El sábado abrirán una muestra del pintor mexicano en el Museo San Diego de Arte
Después de cuatro décadas, Orozco vuelve a exponer en Estados Unidos
Incluye 120 pinturas, grabados, dibujos, aguafuertes y bocetos preparatorios para murales
Cumplirá itinerario en Dartmouth, New Hampshire y luego vendrá al Carrillo Gil del DF
MERRY MAC MASTERS
Más de cuatro décadas debieron transcurrir para montar en Estados Unidos una nueva exposición del artista mexicano José Clemente Orozco (1883-1949).
Organizada por el Museo Hood de Arte, localizado en Dartmouth College, en Hannover (New Hampshire) y el Carrillo Gil, de México, la muestra José Clemente Orozco en Estados Unidos, 1927-1934, se abrirá al público el próximo sábado 9 en el Museo San Diego de Arte, California.
En el Dartmouth College el jalisciense pintó, primero, una pequeña obra para después plasmar, entre 1932 y 1934, La epopeya de la civilización americana, su mural más grande y ambicioso en el país del norte.
''Agitador'' del alma
Como su título indica, la exhibición explora el vasto cuerpo de obra que el artista produjo durante una prolongada estancia en Estados Unidos. Se trata de la primera gran exposición relacionada con su paso por ese país.
Con 120 pinturas, grabados, dibujos, aguafuertes y estudios preparatorios para murales, la muestra itinerante se podrá admirar en el recinto de San Diego, donde también, mañana viernes y el sábado se efectuará el simposio La recepción de Orozco en Estados Unidos: una visión intercultural desde la Revolución Mexicana hasta el presente, con la participación de David Craven; Renato González Mello y Diane Miliotes, curadores de la exposición; Anna Indych; Lizzetta LeFalle-Collins, así como los muralistas locales Salvador Roberto Torres, Judith Baca y Joseph Montalvo.
El próximo 8 de junio la exposición viajará al Museo Hood de Arte y el 25 de enero de 2003 se presentará en el Museo de Arte Carrillo Gil.
De acuerdo con la publicidad del Museo de Arte de San Diego, mientras algunos artistas ''tranquilizan'' los sentidos, otros ''agitan'' el alma. Por lo visto, Orozco corresponde al segundo grupo. A partir de diciembre de 1927, el muralista pasó siete años en Estados Unidos. Además de los murales que realizó para Pomona College, en Claremont, California; la New School for Social Research, en Nueva York, y Dartmouth College, Orozco creó un sólido cuerpo de obra en otros medios.
Encuentro con la modernidad
Para los curadores de la muestra, la producción orozquiana de ese periodo, vista como conjunto, ilumina su complejo desarrollo creativo y político, a la vez que permite estudiar la influencia de los artistas visuales mexicanos en el país del norte. Cabe mencionar que en esos mismos años Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, contemporáneos de Orozco, también visitaron Estados Unidos, sin embargo sus estancias fueron más breves.
Con base en información proporcionada por el Museo San Diego de Arte, al viajar hacia el norte desde México en busca de nuevos benefactores para su obra muralística, el trío de artistas se enfrentó a una cultura desconocida y a una modernidad que, al mismo tiempo, los atrajo y que ellos rechazaron.
Los trabajos de Orozco, inclui-dos sus encargos muralísticos en Estados Unidos, fueron profundamente afectados por estas experiencias. Al parecer, sus murales estadunidenses le proporcionaron el reconocimiento internacional que buscaba y al regresar a México, en 1934, llegó apoyado por una sólida reputación y nuevos encargos lo esperaban.
Compromiso con el arte contemporáneo
Las obras escogidas para la muestra reflejan el ''impacto'' que su estancia en Estados Unidos produjo en el trabajo del artista, que propició la producción de un nuevo cuerpo de trabajo que cubría una gama más amplia de temas que los tratados con anterioridad. Durante el periodo en cuestión, Orozco siguió enfocando los asuntos intelectuales y sociales que desde hace mucho tiempo habían sido su preocupación, sin embargo ya no los trataba de manera exclusiva en términos de una temática mexicana.
Además de sus pinturas y dibujos de la gente y del paisaje de su país de origen -por ejemplo, Colinas mexicanas (1930) y Desfile zapatista (1931)-, se podrán ver representaciones de la moderna metrópoli estadunidense: sus rascacielos y puentes; sus trabajadores, y aquellos que perdieron sus empleos durante la Gran Depresión de finales de los años 20.
También incluidas en la exposición, las piezas Mannikins (1930), Aquella noche (1930) y Los muertos (1931) demuestran hasta qué grado José Clemente Orozco sabía de y se sentía comprometido con el arte contemporáneo de Europa y de Estados Unidos. Asimismo, se exhiben varios bocetos preparatorios para los tres murales que ejecutó en este último país.
Pintar en la urbe de hierro
Antes de trabajar en Dartmouth College, Orozco había realizado el fresco Prometeo (1930), en Pomona College, de Claremont, California -primer mural moderno pintado en Estados Unidos por un artista mexicano- y La mesa de la fraternidad, La lucha con el oriente y La lucha con el occidente (1930-31) en la New School for Social Research, de Nueva York.
Su agente Alma Reed fue quien le consiguió el encargo de pintar en Pomona Colege, escuela progresiva para educación de adultos y centro emergente de arte moderno. Con ello satisfizo la meta de Orozco de realizar un mural en Nueva York, centro artístico e intelectual estadunidense.
El catálogo de la muestra comprende ensayos de especialistas de varios países como Renato González Mello, Diane Miliotes, Dawn Ades, Alicia Azuela, Jacquelynn Bass, Karen Cordero, Rita Eder, James Oles, Francisco Reyes Palma y Victor Sorell. Habrá ediciones en inglés y en español.