Escribir Ensayo de contraconquista, su libro más reciente, requirió de 20 años
Gonzalo Celorio apela a la narración que seduce y al comentario para pensar
El autor establece las coordenadas de su discurso y propone un pacto de lectura
Incluye textos inéditos, otros dispersos y algunos ''expuestos a la intemperie''
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
Gonzalo Celorio tardó 20 años en escribir su obra más reciente: Ensayo de contraconquista. Es de esos libros que se van escribiendo solos, poco a poco, sin que su autor sepa en realidad que lo está haciendo; lo integran textos elaborados de manera dispersa, algunos inéditos, otros recogidos ''en ediciones más o menos desventuradas, todos expuestos de algún modo a la intemperie", hasta que ''encontraron techo en esta casa que es el libro".
El alumbramiento de Ensayo de contraconquista (Tusquets) fue cobijado, la noche del miércoles, por Nara Araujo, Dolores Bravo y Liliana Weinberg, en una tertulia presidida por la inteligencia de estas presentadoras, que se mostraron como atentas lectoras de Celorio y profundas conocedoras de los afluentes literarios en que abrevó el escritor para armar este libro.
De los cinco campos de la literatura hispanoamericana que aborda Celorio, la especialista cubana Nara Araujo se detuvo justo en los dos que atañen a su país: '''Narrativa cubana de dentro y de fuera" y ''Del barroco al neobarroco". Al motivo nacional para aproximarse al primer tema, Araujo añadió que es en ese aspecto en el que ''Celorio establece las coordenadas de su discurso y propone un pacto de lectura. Este volumen se califica como ensayo, pero en él, el género ensayo puede contaminarse con otras formas discursivas: la crónica, las memorias o la autobiografía".
Desde las primeras páginas -describió Araujo- Celorio ''evoca a su abuela cubana, a su madre y a sus tías en Cuba, y al barrio del Vedado, para pasar entonces al libro Informe contra mí mismo, de Eliseo Alberto".
Diálogo con la literatura cubana
Las páginas dedicadas por Celorio, docente de reconocido prestigio -abundó Nara Araujo- a la literatura cubana ''están en diálogo con las ideas expuestas en sus clases, cuyo punto de partida es su añejada erudición sobre el barroco y el neobarroco". La especialista calificó al nuevo libro de Celorio de ''lección de lozanía y de libertad", en la que se agradece ''esta reivindicación de una lectura emancipatoria donde él mismo es el sujeto y el objeto de la narración y de la contraconquista".
Dolores Bravo, profesora en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, dijo que ''más que un libro de ensayos espléndidos, enmarcados todos por la reflexión analítica de un crítico literario y por la insinuante pluma de un creador, Ensayo... es la declaración de principios de un acercamiento a la vida mediante la palabra escrita. Celorio patentiza en sus dos orígenes -en la escritura y el quehacer académico y la sensualdiad intelectual de un hombre antitético pero elocuente, que incita al placer de la lectura sin abandonar, es más, mimetizándose trecho a trecho con ella- la verdad insoslayable de que un maestro más aprende cuando enseña".
Al hablar de su recorrido por Ensayo de contraconquista, Liliana Weinberg expuso: ''Conquistados por el mundo, lo contraconquistamos por el lenguaje. Esto parece decirnos cada página de este libro entrañable, donde la vida y la literatura se conquistan y contraconquistan mutuamente al infinito en ese lugar de encuentro que es la palabra. Gonzalo Celorio, escritor, crítico y maestro en experiencia literaria, nos habla de vidas y de presencias queridas de manera novelada, y de sus lecturas de manera vívida.
''Narrar y comentar son, según lo han demostrado los estudiosos, las dos grandes formas de nuestra apropiación del mundo por el lenguaje. Narrar nos tranquiliza, nos ancla en el tiempo pasado de la seguridad. Comentar pone nuestros sentidos en vilo, nos tensa, nos obliga a quedarnos en la angustia del presente. Estos ensayos apelan a la narración que nos seduce y al comentario que nos pone a pensar.
''Otro tanto sucede con los nombres aquí citados, desde el de Eduardo Casar, destinatario de la dedicatoria, hasta las páginas que dedica a Julio Cortázar o Alejo Carpentier, Reyes o Borges, Fuentes o López Velarde, o aquellas que se ocupan de evocar la presencia de Sergio Fernández, Rubén Bonifaz Nuño, Edmundo O'Gorman, nuestra lectura transcurre entre personas que son a la vez personajes que son a la vez lectores y escritores exquisitos."