Peyrot sería llamado a comparecer ante la Permanente para exponer su postura
Aún no se define si la Armada de México intervendrá en las maniobras Unitas 2002
La participación nacional permitiría actualizar la capacidad naval, argumentan en Marina
Persiste el rechazo entre algunos legisladores a permitir la salida de tropas al exterior
JESUS ARANDA
La participación de la Armada de México en las maniobras Unitas 2002 (United of International Antisubmarine Warfare), que se desarrollarán la segunda semana de marzo próximo frente a las costas de Colombia, aún está por confirmarse en razón de que persiste el rechazo de algunos legisladores a permitir "la salida de tropas" sin autorización del Congreso, por lo que se prevé que la Comisión Permanente cite al secretario de Marina, almirante Marco Antonio Peyrot, para que argumente la razón por la cual, por primera vez, marinos mexicanos intervendrán en esas maniobras navales.
El almirante Peyrot argumentará que no aplica en este caso la fracción tercera del artículo 76 de la Constitución, que faculta al Senado para permitir al Presidente de la República que disponga "la salida de tropas nacionales fuera de los límites del país". La Armada considera que, de seguirse a pie juntillas este precepto, los marinos no podrían cumplir con sus acciones cotidianas de vigilancia de la zona económica exclusiva e instalaciones estratégicas ubicadas en la Sonda de Campeche, porque éstas se encuentran en aguas internacionales y para "salir" de aguas nacionales se requeriría el permiso expreso del Senado.
Tan sólo el 23 de febrero, la patrulla oceánica PO-144 Justo Sierra de la Armada participó en el rescate de 25 tripulantes del atunero Atún X, que se hundió a 366 millas al suroeste de Manzanillo, Colima.
"Se imagina, comentó un oficial, si se requiriera el permiso del Senado para que la Armada salga a aguas internacionales, nuestro buque hubiera llegado cuando el atunero ya estuviera hundido".
Pero no se trata de confrontar a la Armada con el Congreso -aunque los marinos están convencidos de que basta el permiso del Ejecutivo para participar en esas maniobras navales-, sino de hacerle ver a los senadores que al participar en Unitas 2002 no violamos la ley, y "permitiría actualizarnos y elevar nuestra capacidad naval". Además, la Armada considera que estos ejercicios darán oportunidad para "apreciar las capacidades operativas y mejorar los procedimientos propios", al establecer estándares de comparación mediante el entrenamiento conjunto.
De acuerdo con la Convención del Mar -que regula el derecho marítimo mundial-, el mar territorial es de 12 millas a partir de la costa y es donde cada país tiene plena soberanía; después sigue la zona contigua, que va de las 12 a las 24 millas mar adentro, y finalmente la zona económica exclusiva, en donde se tiene pleno derecho sobre los recursos naturales, pero que es de libre tránsito para todas las embarcaciones del mundo.
Así las cosas, y de acuerdo con la interpretación que le quieren dar los legisladores, cada vez que la Armada pretenda "salir" hacia aguas internacionales requeriría la autorización del Senado o de la Comisión Permanente.
Se prevé que el secretario de Marina sea citado por este último órgano legislativo para argumentar en favor de que por primera vez marinos mexicanos participen en este tipo de maniobras navales. Aunque ello debería ocurrir a más tardar la semana próxima, porque de lo contrario no daría tiempo para que el buque mexicano, con casi 250 marinos a bordo, llegue a tiempo a las maniobras en las que tomarán parte Estados Unidos, Colombia, Ecuador, Perú y Chile.
Cabe señalar que además está prevista una segunda fase de éstas maniobras en junio próximo.
La fragata Justo Sierra tiene un largo de 133 metros y mide 14 metros de ancho. Está equipada con un sistema detector de tiro MK-68 para acción aérea y de superficie; lanzador óctuple de misiles Asroc/Harpoon y tubos lanzatorpedos MK-10; cuenta con sensores de radares de búsqueda aérea, de superficie y de navegación; sonar; sonar de profundidad variable, así como sistemas de apoyo a la guerra electrónica.
La fragata es una de las más grandes con las que cuenta la Armada y sería comandada por el capitán de navío Carlos M. Fernández Manforte Brito.
De acuerdo con el programa de Unitas 2002 -que se realizó por primera vez en 1959-, los participantes realizarán ejercicios denominados "operaciones de interdicción marítima", en los cuales se emplea la más alta tecnología para enfrentar las amenazas del orden internacional entre las que se encuentran narcotráfico, tráfico ilegal de precursores químicos, de armas, municiones, explosivos y migrantes; terrorismo y, en general, "toda actividad ilícita que afecte el derecho marítimo internacional".
También se llevarán a cabo ejercicios de transferencia de personal y carga entre dos buques; reabastecimiento de combustible y víveres en altamar, maniobras de salvamento y búsqueda de personas, así como maniobras de inspección de buques sospechosos.