AFORE: ¿OTRO SAQUEO?
Integrantes
de la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de Diputados
--entre ellos su secretario, el priísta Samuel Aguilar-- han señalado
los graves riesgos que se ciernen sobre los recursos de los trabajadores
que manejan las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore), los destinos
indebidos que se han venido marcando para tales dineros, los cuales, en
contra de lo que dicta la ley, están mayoritariamente invertidos
en instrumentos financieros empleados por el gobierno para subsanar su
déficit y cubrir los desfalcos bancario (Fobaproa-Ipab) y carretero,
y no en proyectos de infraestructura, desarrollo regional, construcción
de vivienda y generación de empleo.
Así, de los 250 mil millones de pesos ahorrados
por los asalariados, el Ejecutivo ha dispuesto, mediante bonos gubernamentales,
de 234 mil 690 millones. Para colmo, el gobierno del presidente Vicente
Fox ha presentado una iniciativa de reformas a la Ley de los Sistemas de
Ahorro para el Retiro que eliminaría los candados vigentes que impiden
a las Afore invertir en mercados de valores, incluso del extranjero, atenuaría
las sanciones por irregularidades a esas entidades, desprotegería
a los trabajadores independientes y eliminaría la obligación
de las administradoras de constituir fondos de reserva y de garantizar
rendimientos a sus clientes.
Por lo demás, la información referida --
que ha venido publicándose en estas páginas desde el martes
pasado-- confirma que, como se advirtió en su momento, la constitución
de las Afore ha significado un jugoso negocio para los protegidos y beneficiarios
de los tres últimos gobiernos: los banqueros privados, dueños
de esas entidades.
Un ejemplo de ello es el astronómico margen de
ganancia obtenido en cinco años por el Grupo Ixe en su asociación
con el Instituto Mexicano del Seguro Social para conformar la Afore XXI:
al vender a una empresa estadunidense en 150 millones de dólares
su participación en esa sociedad, Ixe obtuvo una ganancia cercana
a dos mil por ciento sobre su aportación inicial de 79 millones
de pesos.
El que un puñado de especuladores esté multiplicando
sus fortunas de esa forma, valiéndose del dinero de los asalariados
y trabajadores en general, y poniendo en riesgo el patrimonio de más
de 20 millones de mexicanos, resulta intolerable e indignante. Es necesario
que el Poder Legislativo ataje los riesgos de un nuevo y gigantesco saqueo
de la mayoría de la población productiva a manos de unos
cuantos vivales, como el que perpetraron hace unos años Ernesto
Zedillo, el PRI y el PAN, al socializar las deudas privadas de los banqueros.