¿tampoco importa?

El director de esta escuela, profesor Guillermo Saavedra Alonso, ha esgrimido que no existe documento alguno que obligue a esta institución a otorgar dicha beca. Cabe destacar que hasta el año pasado algunos compañeros gozaron de ella pues, de manera tácita, existe el acuerdo; sin embargo, sé que aunque la beca es anual, periodo tras periodo la retrasan, de tal manera que generaciones pasadas sólo lograron disfrutarla por diez, nueve o siete meses.

En estos momentos, que estoy iniciando el octavo semestre, pasaron ya siete meses desde que la solicité sin recibir otra respuesta que "aún no las autorizan" y me pregunto: ¿lo irán a hacer? ¿Quiénes son finalmente los responsables? ¿Los de servicios escolares que se negaban en julio pasado a tramitar los documentos que les solicitaba? ¿El director de la institución, que ante el comentario de ventilar el problema a la opinión pública amenaza con lavarse las manos? ¿La subdirectora administrativa, que no lograba reunir la documentación suficiente por estar en receso escolar? ¿O es acaso la doctora Etelvina Sandoval, quien recibió un oficio en el cual solicitaba gestionar la beca desde el 9 de octubre de 2001, y hasta ahora desconozco su respuesta (No. D-926-01/02 2001-09-28)? No lo sé.

Lo que sí es evidente es la estrategia, pues, desde el año pasado, la ENSM ha tenido que enfrentarse a otro problema, por cierto, nada aislado: el 14 de mayo de 2001, en esta misma sección, se leía la preocupación de estudiantes ante la "ausencia de las licenciaturas de pedagogía y sicología en el acuerdo 269 de la SEP, que establece la vigencia del plan de estudios 1999, pues autoriza provisionalmente el ingreso de alumnos para estas licenciaturas en la convocatoria para los ciclos escolares 99 y 2000, y hay informaciones no documentadas en el sentido de que la SEP pretende cancelar las citadas licenciaturas".

Si es táctica o estrategia, eso no importa, lo relevante es que si realmente pretende ser congruente con su discurso, según el cual la educación pública es prioritaria para su gobierno, es necesario conservar este derecho de los estudiantes-trabajadores. Por lo tanto, mucho le agradeceré su recomendación para que esta beca comisión sea autorizada a la brevedad posible (ya sólo restan cuatro meses de trabajo escolar), y que en años posteriores no vuelva a retrasarse.

Julia Ortega G.

Señora directora: Agradezco la respuesta expedita de America Online a la denuncia que sobre el cobro excesivo por sus servicios -que nunca pedimos-, hicimos llegar a La Jornada.

Esperamos que, como dijo su encargado de mercadotecnia en este espacio, el problema haya quedado resuelto. Sólo una aclaración más: nunca hubo confusión de nuestra parte: un empleado de nombre "Raúl" nos dijo que debíamos más de mil 200 pesos y no los 219 pesos que refiere el señor Erick Sydow en su carta de ayer.
 

Judith Reinoso y José González

Señora directora: Mucho le agradecería que incluya este escrito en El Correo Ilustrado.

Como necesitaba renovar mi pasaporte, consulté la página web de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Esta decía que la entrega de solicitudes es de 8 a 11, la recepción de documentos de 9 a 12 y la entrega de pasaportes de 14 a 15 horas.

Con toda la documentación exigida fui a la delegación Tlalpan, a las 10 horas. El policía de la puerta dijo que era necesario llegar antes de las 8, pues a esa hora se repartían 100 fichas y ya no se daban más. Así que ese día no sólo no logré nada, sino que perdí una mañana de trabajo, más la antena del coche que me robaron en el estacionamiento.

Días después me presenté antes de las 8 y milagrosamente obtuve una ficha. Citaron a las 14 horas para la entrega del pasaporte, pero abrieron la puerta pasadas las tres de la tarde; es decir, el trámite total se lleva más de siete horas.

La delegación cuenta con una amplia sala, en la que hay varias filas de asientos; sin embargo, es sólo escenografía, pues los ciudadanos sólo pueden entrar en pequeños grupos, y mientras se les permite el acceso deben permanecer de pie haciendo cola al aire libre. Ya rebasé la barrera de los 60 años ?soy uno de esos cursis "adultos en plenitud" (de arrugas y achaques)? y para mí el haber estado parada a pleno rayo del sol, en dos tandas que sumaron más de tres horas, fue un verdadero martirio. Quisiera preguntarle al canciller Castañeda si en realidad no es posible lograr que la práctica medieval de las oficinas se asemeje en algo al civilizado procedimiento que sólo existe virtualmente en Internet.
 

Carolina Godínez

Señora directora: El 31 de enero sufrí un accidente de tránsito. Lo curioso es que ni yo ni el conductor del auto con el que choqué tenemos la culpa. ¿Por qué? Simplemente porque ambos conducíamos respetando las señales de tránsito, sólo que por una extraña razón los semáforos de Canal de Chalco y de Periférico tenían la luz verde. En efecto, cuando chocamos, ambos conductores discutíamos sobre quién había tenido la culpa, pero un peatón nos señaló que los semáforos estaban mal coordinados.

Por la mañana yo había pasado por ese cruce, los semáforos estaban apagados y había policías de Tránsito. Por la tarde, antes de cruzar, pensé: "al menos ya compusieron los semáforos", y pasé confiadamente. Pero mi sorpresa fue tener de repente a otro carro frente al mío, ya en pleno golpe. Otro factor más que se agregó al accidente es que la visibilidad para los conductores no es buena, dado que unos puestos colocados sobre la acera del lado de Periférico impiden ver más allá de un pequeño tramo. Durante el tiempo que estuve en el lugar de los hechos, sucedieron dos choques más. Uno con alguna persona lastimada, porque llegó una ambulancia.

Con tantos accidentes seguidos, al parecer, los policías apagaron los semáforos. El 1 de febrero, en la mañana, continuaban así. ¿Cómo es posible tanta ineficiencia y acciones poco congruentes de las autoridades que dicen trabajar por la seguridad de los ciudadanos, si no son capaces de componer unos semáforos? ¿Dónde está la visión a futuro, la mirada preventiva y el cuidado hacia la ciudadanía?

Patricia Ríos Reyes

A homenaje a Juan Bosch (1909-2001)

Participan: Norma de los Ríos como moderadora, Miguel Cossío, quien presentará el libro Cuentos más que completos; Jorge Turner hablará sobre "La dimensión latinoamericana de Juan Bosch", y Pablo A. Maríñez dará la ponencia "La presencia de Juan Bosch en México". El homenaje será en el salón de actos de la Facultad de Filosofía y Letras en CU el miércoles 27 de febrero a las 11 horas.

Más información: Centro de Estudios Latinoamericanos, FCPS, tels. 5622 9417 y 5622 9427