La Orquesta Sinfónica de Xalapa rompe
protocolos
De la Mora y Olivia Gorra hacen bailar a miles en el
Concierto de primavera
ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO
Veracruz, Ver., 3 de marzo. El tenor Fernando de
la Mora y la soprano Olivia Gorra pusieron a bailar a cientos de los miles
de asistentes al Concierto de primavera realizado la noche del sábado
primero de marzo, en el Paseo del Malecón, en un concierto en el
que la música se extendió, literalmente, a los cuatro vientos,
interpretada por la Orquesta Sinfónica de Xalapa. Eran las nueve
de la noche y el clima se puso más que emotivo cuando de las campanas
del reloj del faro Venustiano Carranza se escuchó la melodía
himno que Agustín Lara le compuso a su tierra: Veracruz.
El
programa estuvo integrado por algo de lo mejor y más pegajoso de
la historia musical mexicana, como A la orilla del mar, de Esperón
y Cortázar; Alejandra, de Mora, en la voz de Gorra, originaria
de estas tierras, soprano ganadora del concurso internacional Traviata
2000, quien suma a sus cualidades vocales la alegría y el ánimo
de quedar bien con sus paisanos, quienes le aplaudieron sobre todo la interpretación
de Júrame, de María Greever.
La Orquesta Sinfónica de Xalapa, bajo la batuta
del director huésped Enrique Patrón de Rueda, rompió
los aburridos protocolos y seguía el despapaye que su director le
ordenaba, como silbarle a la soprano y a su belleza. Los músicos
tocaron varios popurrís, entre ellos uno de temas de Lara, otro
de danzones y uno más de mambos.
De la Mora mostró una vez más sus dotes
y estilo, desarrollado desde 1987. Emocionó cuando de su voz salió
la letra de Torna a Sorrento y Granada. Ya en plena alegría
complació a las cabecitas blancas con la inmortal Amor eterno,
de Juan Gabriel, y una que otra enjundiosa ranchera. Los juegos pirotécnicos
fueron el típico fin de este tipo actuaciones.
El Popochas
Así, cientos de parejas se dieron a lo que el cronista
de la ciudad, José Pérez de León, de 75 años,
definió como el principal vicio de los naturales de estas tierras:
bailar. Al maestro le llaman desde sus tiempos de escuela El Popochas;
"cosas de chamacos", dijo. Si alguien conoce los barrios, las otras historias
que no aparecen en los libros, es don José. Señala a la gente
de aquí como franca y sincera y, generalmente, demasiado confiada,
"carente de maldad y malicia".
No obstante, aclaró que ya no se puede dejar afuera
la bicicleta, "porque ya somos muchos y no nos conocemos". Ha visto cambiar
la fisonomía de la ciudad, de las viejas construcciones de madera
a las de mármol y cantera. Conoce infinidad de cantinas y bares,
pero asegura que hay muchos que están disfrazados de fondas y restaurantes.
De las mujeres señala que son guapas y, en general, muy alegres.
En torno a la discusión sobre la negativa a que
se instalara en el muelle de la T la estatua de Porfirio Díaz, expuso
que cada quien tiene su criterio, "pero debió haberse hecho un plebiscito
para que la gente decidiera. Veracruz, se quiera o no, está en deuda
con Porfirio".
El cronista fue amigo y compadre de Agustín Lara.
"El trataba a la gente según el tipo de relación". Para probar
esto muestra una foto donde aparecen él, Luis El Pirata Fuente,
Beto
Avila y Agustín Lara. Pérez de León fue rey del carnaval
en 1953 (estudió hasta el cuarto de Leyes).
La charla se desarrolla el domingo en la cocina económica
Mary, donde todo está sabroso. Los recuerdos pasan uno a uno. Enseña
las casas, los patios con los lavaderos colectivos. "Cuando Agustín
se dirigía al piano y comenzaba a tocar se hacía un silencio
sepulcral." El narrador de microhistorias fue futbolista, aunque ahora
le cueste trabajo caminar. "Todo por servir se acaba..."
-¿Qué tal salió usted para el trago?
-¿Con qué mano?
Reconoce en el veracruzano una agilidad mental única
para los albures, los dichos y el cruce de palabras. "Aquí me gusta
vivir. Como Veracruz ni Nueva York ni París".
-¿De dónde salió la lana para que
usted viajara tanto?
-Me saqué la lotería.
Veracruz viene de "cruz verdadera, así le puso
Hernán Cortés". Un cronista debe conocer sus orígenes,
primero que cualquier otra cosa, finalizó.