Leonardo García Tsao
La Muestra de la novatada
La Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara inicia hoy su edición 17 con un problema de números. Aunque es el único festival nacional que ha sobrevivido con creces la década de existencia, lo ha hecho con demasiados cambios en su continuidad. Si no he perdido la cuenta, 10 son las personas que han dirigido la Muestra en 17 años -incluyendo a quien esto escribe, nada menos. El cambio más reciente fue el colmo: en septiembre del año pasado se nombró al colombiano Enrique Ortiga. En diciembre se supo de manera discreta que había renunciado y quien fungía de subdirectora, la incipiente cineasta tapatía Kenya Márquez, tuvo un ascenso inmediato. (Tal vez el único otro puesto más inestable es la presidencia de Argentina.)
Eso quiere decir que Márquez ha tenido apenas un par de meses y pico a cargo del asunto. Ese tiempo no sería suficiente para organizar bien una kermés, ya no digamos un festival de cine con ambiciones internacionales. Quizá por eso, el programa de la 17 Muestra da la impresión de una apresurada toma de decisiones, de selecciones no pensadas del todo, de querer ocultar con demasiadas actividades una improvisación de fondo.
Por lo pronto, la razón de ser de la Muestra -la exhibición del cine mexicano reciente- se ha dispuesto de tal manera que se presta a inconformidades. Por ejemplo, incluir dentro de la sección competitiva un par de títulos -El gavilán de la sierra, de Juan Antonio de la Riva, y Vivir mata, de Nicolás Echevarría- estrenados comercialmente en todo el país. Vaya, las películas ya han sido expuestas a la opinión pública y a la crítica. No se puede decir que compitan en igualdad de circunstancias con cintas que se verán por vez primera.
En cambio una película inédita, Seres humanos, ópera prima del egresado del CCC Jorge Aguilera, ha sido relegada a la sección Panorama. No es de extrañar que el propio realizador haya decidido retirarla del programa, pues situarla al lado de un material francamente abominable como Guerrero, debut protagónico del diputado Félix Salgado Macedonio, o Punto y aparte, de Francisco del Toro, sólo podría resultarle contraproducente. Tampoco se explica la inclusión en el mismo Panorama de un par de producciones de Altavista, Atlético San Pancho y El segundo aire, tan viejas en la ahora rápida obsolescencia del cine, que ya están disponibles en video.
El problema de base es el ineficaz procedimiento de las inscripciones, que también aqueja a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Un festival de cine no es un concurso de belleza, donde se inscriben las señoritas interesadas. La labor de un departamento de programación implica seleccionar el material a partir de la búsqueda del mismo. Si el programador se sienta a esperar a que le traigan las películas, ocurren extrañas omisiones como Escrito en el cuerpo de la noche, de Jaime Humberto Hermosillo, o Japón, la ópera prima independiente de Carlos Reygadas que, a partir de su exhibición en Rotterdam, ya ha sido seleccionada para la Quincena de Realizadores de Cannes. Según la crítica de David Rooney publicada en Variety, se trata de uno de los largometrajes mexicanos más interesantes de los últimos años. Y no se verá en Guadalajara.
Asimismo, las secciones paralelas provocan otras interrogantes. ƑPor qué hacer una función especial de El barbero de Siberia, producción franco-rusa de Nikita Mijalkov que fue abucheada en su estreno en Cannes hace tres años? ƑEs justo privilegiar a la venezolana Una casa con vista al mar, de Alberto Arvelo, con una función de gala, cuando se supone compite por el premio a la mejor película iberoamericana? ƑNo es algo improcedente el cambio de homenajes a estrellas del cine nacional -Ignacio López Tarso, Silvia Pinal, María Félix- por el de un especialista en efectos sonoros como Gonzalo Gavira?
Una visita a la página web de la Muestra (www.guadalajaracinemafest.com) confirma la impresión de pretender demasiado bajo una sintomática ausencia de rigor. Las faltas de ortografía ("expocisiones", homenaje a "Monxto Armendáris") y la información contradictoria (Vera, de Francisco Athié, no aparece en el listado de la sección oficial pero sí en el horario de proyecciones), no son tan graves como el eterno error de confundir la cantidad con la calidad. Como en aquel viejo chiste, el lema de la 17 Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara parece ser "mejor que so-sobre y no que fa-falte".
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