ASTILLERO
Julio Hernández López
ES LAMENTABLE QUE, UNA vez más, el embajador de México en Cuba no encuentre su lugar.
COMO ES SABIDO, RICARDO Pascoe andaba de retiro diplomático (no turístico, según explica) en Cincinnati, Ohio, mientras en La Habana irrumpían en la sede mexicana tanto un autobús blanquiazul como 21 personas movidas por declaraciones descuidadas del secretario mexicano de Relaciones Exteriores. Fuera de lugar, también, le tomó la decisión de su jefe, el canciller de las puertas abiertas, de enviar al subsecretario Gustavo Iruegas a negociar y componer lo que el embajador viajero no podía, lento como fue para responder y enfrentar un problema al que llegaron con más rapidez periodistas mexicanos que el propio conferencista itinerante.
PUES BIEN, INDIGNADO POR lo que el suscrito escribió al respecto el pasado lunes en Astillero, el embajador del off side ha enviado una carta de queja a la directora de La Jornada. Amante del circunloquio, Pascoe le dice a la señora Carmen Lira: "Al enviarle un cordial saludo, hago referencia a la columna Astillero del día de hoy, del periodista Julio Hernández López, a quien por medio de usted me quiero dirigir". (Gran congruencia del embajador: si para dirigirse a un columnista primero pasa por la directora general, es explicable que para atender los asuntos de Cuba primero pase por tierras estadunidenses).
DEJANDO DE LADO LAS quejas indirectas del distinguido diplomático ("no entiendo el sentido de perjudicarme", dice en una dolida línea publicada en El Correo Ilustrado de La Jornada), es oportuno atender otro fuera de lugar, como es la parte de su lamento en que menciona que "como embajador no me corresponde señalar, con dedo flamígero como suele hacerse dolosamente sin contar con suficiente información, a los autores intelectuales de los hechos suscitados recientemente en la embajada de México. No voy a caer en el juego y lamento profundamente la actitud de este periodista".
TESTIMONIOS INEQUIVOCOS se han dado a lo largo de la existencia de esta columna sobre la disposición incondicional que el escribiente tiene para aceptar sus errores, reconocerlos públicamente, dar espacio a las rectificaciones o precisiones correspondientes y ofrecer disculpas a quien hubiese sido ofendido por tales teclazos desafinados. Pero, a entender del susodicho, no es tal el caso del embajador Pascoe. Quiera o no reconocerlo, le pillaron fuera de base (en retiro, retirado), con el agravante de haber mostrado una capacidad de reacción demasiado lenta.
PERO ADEMAS, EL EMBAJADOR abunda en la práctica cínica que en Tlatelolco se cree elegante e inteligente método de embaucamiento. La diplomacia del voto útil, encabezada por Jorge Castañeda y representada en Cuba por el citado Pascoe, ha tratado de ocultar mediante charlatanerías la responsabilidad política e histórica que les corresponde en la creación de múltiples formas de agravio a los principios de la política exterior mexicana y, en el caso, a las relaciones con Cuba. De esa manera, el canciller parece no entender las razones por las cuales se produjo el asalto a la embajada mexicana, como si no fuera él un promotor intenso de la disidencia cubana mediante improbables cirugías académicas (las relaciones con la República de Cuba y no con la Revolución Cubana), innecesarias reuniones con opositores a Fidel Castro y palabras de provocación pronunciadas en sitios de reacciones previsibles, como acaba de suceder en Miami (las puertas abiertas).
AHORA, EL EMBAJADOR PASCOE agrega una hipocresía al catálogo del bando al que sexenalmente pertenece. Niega, indignado, que le corresponda "señalar con dedo flamígero" (Ƒno habrá algún asesor que le allegue algunas otras frases de cajón?) a los autores intelectuales del asalto a la embajada mexicana en Cuba, y advierte que no caerá en ese juego. Pero... resulta que fue él, de acuerdo con todos los reportes de prensa disponibles, quien sibilinamente colocó el tema de la autoría intelectual sobre la mesa. Según la nota del corresponsal Gerardo Arreola, el lanzador olímpico de piedras con técnica de mano retráctil habría dicho: "Nuestra evaluación de las personas que invadieron la embajada es que no nos parece que sean estas personas capaces, por sí solas, de organizar un operativo de este tipo. Fue, en realidad, un operativo bastante sofisticado, bastante coordinado por lo que deja entrever esta situación. Y, por tanto, nosotros suponemos que hay algún tipo de autoría intelectual detrás".
ƑQUIÉN PODRIA ORGANIZAR en La Habana un operativo sofisticado, bastante coordinado, si no fuese el propio gobierno, controlador al extremo desde décadas de lo que sucede en la isla? ƑEra eso lo que en un nuevo traspié diplomático sugería el embajador de pasado izquierdista? Trastabillante, confrontado por los periodistas cubanos, Pascoe no quiso, sin embargo, reducir el tamaño de la insinuación que en sus labios oficiales estaba haciendo, de tal manera que rechazó la salida que los periodistas cubanos le ofrecían al preguntarle si la tal autoría intelectual podría ser la de la difusora estadunidense que acomodó y repitió las palabras del canciller Castañeda para dar impresiones de rupturas de relaciones y de acogida mexicana a deseosos de dejar Cuba. "Cuando digo autoría intelectual no estoy pensando en Radio Martí -sentenció Pascoe-. Radio Martí puede ser un instrumento; así lo vería en todo caso. Eso para mí no es autoría intelectual. La autoría intelectual estaría en otro lado". Y entonces, valiente, enérgico, claro, decidido, trató de echar la pelotita a la cancha de los periodistas: "Y no me toca, lo digo con claridad, no me toca a mí estar señalando con dedo flamígero, independientemente de que pudiera tener mi propia impresión y mi propia información acerca de esa autoría intelectual". El corresponsal de La Jornada, Arreola, escribió que una reportera cubana pidió: "ƑNos daría esa impresión?" A lo que el embajador mexicano respondió: "No". En otra parte de la rueda de prensa, Pascoe insistió en su intención de nombrar a los periodistas como fiscales especiales para la investigación e interpretación de las insinuaciones del embajador en Cuba: El incidente de la embajada: "Para nosotros es una situación que, obviamente, ni creemos que haya sido precipitada o creada por solamente obra de algún comentario o alguna interpretación. Es por ello que insistimos en que quizás el periodismo investigativo tendrá que indagar a fondo cuáles son los orígenes reales de una situación política de esta naturaleza".
COMO VERA EL LECTOR, LA valentía y la contundencia de nuestros altos diplomáticos están fuera de cualquier duda. El canciller declara ante activistas del anticastrismo en Miami que las puertas de la embajada mexicana en La Habana están abiertas y luego se asombra de que haya quienes busquen cruzarlas. El embajador denuncia operativos sofisticados y autorías intelectuales en el asalto a la embajada y luego responsabiliza a los periodistas de demostrar lo que él ha dicho. Son diplomáticos, como se ve, en permanente fuera de lugar.
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