El grupo camerunés rescata la música
ritual de su país y del continente africano
Súbita fama de Kiss Kiss Balafons entre los
asistentes al segundo festival de marimbistas
El balafón, xilófono de bambú que
fue combatido y resucitado por la Iglesia católica
ANGEL VARGAS ENVIADO
Tuxtla Gutierrez, Chis., 7 de marzo. La presencia
de los camerunenses de Kiss Kiss Balafons causa revuelo en la capital chiapaneca.
Sea por lo inusitado que resulta recibir en esta ciudad a visitantes de
tierras tan remotas, el carisma que proyectan, lo extravagante de sus vestimentas,
la excéntrica apariencia y personalidad del larguirucho bailarín
Ayissi Le Duc, o por su forma tan festiva de concebir y hacer la música,
o por la suma de todo ello, pero lo cierto es que no hay parte donde no
se comente algo sobre esos músicos.
Desde su actuación inicial en el concierto de apertura
del segundo Festival Internacional de Marimbistas, que este viernes concluye,
con su trabajo se granjearon el interés y la simpatía de
los asistentes al Teatro de la Ciudad Emilio Rabasa. Luego reafirmaron
esa condición y extendieron sus alcances, gracias a su presentación
al aire libre en la plaza central. Y los esperan con expectación
en Tapachula y San Cristóbal de las Casas, donde tocarán
como parte de las actividades que el festival ofrece en otros municipios.
Fuera de ese fenómeno de fama súbita, en
lo artístico Kiss Kiss Balafons se ha distinguido de los otros participantes
extranjeros del encuentro por ser el grupo con el cual queda representada
la parte ancestral de los instrumentos a cuya familia pertenece la marimba,
tanto en lo que se relaciona con su estructura morfológica como
con su forma de ejecución.
''Instrumento diabólico''
Kiss Kiss Balafons fue fundado en 1994 por Kisito Owona
-joven camerunés que emigró a Francia para estudiar filosofía-
con el propósito de difundir la música del balafón
por el mundo y, con ella, un elemento esencial de la cultura de ese país
africano.
El
balafón es una especie de xilófono hecho de bambú
y es utilizado con fines rituales. Sus orígenes se remontan a épocas
ancestrales en casi todo el continente africano, en particular a las partes
norte y occidental, aunque la forma de construirlo e interpretarlo varía
de acuerdo con las diferentes regiones y etnias.
En Camerún, como resultado de la colonización
francesa, el instrumento se vio en peligro de desaparecer debido a que
los primeros sacerdotes católicos prohibieron su uso con el alegato
de que se trataba de ''un instrumento diabólico".
Fue en décadas recientes recobró auge, aunque
de manera curiosa y paradójica eso se debió a la propia institución
católica, cuando en los años sesenta comenzaron a egresar
de los seminarios los curas autóctonos y se extendió la teología
de la liberación. El balafón no sólo fue incorporado
a la liturgia, sino que en las propias iglesias los niños fueron
enseñados a tocarlo, si bien de manera lírica.
Owona, de 33 años, fue uno de los infantes que
recibieron esa educación, al igual que otros dos de sus hermanos.
Cuando llegó a Francia y se percató de que en ese país,
al igual que en gran parte de Europa, sólo eran conocidos los tam-tam
y otros instrumentos de percusión, pero no los balafones, se decidió
de manera definitiva a integrar el grupo.
Desde un principio se planteó no sólo rescatar
la música tradicional de su país y de otras regiones de Africa,
casi toda de origen ritual, sino hacer del suyo un instrumento contemporáneo
y universal.
Por eso su repertorio se nutre también de composiciones
propias y el conjunto incluye desde su fundación a integrantes de
otras nacionalidades (un francés y un isleño de Guadalupe),
que enriquecen el sonido de los tres balafones con otros instrumentos de
percusión (batería y tumbas) y guitarra eléctrica.
Africa es un pueblo de cantores
De los siete músicos de Kiss Kiss Balafons, ninguno
cursó de manera formal estudios en la disciplina; más aún,
la mayoría no lee notas.
Sin embargo, eso no es obstáculo para hacer sonar
con virtuosismo el instrumento, asegura Kisito, pues desde sus orígenes
lo que siempre se ha buscado lograr es emular el canto humano y por eso
pueden tocar sólo con la ayuda del oído. ''Africa es ante
todo un pueblo de cantores."
Según el músico, el reconocimiento internacional
del grupo ha propiciado todo un movimiento en Camerún para que el
balafón renazca y, asegura, ya no sólo se ve en los bares
y en los restaurantes, sino que cada día más niños
y jóvenes se interesan en estudiarlo de manera formal y las escuelas
de música comienzan a incluirlo en sus planes de estudio.