Invita a su toma de posesión, aun antes de que se examinen impugnaciones en su contra
Madrazo pone en el olvido su dudoso pasado y se erige en adalid de la tolerancia y la inclusión
La democratización del PRI, "el paso que faltaba en la transición", afirma el tabasqueño
Llama "amigos" a Paredes y Guerrero La base votó por un partido "compartido", dice
ROSA ELVIRA VARGAS
Los escándalos que han envuelto gran parte de su vida, los fraudes electorales, la corrupción, los albazos jurídicos, su riqueza inexplicable, las alianzas políticas inconfesables, la represión a opositores y hasta los señalamientos por espionaje telefónico: nada de eso existe ya en la hoja de vida del hombre que, dueño de la mayoría de los votos en la elección por la presidencia de su partido, vulneró sin embargo la norma de la contienda. Proclamó su victoria para asegurar que devolverá el partido "a sus verdaderos dueños".
Y ya en plan de presidente del tricolor suelta un discurso de 20 minutos en el que define al PRI como un partido socialdemócrata que de ninguna manera avasallará. Acto seguido, instruye a la maestra Elba Esther Gordillo, la nueva secretaria general, para que se dé a la tarea de organizar la toma de posesión el próximo lunes. Eso sí, le aclara que el acto debe ser a las 17 horas en el Monumento a la Revolución.
Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo no esperaron, pues, a cumplir los plazos que marcaba la reglamentación del PRI en esta elección, según la cuales la constancia de ganadores no será entregada hasta el domingo, una vez que se resuelvan las impugnaciones al proceso. Era ya. Urgía.
Y ya mismo invitó a su toma de posesión el próximo lunes, a las cinco de la tarde, en el Monumento a la Revolución. Investido de magnanimidad, llamó "amigos" a Beatriz Paredes y Javier Guerrero y les reconoció "el trabajo político que han realizado en beneficio del partido".
Sus representantes en dos comparecencias previas ante la prensa descalificaron los intentos de la planilla opositora para evitar que se reconociera el triunfo de su candidato. Y, en efecto, las reglas de la elección hablan de dos tiempos distintos, uno para conocer el resultado de la votación (ayer) y otro para otorgar la constancia de mayoría el domingo. Así lo recordó el responsable de la Comisión del Proceso Interno, Humberto Roque. Pero para Madrazo y los suyos no fue necesario.
Argumentaron que en una elección constitucional la acreditación de triunfo se entrega aun antes de haber resuelto impugnaciones y quejas. Y como las actas estatales de cómputo registran una ventaja de 53 mil 518 votos para la fórmula Madrazo-Gordillo, para qué esperar. No importa que de aquel lado existan denuncias de irregularidades en Oaxaca, Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Chiapas, Tabasco y Guerrero. "šMadrazo ganó!", repetían.
Porque al parecer tales señalamientos son peccata minuta en el esquema madracista. No sólo porque aquí vino en el plan de quien siente que no habrá viento que lo derribe, sino porque esas denuncias apenas le merecen unas líneas en su discurso en las que, condescendiente, señala que ha llegado la hora "de dejar las incidencias de nuestra campaña atrás, de acomodarlas en el sitio que les corresponde, porque ahora es tiempo de dar respuestas a la militancia y a la sociedad mexicana".
El discurso "conciliador"
Y de ese modo, a las seis de la tarde, en medio del festejo que un grupo de sus simpatizantes preparó todo el día en las oficinas del PRI y en las calles del hotel donde se instaló la sala de prensa, Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo literalmente tomaron posesión del partido. Son ya presidente y secretaria general, y trajeron su discurso conciliador, demócratico, convencidos "de que las diferencias son, cuando se presentan y hay voluntad para superarlas, materia prima para nuevos y mejores acuerdos".
Era otra página de un PRI que saca juventud de su pasado y que es capaz de atrapar la atención de decenas de fotógrafos y camarógrafos que, como en cualquier acto ritual de antaño -destape, mitin, celebración o sepelio- se atropellan, rompen macetas, derriban pantallas gigantes de televisión y hacen añicos las lámparas, desprenden mamparas y carteles.
Y todo para ver al mismo Roberto Madrazo que hace poco más de siete años llegó a la gubernatura de Tabasco en medio de acusaciones de fraude que incluso provocaron el éxodo de militantes del PRD hacia la capital del país para reclamar la anulación de los comicios, pero que ahora, en su condición de nuevo líder partidista, sólo se atrevió a referirse al pasado como "fuente de experiencia, de reflexión y oportunidad de aprendizaje para no repetir nunca más los errores del partido".
El mismo político que casi sin interrupción pasó de una campaña para lograr la candidatura a la presidencia de su partido a otra que lo llevara a la presidencia del PRI, pero que no incluyó en su extenso mensaje una sola referencia al gobierno de Vicente Fox y sí, en cambio, aseguró que la democratización del Revolucionario Institucional "era un paso que faltaba en la transición política que vive la nación mexicana".
El político tabasqueño, que tiene ampliamente documentados uso indebido del erario o el financiamiento para su campaña aportado por Carlos Cabal Peniche, vinculado política y económicamente al grupo Atlacomulco, de Hank González, afirmó que junto con él y su compañera de fórmula, Elba Esther Gordillo, tienen "pasión por la verdad, pasión por llegar a fondo en lo que queremos para servir a nuestro país, al que amamos tanto".
Porque cuando fue posible poner un poco de calma en la turbamulta que acompañó su llegada, las primeras expresiones de Madrazo fueron de gratitud "a nuestros amigos de los medios de comunicación", quienes representaron "el vínculo más importante que tuvimos en la campaña con la opinión pública".
Y es que al parecer Madrazo ha decidido erigirse en emblema de la tolerancia, la inclusión y la reconciliación. La prensa incluida, porque con los comunicadores, dijo, comparte la búsqueda de un México con menos desigualdad, con mayores oportunidades y mejor repartidas, y que "tengamos menos pobreza de la que vimos en este recorrido nacional".
Responsabilidad, objetividad, profesionalismo y hasta la pasión por dormir y comer poco y trabajar, fueron los rasgos que agradeció a la prensa.
Enseguida dio las gracias a los 3 millones 144 mil 714 militantes (así los llamó a todos) que al votar el domingo 24 "nos ofrecen la participación de trascender en un plano de mayor fuerza política".
Ellos votaron, subrayó, por un solo partido, no por uno dividido; un partido "compartido" que sea de todos y no de unos cuantos, pero que en la heterogeneidad que se da en sus regiones tendrá el soporte de una unidad, "que no avasalle" o se imponga, y que "tenga como verbo dominante el incluir".
Para este pre-festejo ciertamente no vinieron muchos políticos conocidos. Cuando mucho Maximiliano Silerio Esparza, quien fue su delegado en Puebla; Gustavo Carvajal Moreno, Jorge Chávez Presa, Ulises Ruiz y Margarita González Gamio. En realidad, y como a lo largo de todos estos días, la sala se llenó, se retacó con los ayudantes de los políticos, los empleados de los políticos, los dirigentes de base de los políticos, las señoras, los jóvenes madracistas, las maestras elbistas, etcétera.
Y cada uno recibía el mensaje en términos de lo que aspira o busca. Y no descuidaron el énfasis de las expresiones que subrayaban que con la nueva era de la dirigencia, "donde es definitivo que se dará un relevo de grupos políticos, vamos a construir nuevas estructuras para desarrollar las tareas políticas de estudio y reflexión que el partido reclama ante estos nuevos escenarios de competencia electoral".
De frente, pues, "la nueva etapa", los comicios por venir. La era Madrazo en el PRI se ha iniciado y se verá pronto ya en Chihuahua durante mayo; Nayarit, en julio; Coahuila, en septiembre, y Guerrero, en octubre. "Vamos a encontrar las nuevas formas, la nueva actitud, el nuevo discurso que sea acompañado por los hechos".