Abren mañana exposición del pintor
expresionista en el MAM
Lasar Segall se acercó a Brasil y creó
un arte elaborado, sensual y emocional
Su cuadro Eternos caminantes fue calificado de
''degenerado'' por los nazis en 1937
La relevancia del artista, comparable con cualquiera
de ''los tres grandes'' de México
MERRY MAC MASTERS
La
exposición de ''arte degenerado'', organizada en Munich por los
nazis en 1937 para descalificar el arte moderno con obras, entre muchos
otros, de Max Beckmann, Otto Dix, Marc Chagall, Max Ernst y Pablo Picasso,
también incluyó diez piezas (tres pinturas y siete grabados)
del artista de origen lituano Lasar Segall (Vilna, 1891-Sao Paulo, 1957).
Curiosamente, el pintor expresionista había emigrado a Brasil desde
1923, naturalizándose cuatro años después, aunque
iba y venía entre Europa y su país adoptivo.
Ahora uno de los cuadros, el óleo Eternos caminantes
(1919) será exhibido en el Museo de Arte Moderno como parte de la
exposición Lasar Segall. Un expresionista brasileño
de 128 obras, entre pintura, acuarelas, gouaches, dibujos, grafitos
y grabados que abarcan de 1912 a 1956, realizada al alimón con el
Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires y el Museo Lasar Segall,
de Sao Paulo ?recinto creado en 1967 y que en 1984 pasó a formar
parte del Ministerio de Cultura de Brasil?, que será inaugurada
mañana a las 20 horas en el MAM.
En conferencia de prensa, ayer, Vera d'Horta, curadora
de la muestra, narró la historia de lo que consideró una
de las piezas más relevantes de la exposición. Un investigador
alemán, recordó, que filmó la exposición de
arte degenerado hizo el documental Arquitectura de la destrucción,
donde el cuadro Eternos caminantes aparece 11 segundos. ''Los conté
?afirma d'Horta? porque vi la película tres veces. A lado (del cuadro)
aparecen Hitler y Goebbels conversando y apuntando''.
Para la curadora esa ''historia triste'' comprueba la
importancia histórica de la obra. Los trabajos de Segall considerados
''arte degenerado'' pasaron luego a formar parte de colecciones suizas
y más adelante fueron rescatados por su viuda.
Concebida como exposición itinerante, d'Horta propuso
explorar el aspecto del artista inmigrante. Segall, aseguró, fue
impactado por Brasil ''en dos direcciones''. Su primera impresión
fue en cuanto a sus colores, su pueblo tan alegre, la danza, el carnaval
y la vegetación, sensaciones que trasladó a su obra de una
manera ''emocionante''.
Rescate de orígenes nacionales
Segall también impactó el ambiente cultural
brasileño. Apenas llegaba al país sudamericano, cuando había
acontecido la semana de arte moderno de 1922. Los modernistas, apuntó
d'Horta, aceptaron a Segall con mucho entusiasmo y el expresionismo que
cultivaba fue concebido como un acierto muy grande porque aquéllos
buscaban una manera de rescatar los orígenes nacionales.
Para la década de los treinta, sin embargo, Segall
se acercarse a Brasil de manera más reflexiva, más interiorizada.
Añade a esta influencia sus orígenes judíos y rusos
que eran ''muy fuertes''. Creó un arte muy elaborado, sensual y
emocional. Para Mario Andrade, el gran crítico del modernismo brasileño,
continuó d'Horta, Segall era un constructor de ambiente.
La exposición se divide en diez núcleos
temáticos: autorretratos, retratos, figuras humanas en interiores,
figuras humanas y escenarios urbanos, la maternidad, los temas judaicos
y el genocidio, la emigración, la naturaleza muerta, y la prostitución
y las florestas.
En su momento Luis-Martín Lozano, director del
Museo de Arte Moderno, dijo que Segall corresponde a la cultura brasileña
lo que podría ser cualquier de los ''tres grandes'' para la pintura
mexicana.