Juan Arturo Brennan
ƑUna radio posible?
Quizá a pocos turistas se les ocurriría visitar, como parte de su plan vacacional, una estación de radio. Sin embargo, si se trata de una institución como Radio Francia, la visita puede resultar más provechosa que algunos museos y monumentos de mayor prestigio. Situada en la avenida Presidente Kennedy, en París, la Casa de Radio Francia es un conjunto arquitectónico muy llamativo y eficiente. Su enorme edificio circular y su alta torre central albergan, entre otras cosas, 130 estudios, uno de los archivos sonoros más grandes del mundo (al cuidado del Instituto Nacional del Audiovisual); una enorme sala de conciertos con lo más avanzado en cualidades acústicas e instalaciones técnicas, y un museo que ofrece al público una variada y completa colección de aparatos de registro, transmisión y reproducción de sonidos e imágenes.
Creada en 1975, Radio Francia es uno de los mejores ejemplos de la necesidad y la viabilidad de una radio pública con una función social y cultural clara y definida, sustentada por cierto en una visión muy amplia de lo que se entiende por radio cultural. En las diversas redes de la emisora se transmiten programas informativos, de opinión, críticos, de servicio social, carteleras y en fin todo lo que conforma la radio moderna. Y como es lógico suponer, Radio Francia otorga a la música un lugar muy especial en sus esquemas de planeación, programación y difusión. Por ejemplo, en la red France Bleu, más de 60 por ciento del tiempo de transmisión está dedicado a la música.
Mediante la estación FIP, creada en 1971 como una radio de servicio, Radio Francia explora rincones poco comunes de la música del mundo. En este contexto, la joya musical de Radio Francia es la red France Musiques, que otorga a la música de concierto una proporción significativa de sus espacios, sin olvidar otros rubros que requieren de un especial apoyo: el jazz, la canción popular francesa, la música de cine y la música tradicional. Pero la labor de difusión y promoción musical de Radio Francia no termina en la programación de sus diversas redes y estaciones.
De hecho, Radio Francia es uno de los más importantes polos de actividad musical en el país gracias a los diversos conjuntos que dependen directamente de ella: las orquestas Nacional de Francia y la Filarmónica de Radio Francia; los coros de Radio Francia y el de Jóvenes de Radio Francia. Con estos cuatro grupos permanentes, que reúnen a más de 400 músicos profesionales, Radio Francia ofrece cada año 200 conciertos y realiza alrededor de 70 estrenos.
De Radio Francia depende también la importante serie discográfica Ocora, en la que se exploran con rigor, amplitud y variedad de criterios, las músicas tradicionales de todos los rincones del mundo. La lectura de la programación anual de conciertos de la emisora provoca de inmediato un fuerte apetito musical, aparejado con una cierta envidia y toda clase de especulaciones sobre la hipotética y muy lejana posibilidad de que en nuestro país existiera una institución radiofónica con ese importante perfil musical.
He hecho esta breve visión panorámica de Radio Francia y su oferta musical no para desasosiego de los melómanos, sino a manera de recordatorio. Hace unos meses, cuando uno de los mercaderes de los medios (desde siempre solapados por el Estado, protegidos por el Estado, coludidos con el Estado) decidió desaparecer la estación musical XELA y darnos a cambio el singular privilegio de 24 horas al día de indispensable información deportiva, protestamos mucho, escribimos muchos artículos, mandamos toda clase de cartas de protesta a toda clase de redacciones, levantamos las airadas voces (incluso a través de la radio) y, en general, lamentamos esa pérdida como un inexorable paso más en el acelerado camino de nuestra decadencia cultural. Como era perfectamente lógico y predecible, no pasó nada.
Los concesionarios y permisionarios, los anunciantes y publicistas, los que manejan la radio (y otros medios) a su antojo en México, siguen tan contentos produciendo y difundiendo su radio-chatarra y su música-basura. Y como no pasó nada, pronto nos olvidamos del asunto. Quizá este sea un buen momento para retomarlo.
Aspirar a una radio pública y cultural como Radio Francia es utópico, pero hay ahí algunas ideas cuya exploración más a fondo vale la pena.
ƑNo es hora ya, quizá, de pensar en rescatar, por auténtico motivo de interés público, una frecuencia radiofónica, y convertirla en una estación que cubra los evidentes huecos culturales y musicales que hay en el cuadrante? ƑSerá posible hacerlo, sin caer en la repetición de los ancestrales vicios de nuestras radios culturales?