Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 8 de marzo de 2002
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Cultura

La desigualdad persiste, dicen creadoras en el Día Internacional de la Mujer

Crece la incorporación de temáticas y problemas femeninos al mundo del arte

Arte y mujer ha sido una combinación tan importante que ''no se podrían entender las expresiones contemporáneas sin la influencia del feminismo, porque deshizo muchos de los conceptos tradicionales"

YANIRETH ISRADE

Es verdad que las mujeres se desplazan con soltura en terrenos en los que antes predominaba el hombre, pero el aplomo, para muchas, falla cuando se descubren expuestas a modos de pensar y actuar que suponían desterrados o distantes. El dilema entre lo que ellas conquistan y eso que a un mismo tiempo las atora y las sofoca (por ejemplo, la idea de que la ambición no es femenina o que las mujeres tienen como misión casi única amar a otros) aparece no sólo en publicaciones académicas o estudios sicológicos recientes: se halla también en los escenarios y los óleos, en las piezas dancísticas, en los performances, la música y el cine, las fotografías y las esculturas o las obras literarias... en fin, en los actos creativos en los que intervienen.

El asunto de la compleja condición femenina actual no lo evaden las creadoras y seguirá presente en su producción artística ''por lo menos hasta 2050", augura entre bromas y veras la dramaturga Sabina Berman.

Lejanas parecen las palabras de la escritora francesa Marguerite Yourcenar cuando en 1951, a modo de justificación según la interpretación de la narradora Francesca Gargallo, dijo en su cuaderno de notas a Memorias de Adriano: ''(hubo la) imposibilidad, también, de tomar como figura central un personaje femenino; de elegir, por ejemplo, como eje de mi relato, a Platina en lugar de Adriano. La vida de las mujeres es más limitada o demasiado secreta. Basta que una mujer cuente sobre sí para que le reprochen que ya no sea mujer. Y ya bastante difícil es poner alguna verdad en boca de un hombre".

Ahora se nota una proliferación de obras que se ocupan primordialmente de lo femenino, sin ningún descrédito y con éxito de taquilla. Es el caso, en teatro, de montajes como Los monólogos de la vagina, Rosa de dos aromas y Confesiones de mujeres de 30, menciona como ejemplo Berman.

''Si hablamos de las obras con mayor público en las últimos cinco años se descubrirá una desproporción, pues la mayoría aborda el tema de las mujeres", comenta la dramaturga, cuya obra Feliz nuevo siglo Doktor Freud está en cartelera.

-ƑQué te dice esa proliferación?

-Me habla de un público femenino inquieto, ávido de cultura contemporánea, de mujeres que están pensando a mil por hora.

-ƑSientes como una responsabilidad ocuparte de la condición de la mujer en tu arte?

-El arte para mí no tiene objetivos de movilización. No lo veo así, pero puesto que soy mujer y me toca una época histórica en la que es tan interesante serlo, sería muy tonto evadirlo.

-ƑPor qué es inteligente entonces incorporarlo?

-Primero, porque es lo más emocionante que ocurrió en la cultura durante la segunda mitad del siglo XX, además, creo, de la revolución informática. Segundo, porque en el de la mujer hay un mundo 99 por ciento inédito, y un artista siempre busca los temas inéditos. Es un mundo por expresar y se ha comenzado ya, pero llevamos muy pocos años. Y tercero, porque también hay en ellas una forma de ver, que no estoy segura de llamarla feminista o no patriarcal; es un modo no obsesionado por el poder de uno sobre muchos, que es lo que llamaría patriarcado.

''Soy sensible a temas que tienen que ver con mi condición. La discriminación, no sólo en las mujeres, es algo que percibo y me duele", señala.

Arte y mujer ha sido una combinación tan importante -explica la artista plástica Mónica Mayer- que ''no se podrían entender las expresiones contemporáneas sin la influencia del feminismo, porque deshizo muchos de los conceptos tradicionales".

Conforme la historia de las mujeres se transformaba lo hacía también la literatura, afirma la escritora Francesca Gargallo. La literatura no ha estado exenta de la desigualdad de género, ''encadenada por los valores sexuales de la lengua, que confiere a los hombres movimiento, honor, seguridad, subjetividad, y a las mujeres una amalgama de sensaciones relativas a lo caótico y a lo estanco". Empero -expresa durante su intervención en el sexto Encuentro Internacional de Mujeres en el Arte-, entre finales del siglo XIX y finales de XX algo pasó: las mujeres, al escribir como tales y al ''explayar con ardor sus posiciones vitales, siempre políticas", construyeron los cimientos de una lengua nueva, sin emplear las formas aprendidas en la gramática y la sintaxis sexistas que, sin embargo, eran las únicas que recibieron. Lengua nueva en la que las mujeres ahora se reconocen".

Cita como precursoras, en México, a Enriqueta Ochoa y las narradoras Rosario Castellanos (Balún-Canán), Elena Poniatowska (Lilus Kikus) e Inés Arredondo (La Sulamita).

Gargallo coincide en que el espacio artístico es el primero para la liberación de las mujeres, como sostiene el humanismo feminista que tiene en la sexóloga colombiana María Ladi Lon-yourcenardoño su principal representante en Latinoamérica.

Esta búsqueda femenina y feminista en la literatura no es del todo tolerada por los hombres latinoamericanos, mucho menos si es exitosa, advierte la narradora mexicana Bárbara Jacobs. El escritor, dice, y aun el intelectual de Latinoamérica, acepta más a una escritora que en verdad no compite con el territorio supuestamente del hombre que a una que sí lo hace. Es decir, ''aceptan mejor a una novelista que no hace pensar y que no confronta, que únicamente entretiene a un nivel elemental. Se sienten sumamente incómodos cuando muestra una autora su técnica desarrollada, conocedora, porque la inteligencia ha sido territorio dominado por el hombre".

La danza también asimiló y ha reflejado las transformaciones de la mujer. Margarita Tortajada, en el sexto Encuentro Internacional de Mujeres en el Arte, expone que las creadoras de la primera danza moderna cuestionaron las representaciones que el ballet hacía de la mujer, pues ''guiada por la mirada masculina, la ballerina se constituía en objeto de deseo del espectador". Al hacerse dueñas de su danza (bailarinas, maestras, coreógrafas y directoras), acabaron con la división sexual del trabajo en el ballet y elaboraron las nuevas representaciones de la mujer, que expresaban sus experiencias. ''Restaron poder a la mirada masculina y eso permitió que las asistentes se identificaran con la imagen de mujer que proyectaba en la danza moderna."

Mujeres compositoras y cineastas hablan de una experiencia similar. Graciela Agudelo, fundadora de Onix Nuevo Ensamble de México y presidenta del Consejo de la Música, considera ineludible referirse a la circunstancia de la mujer en parte de su obra, como Cantos desde el confín, quinteto que se inspira en las canciones de las hilanderas del Medievo. En cine no son pocos los ejemplos. El más reciente, Perfume de violetas, de Maryse Sistach. Beatriz Novaro, hace años, con Lola o Danzón. El performance tampoco es ajeno a los problemas de la mujer. Lorena Wolffer hizo una memorable parodia de las campañas publicitarias de El Palacio del Hierro con su obra Soy totalmente de hierro, en cuyos anuncios espectaculares se leían mensajes como: ''lo curioso es que creas que puedes controlar mi imagen".

El vigor con el que se habla de la condición femenina en el arte se explica por las disparidades entre mujeres y hombres.

''Falta tanto para un equilibrio que todavía celebramos el Día Internacional de la Mujer; cuando ya no sea necesario marcar un día para nosotras, posiblemente el asunto haya mejorado", observa Mónica Mayer.

Si uno revisa estadísticas -agrega-, se advierte una realidad adversa para la mujer en la cultura, a pesar de que las chavas vengan con empuje y obtengan becas, pero hay menos exposiciones de mujeres artistas.

''Alguna vez hicimos un cálculo de 10 artículos referidos a obra de hombres contra uno de mujeres. Yo, que escribo sobre eso, no llego al porcentaje de 50 a 50, lo cual sucede porque es mayor la oferta cultural de los hombres". Sería, empero, ''aberrante" exigir una cuota de 50/50 para la obra de mujeres por ejemplo en Bellas Artes. Si exhiben es porque tienen algo que decir como artistas y seres humanos y no sólo por ser mujeres, por eso critica iniciativas como la de la Coordinadora de Mujeres en el Arte (ComuArte). ''Parece que las mujeres tienen que ir a Bellas Artes para que la institución las reconozca y su arte sea legítimo." Pon que no me maten, pide, divertida, esta feminista experta en decir cosas incómodas.

Las disparidades en otros sectores del arte son igualmente notorias. Hace tiempo se informaba en La Jornada (5/5/99), que en 103 años de industria fílmica nacional, sólo 40 cintas habían sido dirigidas por mujeres.

Agudelo relata que las mujeres solían ser buenas cantantes o instrumentistas, pero no figuraban en la dirección ni en la composición, hasta tiempos recientes.

Ana Luisa Méndez, soprano, reconoce que las mujeres ''en ocasiones desconfiamos de nuestro género, porque hay un prejuicio a nuestra obra creativa".

Esto se explica, según la directora de Debate feminista, Marta Lamas, debido a ''lógicas de promoción cultural a las que cuesta trabajo reconocer que hay muchas mujeres talentosas en el arte".

Con mayor presencia femenina, en el teatro mexicano son escasas las productoras y no hay funcionarias culturales que decidan las obras que se montan en el país, explica Sabina Berman. ''Somos más de 50 por ciento las egresadas de carreras universitarias, pero para llegar a los puestos de decisión hay un tope invisible, cultural."

Su trabajo en la serie Mujeres y poder, con Isabelle Tardán y Denise Maerker, le permitió mirar ese obstáculo ''invisible".

"Los internos son el miedo a romper el rol tradicional femenino, prevalecen estereotipos como que las mujeres no somos ambiciosas ni agresivas, pues agresividad y autoridad son equivalentes. La autoridad es masculina; estamos para amar. Todos esos son puros engaños semánticos, excepto la doble jornada, que es una realidad.

''Nos familiarizamos con el arte de la resignación a los dos años. Aprendemos rápido a reprimir la energía corporal. Es más fácil entristecernos que encabronarnos."

Existen también obstáculos externos: ''Afuera nos ofrecen imágenes de mujeres que no compiten y sonríen, que son agradables y bonitas, perfectos objetos de deseo".

La paradoja no de la mujer, porque no se puede generalizar, sino de las mujeres en su diversidad y múltiples circunstancias, la explica Lamas: ''En lo público cada vez hay más oportunidades, se abren espacios, ellas demuestran que se desempeñan con talento, responsabilidad y visión política; no obstante, en el mundo de lo privado muchas de estas mujeres siguen a veces a escondidas y sin reconocerlo padeciendo opresiones, desde violencia intrafamiliar hasta frigidez y desencuentros de todo tipo con sus parejas".

Y al analizar el aspecto opresivo que aún viven muchas mujeres, ''no podemos decir que sólo son víctimas. También son perpetradoras de mucha violencia, una violencia verbal impresionante contra los hombres, y mucha violencia física contra las criaturas. El machismo no es un problema sólo de hombres, sino una forma cultural que también las mujeres traen introyectada."

Por supuesto que hay una violencia machista de los hombres contra las mujeres en el ámbito de lo doméstico, pero tiene otras repercusiones, aclara: ''La que recibe golpes a su vez va a golpear a los hijos. Por eso es tan grave la violencia. Me preocupa que no se vean estas cadenas y se ataque una sola parte del problema".

Entre los factores para enfrentarlo destaca, junto con el abatimiento del desempleo y la ampliación de la seguridad social, la creación de espacios culturales no enajenantes y campañas de comunicación sostenidas que hagan que la violencia se convierta en algo desagradable e incómodo, ''que la sociedad exprese su repudio verdadero ante los actos violentos, no que atestigüe una golpiza -de un hombre a una mujer o de la madre a sus hijos- y no haga nada porque no quiera involucrarse".

La imparable lucha que protagonizan las mujeres por su individualidad presenta también riesgos, y sobre éstos reflexiona Berman:

''Podemos perder cosas muy valiosas o ganarlas para el resto de la humanidad. Una que me preocupa especialmente es el cuidado de los otros. Las mujeres se han ocupado tradicionalmente de eso, pero en su lucha por incorporarse al mundo con autoridad, autonomía y volverse individuos, puede ser que lo sacrifiquen. ƑImaginas un mundo donde nadie cuide a los demás gratis, como lo hacen las madres? Las mujeres hemos sido educadas también en la compasión. ƑVamos a perderla? O cuando obtengamos el poder, Ƒserá posible institucionalizarla para nuestras sociedades?

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