Miembros de la institución dicen que ha mantenido el control por más de una década
La UdeG, en manos de mafia encabezada por Padilla
Durante años los líderes de la universidad sirvieron al PRI a cambio de diputaciones
MIREYA CUELLAR Y CAYETANO FRIAS ENVIADA Y CORRESPONSAL
Guadalajara, Jal., 10 de marzo. Hace 15 años los problemas de la Universidad de Guadalajara (UdeG) se "arreglaban" con una pistola sobre la mesa. Hoy, los miembros del grupo dirigente tienen títulos académicos de la Universidad de Nuevo México o credenciales de algún curso en París. Barniz y afeites aparte, el grupo Universidad, que encabeza el ex rector Raúl Padilla López, controla desde hace 12 años las riendas de la institución.
La mano de Raúl, como todos aquí familiarmente llaman al hoy presidente de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, se siente en las decisiones importantes de la universidad; como en la designación de su hermano, José Trinidad, Trino, quien desde el año pasado ocupa la rectoría.
Para sus miembros, el grupo es una "coalición política" que ha logrado "modernizar" la institución; para otros es una mafia que se ha repartido el poder por territorios: los 12 centros de la red universitaria; cinco temáticos, ubicados en Guadalajara, y siete campus regionales; las 45 preparatorias y sus organizaciones estudiantiles; los sindicatos de administrativos y académicos, y el Consejo General Universitario.
Los analistas menos ortodoxos dicen que en realidad el grupo es "dueño" de la casa de estudios desde muchos años atrás. Y es que Padilla y quienes dirigen hoy la UdeG se formaron y fueron parte del Sanedrín, después Mini-Sanedrín, el grupo que comandaron los hermanos Carlos y Alvaro Ramírez Ladewig, y que controló la universidad desde la década de los cincuenta hasta 1989.
Ese año, ya con el poder formal de la universidad en las manos y luego de una disputa sobre el terreno que mantuvo cerrada la universidad en septiembre de 1989, el nuevo rector se sacudió la tutela de Alvaro Ramírez Ladewig y empezó a desmoronar la organización que había sido la columna vertebral del viejo grupo, la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG).
Socialistas teóricos y pistoleros...
La poderosa FEG -fundada en 1948 por Raúl Padilla Gutiérrez (padre de Raúl y del actual rector), por Carlos Ramírez Ladewig y por los hijos de José Guadalupe Zuno- imponía rectores, directores de facultades, de preparatorias y secundarias, y controlaba las organizaciones gremiales internas. Su poder fue tal que el grupo se denominaba Universidad-FEG.
En 1975 el grupo sufrió un sacudimiento. Carlos, el jefe, fue asesinado a balazos mientras circulaba en Guadalajara por la avenida Niños Héroes en su Mercedes Benz (oficialmente a manos de la guerrilla). A la manera de los viejos clanes, la jefatura del grupo se entregó como herencia a Alvaro, el hermano de Carlos, quien siempre había tenido una participación menor en el grupo.
El Mini-Sanedrín -nombre que se asignaron un poco en broma a la muerte de Carlos, para marcar diferencia con la etapa en que éste había sido el jefe- llevó en 1977 a Raúl Padilla a la presidencia de la FEG, y en 1989 a la rectoría, "porque me pareció un joven con talento", recuerda Alvaro Ramírez Ladewig en su libro Historia de una traición, texto editado a finales de 2000, donde narra cómo -dice- lo "traicionó" su discípulo más aventajado.
Con los Ramírez Ladewig como jefes, el grupo había sido -según definición de Héctor Aguilar Camín- "una mezcla de socialismo teórico y pistolerismo práctico". Y es que reabierta en 1925 por una de las fracciones de líderes revolucionarios más cargados a la izquierda, la del entonces gobernador de Jalisco, José Guadalupe Zuno, la UdeG se proclamó "socialista" en 1934 y, hasta la reforma impulsada durante el rectorado de Raúl Padilla (1989-1995) -con sus matices-, fue "de izquierda, popular, democrática y socialista".
Al margen de su socialismo discursivo, la FEG protagonizó enfrentamientos a balazos por el control de facultades y preparatorias. Sus brazos armados -cuyo representante más emblemático fue Carlos Morales García, El Pelacuas- participaron como ejecutores del gobierno en la guerra sucia contra la guerrilla urbana de los años setenta, sobre todo la Liga Comunista 23 de Septiembre.
También proveía al PRI de cuadros. El presidente de la FEG se convertía automáticamente en diputado federal, y esa candidatura era en Jalisco tan intocable como la de un dirigente de la CNC o de la CTM. El bloque Universidad-FEG recibió, de los años cincuenta a los ochenta, 27 posiciones de representación popular.
A cambio respaldó al gobierno en ocasiones difíciles, como por ejemplo después de la matanza del 2 de octubre. Fue, en suma, un grupo de poder y de presión local en un sistema controlado por el PRI.
La FEG rebasó siempre, con mucho, el ámbito de una agrupación estudiantil a partir de su situación de botín de las disputas entre dos familias políticas locales: las de los ex gobernadores José Guadalupe Zuno y Margarito Ramírez (aquel ferrocarrilero que le salvó la vida a Obregón en abril de 1920, cuando era perseguido por los carrancistas).
Margarito fue el padre de los Ramírez Ladewig, quienes ganaron la partida a los Zuno y se quedaron con la FEG, en cuya fundación ambas familias habían participado.
Como respuesta, los Zuno auspiciaron la formación del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), que aglutinó a muchos jóvenes de izquierda radical que más tarde se incorporaron a la guerrilla. Los enfrentamientos entre las huestes de la FEG y el FER fueron intensos en los años sesenta y setenta.
El alejamiento del PRI
Sin embargo, el asesinato de Carlos Ramírez Ladewig, el 12 de septiembre de 1975, cambió en parte el rumbo de la FEG. Alvaro, quien se hizo cargo del mando, se alejó del PRI y responsabilizó de esa muerte al presidente Luis Echeverría, esposo de María Esther Zuno (hija del ex gobernador de Jalisco, José Guadalupe Zuno), y consiguió que el 8 de septiembre de 1979 el Consejo General Universitario de la UdeG le retirara al ya para entonces ex presidente el doctorado honoris causa que le había otorgado años atrás.
Simultáneamente, el heredero de la FEG se acercó a Alejandro Gascón Mercado -quien con las siglas del PPS había ganado la gubernatura de Nayarit, pero Jorge Cruickshank, presidente de ese partido, la cambió por una senaduría por Oaxaca para él- y se hizo militante del Partido del Pueblo Mexicano, que Gascón fundó. Varios de los dirigentes de la FEG fueron postulados, en los años ochenta, candidatos por el PPM, que después se transformó en Partido de la Revolución Socialista (PRS).
Para entonces, el alejamiento del PRI que había iniciado la FEG después del asesinato de Carlos era más que evidente. De hecho, Raúl Padilla fue el primer presidente de la FEG (1977-79) que ya no ocupó una diputación por ese partido, como se acostumbraba. Sin embargo, tampoco compartía las simpatías de Alvaro Ramírez por Gascón Mercado.
Los discípulos políticos más destacados de Alvaro Ramírez eran Raúl Padilla y Horacio García Pérez, los dos ex presidentes de la FEG. Aquí un ejemplo de cómo el grupo resolvía las cosas -a propósito de la designación de Oliverio Ramos Ramos como líder de la FEG cuando Padilla ya era rector-, narrado por Ramírez en su libro:
"Ya reunidos en el Mini-Sanedrín para determinar el candidato, les pregunto su opinión. Raúl y Tonatiuh (Bravo Padilla) votan a favor de Briseño (Carlos Briseño Torres); Trino (el actual rector) y Carlos Ramírez Powell se manifiestan por El Atenguillo, y Horacio lo hace por Oliverio.
"(Tiempo atrás, en el grupo se había acordado que por el que yo votara, ese sería, aunque tuviera todos los votos en contra) (...) Así las cosas, les expreso que mi voto está con la mayoría de los muchachos, o sea con Oliverio (...) y así resulta el próximo presidente de la FEG" (Historia de una traición, página 103)."
Raúl Padilla tomó posesión como rector el primero de abril de 1989. En esa fecha empezaron sus diferencias con una parte del grupo. En la universidad -según recuerdan algunos de los protagonistas que pidieron el anonimato- había escuelas sobre las que algunos miembros del grupo "tenían mano", por lo que esas se respetaban. Pero otras, que llamaban "escuelas sueltas", eran motivo de discusión y acuerdo en reuniones del Mini-Sanedrín. Y precisamente al discutirse el futuro de esas escuelas fue que no hubo acuerdo.
La versión fue constatada por Alvaro Ramírez Ladewig -en una entrevista telefónica desde Hermosillo, Sonora, donde actualmente reside-, quien recordó que días después de esas reuniones del Mini-Sanedrín "Raúl fue a mi casa y me dijo que si yo le imponía directores en esas escuelas, él iba a ser el rector más efímero en la historia de la universidad. Y le hice ver que al rector no le correspondía poner directores (formalmente era una decisión del consejo de cada institución).
"Yo ya percibía que tenía la intención de poner en esos lugares a sus incondicionales, pero confiado en que Horacio (García Pérez) y nuestros amigos de la FEG tenían la mayoría, acepté su propuesta de que cada consejo de escuela democráticamente eligiera a su director." Lo subestimé, se duele Alvaro Ramírez, "porque usó el poder de presión que tenía ya como rector y nos traicionó".
Después, rompiendo los acuerdos del Mini-Sanedrín, donde se había decidido que el próximo dirigente del sindicato de trabajadores (SUTUG) fuera Jorge Arturo Vargas Ramírez, Padilla impulsó abiertamente a Celia Fausto. Se habían roto las amarras.
En la siguiente reunión del grupo, Raúl Padilla y Tonatiuh Bravo reconocieron su apoyo a Fausto. Molesto, Alvaro decide que será Horacio García Pérez quien "coordine nuestra política en el sindicato". Aquella fue la última reunión. Empezó la guerra. El grupo fiel a Alvaro tuvo que aceptar a Fausto en el sindicato, y la Federación de Profesores Universitarios (FPU) lanzó la candidatura de Samuel Romero Valle -un viejo amigo de Raúl que acababa de salir de la cárcel- a la presidencia del organismo, sin consultar con el resto de la pandilla. El Mini-Sanedrín había muerto. Corría el mes de agosto de 1989.
El primero de septiembre de 1989 la FEG -último reducto de los seguidores de Alvaro, porque los otros pilares del viejo grupo, el sindicato y la organización de académicos, estaban fracturados-, con Oliverio Ramos Ramos a la cabeza, hizo el último pataleo. Intentó, con la toma de la rectoría, cambiar la correlación de fuerzas y obligar a Padilla a dimitir. El grupo lo había puesto, el grupo podía quitarlo, era su lógica. Pero para entonces la situación era otra; los ajustes en los grupos de poder de la universidad y los nombramientos de nuevos directores de escuelas habían conseguido que la balanza se inclinara en favor del nuevo rector.
Acuerdos de familia...
Consciente de la situación, Alvaro Ramírez Ladewig negoció con Padilla (lo que se conoce como "los acuerdos del sanatorio") la entrega de la rectoría, confiando en una recomposición a futuro de su grupo. Los acuerdos no se cumplieron. Al contrario, algunos de los líderes fegistas fueron mandados a prisión acusados de desmanes durante un concierto; otros, como Oliverio -un dirigente estudiantil que tenía ya 36 años- recibieron "viáticos" de la universidad para viajar por América Latina y Checoslovaquia.
Paralelamente se propició la formación de otras organizaciones estudiantiles -entre ellas la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU)- y de académicos, que mermaron el control que tenían los grupos tradicionales.
El proceso "democratizador" impulsado desde la rectoría fue bien recibido por los sectores de la universidad que siempre habían estado al margen de la política interna y que repudiaban el pistolerismo de la FEG. Las oposiciones internas, históricamente reprimidas, empezaron a crecer.
El nuevo grupo, en esencia el mismo -nada más que ahora comandado por Raúl, ya sin Alvaro Ramírez y el círculo cercano a Horacio García Pérez- se fue afianzando y, por fin, en octubre de 1991 se deshizo de la FEG. Hubo un periodo durante el cual la FEG y la FEU coexistieron y mantuvieron representantes ante el Consejo General Universitario.
Sin embargo, el 19 de octubre de 1991 se convocó a un referéndum con el objetivo de determinar "cuál era la organización mayoritaria". La FEU se quedó con los votos del estudiantado ante el consejo. La Federación de Estudiantes de Guadalajara había muerto.