Miembros de la central obrera exigieron bajar
el precio de la electricidad y disminuir impuestos
Soporta Fox reclamos de cientos de cetemistas
El Ejecutivo fue interrumpido cuando leía su
mensaje y al final rechazó una chamarra con las siglas CTM
JUAN MANUEL VENEGAS Y CAROLINA GOMEZ
Todo estaba preparado para recibir al presidente Vicente
Fox Quesada, quien apenas asomó por el auditorio Fernando Amilpa,
de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), escuchó
los primeros reclamos: "que bajen la luz, ¡hoy!, que bajen la luz,
¡hoy!, que bajen la luz ¡hoy!". Y al ritmo de las cientos de
voces, los cetemistas primero bajaron la intensidad de la luz y luego ya,
de plano, recurrieron a los apagones que por momentos dejaron prácticamente
a oscuras el salón.
"¡Hoy!", gritaban las huestes de la central obrera
y se apagaban las luces; "¡hoy!", vociferaban a coro y volvían
a apagarse... "¡hoy!", completaron a ritmo de tres apagones el saludo
a Fox Quesada, a su arribo a la Asamblea General Ordinaria de la CT M,
a la que ?sin aviso previo? no se presentó su dirigente Leonardo
Rodríguez Alcaine.
"¡No más impuestos, no más impuestos,
no más impuestos!", empezaron a gritar en seguida, en un encuentro
entre Fox y los cetemistas que tenso empezó y tenso terminó,
porque si los dirigentes, además, echaron por delante su militancia
priísta y sentaron al investigado Carlos Romero Deschamps junto
al secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, el mandatario
les devolvió con un airado rechazo a portar una chamara que le regalaron.
Siéntase como "en su casa": Gamboa Pascoe
Poco
antes de las 10 de la mañana, el escenario estaba listo en la sede
cetemista de la colonia Tabacalera, donde se llevaría a cabo la
inauguración de su 125 Asamblea General Ordinaria. Se notó,
sin embargo, la ausencia de uno de los protagonistas: el líder Leonardo
Rodríguez Alcaine, a quien se le reportó con malestares estomacales.
El ambiente empezó a tomar forma: en el presídium,
el dirigente del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, hacía
notar que a pesar de estar involucrado en las investigaciones que la PGR
y la Contraloría realizan por los presuntos desvíos de recursos
de Petróleos Mexicanos hacia la campaña del PRI en 2000,
sigue firme entre los pilares de su sector, que este sábado además
lo homenajeará entregándole la medalla al mérito obrero
Fidel Velázquez.
Con Romero Deschamps ?en amena y larga plática?
se vio al director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE),
Alfredo Elías Ayub. Luego se les sumó Creel Miranda, quien
se adelantó unos minutos a la llegada del mandatario y ya no pudo
sacudirse la imagen, en todo momento, al lado del líder de los trabajadores
petroleros, pues los organizadores del acto tuvieron a bien colocarlos
juntos.
También aguardaban el senador Nezahualcóyotl
de la Vega, el secretario general sustituto de la CTM, Joaquín Gamboa
Pascoe y, entre los funcionarios, destacaba el director del IMSS, Santiago
Levy, que de silla en silla, platicó con casi todos los dirigentes
obreros ahí reunidos.
Y pasadas las 10, a la llegada de Fox, empezaron los gritos,
los reclamos y los apagones.
Apenas entró al auditorio, el jefe del Ejecutivo
federal supo que su estancia en la sede de la CTM no sería grata.
Con el anuncio oficial de su arribo, apenas se distinguió su figura
entre los integrantes de la comisión que fue a recibirlo, se escuchó
la primera consigna: "que bajen la luz, ¡hoy!, que bajen la luz,
¡hoy!, que bajen la luz, ¡hoy!"
La tanda de los primeros apagones
Todavía no se sentaba el Presidente, cuando surgieron
otros reclamos: "no más impuestos, no más impuestos", gritaron
los cientos de trabajadores cetemistas escogidos para ocupar las butacas
del auditorio.
Sólo se calmaron cuando tomó el micrófono
Gamboa Pascoe. Posando, con voz impostada, disculpó la ausencia
de Rodríguez Alcaine, "al que le deseamos una pronta recuperación".
Pasó a lo que iba: la bienvenida al Presidente.
"En nosotros no encontrará usted, nunca, aún en los momentos
de crítica, una carencia de buena fe; que las críticas serán,
porque las sentimos y con objeto de que se vea la procedencia o no de ellas;
que las aspiraciones las consideramos justas y negaríamos el interés
y la responsabilidad que tenemos con nuestros compañeros si no continuáramos
en esa tesitura", le dijo.
Con la operación apagón ya puesta
en marcha como protesta, hábil para zafarse, Gamboa Pascoe se encubrió
en la formalidad: "mi misión es recibirle... se dice: está
usted en su casa, ¡pues está usted en su casa, señor
Presidente!".
Al momento en que Gamboa terminó con su "misión",
un grupo de entre 20 y 30 personas -todas con chamarras color azul y las
siglas amarillas de la CTM- se plantó frente al mandatario. A no
más de tres metros, en la posición clásica de los
porristas, retomaron la consigna: "que bajen la luz, ¡hoy!, que bajen
la luz, ¡hoy!, que bajen la luz, ¡hoy!".
Y con el tres veces ¡hoy! ?Fox lo recordará
bien?, la receta otra vez de los apagones.
El mandatario asomó una leve sonrisa. A su lado,
el secretario del Trabajo, Carlos Abascal Carranza, quien había
llegado con él, lo miró de reojo: siguió el ejemplo
de su jefe... él también sonrió. Creel Miranda, en
tanto, permaneció serio, muy serio.
De la Vega tomó la palabra. Como responsable de
la comunicación de la CTM, le tocó dar lectura al mensaje
que Rodríguez Alcaine había preparado y que ordenó
se transmitiera. La enfermedad que lo aqueja no lo impediría de
dejar su sello.
Leyó entonces el legislador priísta el mensaje
de su correligionario: al movimiento obrero "le preocupa" que la economía
no esté creando los empleos que se requieren; el escenario laboral
"se encuentra en un grave estado de deterioro"; la globalización
"no debe ser argumento para debilitar la articulación de un proyecto
nacionalista de desarrollo"; hay que evitar episodios de carácter
recesivo.
A esas pinceladas por la "preocupación de clase",
siguieron una exigencia y una advertencia. La primera, para reformar la
Ley del Sistema de Ahorro para el Retiro "y que los recursos financieros
que pertenecen a los asalariados se puedan invertir en la generación
de empleos y el fortalecimiento de industrias estratégicas".
La advertencia tuvo que ver con su absoluto rechazo a
"las intenciones de la Secretaría de Hacienda, que pretende que
los sindicatos sean fiscalizados por esa dependencia en el manejo de los
recursos financieros que pertenecen a los trabajadores".
-¡Duro, duro, duro!"?reaccionaron en las butacas,
cuyos ocupantes empezaron a retomar el coro: "no más impuestos,
no más impuestos...".
-¡Cada chango a su mecate, Vicente!" -gritó
alguien.
Continuó De la Vega, punzante, desafiante: "la
Confederación de Trabajadores de México milita, de siempre,
en el Partido Revolucionario Institucional. Esa militancia es parte de
las tradiciones sociales que nos distinguen y uno de los cimientos que
nos dan coherencia ideológica. El sector obrero es uno de los bastiones
históricos del partido, contamos con la representatividad y la capacidad
para contribuir en las estrategias que nos permitan elevar nuestra presencia
política".
El mensaje fue ya partidista, marcando distancia de Fox:
"con el talento y la participación de los trabajadores, será
posible la transformación del Partido Revolucionario Institucional".
-¡Duro, duro, duro! ?secundaron los cetemistas a
De la Vega.
-¡Madrazo, Madrazo ?corearon también el apellido
del próximo dirigente tricolor.
El Presidente volvió a sonreír. Abascal,
también. Creel siguió muy, muy serio.
-¡Viva Madrazo! ?volvieron a gritar.
"¡Llévate a Abascal!", la despedida
Vino el mensaje del mandatario. "El gran desafío
es convertir este proceso histórico del cambio en una oportunidad
real, concreta, para poner a México al día y a la vanguardia,
para elevar el nivel de vida y la calidad de vida", expuso.
-¿Y para cuándo? -lo interrumpieron, le
gritaron desde el sillerío.
Les dijo que compartía con ellos "el criterio"
de que es "urgente traducir la fortaleza económica del país
en un mejor nivel de vida y en la integración y el desarrollo de
todas aquellas familias y ciudadanos que se encuentran fuera del mismo".
Y les ofreció "defender el empleo y fortalecer el poder adquisitivo
del ingreso familiar".
-¡No más impuestos, no más impuestos...
?fue una nueva interrupción.
Finalmente, Fox expresó su confianza en que "en
la democracia" y con la participación de todos, "vamos a transformar
las relaciones laborales en un peldaño de éxito". Visualizó
el sindicalismo que pretende consolidar en México: libre, creativo,
responsable, solidario y con visión de Estado.
-¡Llévate a Abascal! -lo despidieron.
Y de salida, alguien se acercó a obsequiarle al
Presidente una chamarra, negra con rojo, del Grupo Sindical CTM. Apenas
la vio el mandatario la hizo a un lado. Alguien del Estado Mayor Presidencial
lo quiso ayudar, quizás creyendo que el mandatario pretendía
enfundarse en ella, la abrió y la puso sobre su espalda. Con un
brusco movimiento, Fox la rechazó.
-¿Parece que todo estaba preparado, don Joaquín,
los apagones..? -se le preguntó al final a Gamboa Pascoe.
-Noooo. ¡Cómo van a creer ustedes eso! Aquí
lo que está organizado es recibirlo con la consideración
que merece y se le debe mostrar.