Una yucateca, la más longeva del mundo
Doña Ul recién cumplió 114 años; conoció a Madero y a Carrillo Puerto
LUIS A. BOFFIL GOMEZ CORRESPONSAL
Merida, Yuc., 26 de febrero. Doña Eulalia Herrera es quizá la mujer más longeva del mundo, de acuerdo con su acta de nacimiento, inscrita el 12 de febrero de 1888. Aunque no se le ha reconocido oficialmente, doña Ul -como la llama cariñosamente su familia- habría superado a una japonesa fallecida hace pocos meses, quien, según el Libro Guinnes de Récords, tenía 112 años de edad y era considerada la mujer más vieja del planeta.
Esto no impide que doña Ul beba casi todos los días aguardiente con refresco de cola y una cerveza, para complementar su dieta consistente en leche, carne y caldos.
Menudita, de origen maya, doña Eulalia habla poco y con dificultad, apoya su andar en un bastón y viste el tradicional terno yucateco. Como buena indígena, se dobla pero no se quiebra. Entre sus muchos recuerdos destaca el haber conocido personalmente a Felipe Carrillo Puerto y a Francisco I. Madero.
La Jornada visitó a la centenaria mujer en su domicilio de Sucilá, municipio ubicado a 135 kilómetros al oriente de esta capital, donde radica hace más de 40 años acompañada de sus familiares en un predio humilde, rodeado de árboles frutales y terrenos para sembrar.
Luego de saludar cortésmente, accedió a platicar. Durante la conversación continuamente se llevó la mano a la cabeza, quejándose de dolor, debido a una severa infección que padeció semanas antes y que puso en peligro su vida.
"Nací en Valladolid hace muchos años y acabo de cumplir 114; estoy muy cansada", afirmó con voz apagada.
Sobre su cumpleaños más reciente comentó que su familia le hizo una fiesta para la cual cocinaron escabeche oriental y relleno negro, platillos exquisitos de la gastronomía yucateca. "No me hicieron pastel", se quejó doña Eulalia, lo que provocó sonrisas entre los parientes que atestiguaban la entrevista.
Contó que tuvo ocho hijos, de los cuales actualmente le sobreviven dos mujeres. La menor, Ernestina, señaló que su madre estuvo a punto de fallecer a principios de enero anterior, a consecuencia de una infección muy fuerte. Sin embargo, se recuperó en un hospital de Tizimín, una de las principales ciudades del estado.
"La llevamos inconsciente y creímos que de ésta no iba a salir, pero los médicos la examinaron, le pusieron suero y no pasó del susto", comentó.
Doña Ul parece estar más sana que muchos jóvenes. A sus 114 años no padece ninguna enfermedad. Sólo la doblega un poco el tiempo, que no perdona.
Eulalia Herrera viuda de Valencia nació en Valladolid el 12 de febrero de 1888, según consta en la foja 125 del Registro Civil de esa ciudad. Hija natural, su padre se llamó Apolonio Herrera, quien convivió muchos años con Eduviges Silva, a quien doña Ul consideró su madre adoptiva.
La vallisoletana trabajó desde los 11 años de edad. Su principal actividad fue la elaboración manual de tortillas y de tablillas de chocolate, que salía a vender con los hijos producto de su matrimonio, contraído a los 18 años, con Crescencio Valencia, de oficio zapatero, quien, dijo, era "muy trabajador".
Esta unión duró tres cuartos de siglo hasta que su marido murió, hace más de 30 años. Doña Ul, ya viuda, continuó su ritmo de trabajo en Valladolid, aunque también viajaba a Sucilá para vender sus productos, cuando esta población "no era más que monte".
-ƑLe gusta vivir en Sucilá? -se le preguntó.
-Ni modos. Estaba sola en mi casa allá en Valladolid y mi hija me trajo aquí -explicó.
-ƑQué recuerdos tiene? ƑA quién conoció?
-A Felipe Carrillo Puerto (gobernador de Yucatán de 1922 a 1924, a quien fusilaron las huestes de Adolfo de la Huerta), a Francisco I. Madero. El realizó una visita a Valladolid hace muchos años. Después lo mataron.
La centenaria mujer dormita, y cuando despierta mira a su alrededor y pide un vaso de refresco.
Su hija menor, Ernestina, de 67 años de edad, señaló que de los hijos de doña Ul sólo sobreviven ella y su hermana Rosita, quien radica desde hace años en Isla Mujeres, Quintana Roo.
De su extensa familia, doña Eulalia tiene diez nietos, 18 bisnietos y 30 tataranietos.
Trabajosamente dijo tener recuerdos de sus lejanas infancia y juventud: "Nunca tuve una muñeca, pero montaba caballo y bicicleta. Mi familia era muy pobre".
Se lamentó: "La vida ahora es muy cara. Antes, con 12 pesos, daba de comer a mis hijos. Ahora no alcanza para nada".
-ƑHa sido feliz?
Responde afirmativamente con un movimiento de cabeza.
Sus parientes indican que, sin interés económico de por medio, han intentado contactarse con los que recopilan el Libro Guinnes de Récords, pero hasta el momento no han tenido suerte.
El presidente municipal de Sucilá, Martín Peniche Monforte, presente en la entrevista, dijo que Eulalia "es todo un personaje.
Indicó: "Es la abuelita del oriente de Yucatán".
Concluida la conversación, doña Eulalia, mujer que ha transitado por tres siglos, se despidió con un "Dios tik tech", que en lengua maya significa "Dios te bendiga".