Las casas de Loma Larga, mimetizadas con el
cerro
Güercos de la calle, los rostros que nadie
debe ver en Monterrey
No aparecen en las esquinas; fueron trasladados a albergues
ENRIQUE MENDEZ ENVIADO
Monterrey, NL, 16 de marzo. La publicidad aparece
machacona por todos lados, en las calles, en la radio, en la televisión:
''Nuevo León en los ojos de todo el mundo''. Y como así será
a partir del lunes, cuando se inicie la Conferencia Internacional sobre
la Financiación para el Desarrollo en esta ciudad, los gobiernos
estatal y municipal se han preparado para que esos ojos que vendrán
de todos lados no vean la pobreza; al menos aspiran a disimularla.
La mayoría de los jefes de Estado y de gobierno
se hospedarán en zonas residenciales o en hoteles cercanos a la
sede, el Centro Internacional de Negocios de México (Cintermex),
y por si acaso alguna comitiva llegara a transitar por la avenida Constitución,
en la Loma Larga no se verá que hay casas: todas han sido pintadas
del color del cerro para mimetizarlas. El municipio ha ordenado tapiar
los lotes baldíos y los niños que viven en la calle... están
en los albergues.
''Monterrey es una ciudad neoliberal, ejemplo clásico
de los efectos del capitalismo donde se genera y acumula una buena parte
del producto interno bruto del país en unas pocas familias, y el
resto de la población sigue arrastrando su pobreza de generaciones'',
señala el historiador Raúl Rubio Cano, investigador del Centro
de Historia Regional de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Apunta que cada ''salto industrial'' de Monterrey se ha
definido por fases sucesivas ''de pillaje'', historias recurrentes de traiciones
y de esclavismo por parte de la clase empresarial, que vienen desde la
fundación de la ciudad, en la que se utilizó mano de obra
de negros sometidos para las primeras curtidurías y trapiches, hasta
los raquíticos salarios que pagan las industrias modernas.
Tres etapas de separatismo
El
''orgullo regio'' por la creación de riqueza se entrelaza con las
tres etapas de separatismo que se registran en la historia del estado:
la intención de José Sánchez Navarro de declarar territorio
autónomo de México a su latifundio, en 1810; luego, la República
del Río Bravo, con Antonio Canales, hasta el proyecto de la República
de la Sierra Madre, con Santiago Vidaurri.
Los principales capitales que son la base del auge industrial
de Monterrey tuvieron origen extranjero, específicamente de británicos
y franceses, que pasaron posteriormente a la incipiente clase empresarial
local. Uno de los más exitosos, ubica Rubio Cano, fue Eugenio Garza
Sada, asesinado en 1973 por un comando de la Liga 23 de Septiembre durante
un intento de secuestro.
"Muchos años después resultó que,
con ese asesinato, la liga le hizo una especie de 'favor' involuntario
a la burguesía, porque Garza Sada no sólo tenía bajo
su férula al proletariado, sino a los empresarios. A su muerte,
los grupos bajo su mando se atomizaron y nacieron las holding.''
La clase obrera educada y combativa ''que lo mismo manejaba
un torno que tocaba un violín en la orquesta de la fundidora'',
se transformó con el paso de los años en un sector que sólo
cubre un horario de trabajo, con salarios reducidos y pocas oportunidades
de desarrollo personal y familiar.
De los movimientos guerrilleros de los años 70
surgidos aquí, como la Liga 23 de Septiembre, el Frente de Liberación
Nacional ?base de lo que después sería el EZLN, comenta Rubio?,
Procesos de Monterrey y Comunistas Armados, los focos de inconformidad
han variado sus estilos de lucha. Por ejemplo, desde hace una década
las amas de casa ''comenzaron a darse cuenta que les robaban en el cobro
del agua, del teléfono, de la luz, en los créditos para vivienda,
y se organizaron. Desde la insurgencia de esa época, donde se daba
incluso la lucha armada, se pasó a lo que ahora es un gran sector
de la sociedad civil: experta en finanzas, en tecnología, en el
manejo de Internet, en leyes, y que se organiza para dar la batalla al
neoliberalismo''.
La regiomontana, sociedad conservadora
Sin embargo, Cano Rubio concede que la regiomontana es
todavía una sociedad muy conservadora, a la que los asesinatos le
causan gran escándalo. Por ejemplo, el caso de la niña Ana
Nassar Campos, ocurrido en febrero pasado cuando su compañero Julio
Castrillón Escobar -hijo del ex diputado federal panista Julio Castrillón
Valdés, que además era funcionario de capacitación
del magisterio- la mató con unas mancuernas y la enterró
en el patio de su casa.
Esta ciudad se acicala para que los presidentes y jefes
de Estado que participarán en la Conferencia de la ONU no noten
sus imperfecciones. En ese afán, la Secretaría de Finanzas
y Tesorería de la Dirección de Recaudación Inmobiliaria,
Departamento de Lotes Baldíos, publicó hace 15 días
en los periódicos locales un ''aviso importante'', dirigido ''a
los propietarios de lotes baldíos de la ciudad de Monterrey''.
Ahí se les advertía que debían iniciar,
desde el primero de marzo, ''el desmonte, desherbe (sic) y limpieza de
su inmueble, retirando las ramas, basura, escombro y chatarra'', y también
construir una barda. La campaña para modificar la apariencia de
la ciudad se extiende a los noticiarios de televisión de la capital
regia, en los que se afirma que los lotes baldíos ''afean'' la ciudad.
Fundada en 1577, Monterrey tiene hoy un millón
8 mil habitantes ?en 1782 apenas contaba con mil 500; la mitad eran esclavos
negros?, según el más reciente censo del INEGI, aunque la
cifra no es aceptada oficialmente, pues se considera que ha sido manipulada
para no concederle más recursos federales al municipio.
El crecimiento demográfico ha obligado a ampliar
las zonas para vivienda, incluso en el Cerro de la Silla. El alcalde panista
Felipe de Jesús Cantú Rodríguez ha declarado que debe
construirse en esa zona una nueva colonia, pese a que el cerro ha sido
declarado monumento nacional.
Lo que cubrirá el Muro de Burlín
Los asentamientos irregulares abundan. No sólo
es el caso de las familias que se ubicaron en la avenida Morones Prieto,
en la lateral del lecho seco del río Santa Catarina, y cuyas casas
de madera, cartón y techos de láminas oxidadas serán
cubiertas por el Muro de Burlín, todavía en construcción.
También existen colonias como el Predio San Simón,
donde se levantó una barda para dividirlo de la zona residencial
en las faldas de la Sierra Madre, o el Cerro de El Topo, donde se ubica
la colonia Tierra y Libertad, bastión del Movimiento Urbano Popular
(MUP), o una de las llamadas Fomerrey, a la que se puede llegar por cinco
pesos en metro y cuya administración anuncia un fabuloso descuento
de 10 centavos a los usuarios que compren más de un boleto, que
cuesta cinco pesos.
El caso más revelador de la intención de
ocultar la pobreza de Monterrey es el del caserío de la Loma Larga,
que se observa a lo largo de la avenida Constitución.
Las casas ?donde no llegan tuberías de agua potable,
la que debe ser acarreada desde abajo? están siendo pintadas, sin
costo para los propietarios, de color caqui, con lo que las construcciones
se ''confunden'' con el color de la tierra. Están camufladas, pues.
En la cima de esa loma ?que en los años 60 fue
pintada con una hoz y un martillo por las Juventudes Comunistas y donde
hoy se ubican las antenas de una compañía de telefonía
celular?, un grupo de empresarios pretendió financiar la instalación
de un Cristo ''móvil'', que con la acción de un motor pudiera
abrir y cerrar los brazos.
La obra, ideada a propósito de los ''2 mil años
de cristianismo'', según sus promotores, sería creación
del escultor español Santiago de Calatrava, pero el proyecto no
se concretó. Sin embargo, todavía existe la pretensión
gubernamental de hacer de la Loma Larga un polo turístico que se
extendería desde la Macro Plaza a través de un corredor que
conectaría a esta parte de la ciudad con el Valle de Oriente.
Y como las necesidades de expansión son muchas,
se ha dispuesto de la reserva ecológica del Parque Olga Tamayo,
donde se han instalado centros comerciales, hoteles y oficinas de lujo
?florecientes durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari?, incluso
un nuevo campus del Tecnológico de Monterrey, inaugurado
por el presidente Vicente Fox Quesada, y hasta un fraccionamiento residencial...
todo con una arquitectura similar a la que se estila en el vecino estado
de Texas.
Con maquinaria pesada se han abierto nuevos caminos en
las faldas de la Sierra Madre Oriental que pronto serán pavimentados,
y se ha establecido ahí un campamento de trabajadores y obreros
que laboran en la obra. La expansión ha taponado el afluente de
un diminuto ojo de agua, en el que apenas sobreviven dos especies de cangrejo,
dos de sardinas, una de camarón y hasta ranas toro, todas en peligro
de extinción.
Pero no sólo las casas pobres son ocultadas. El
lote contiguo al edificio 107 de la avenida Gómez Morín,
en el sector francés del fraccionamiento San Pedro, fue cubierto
con anuncios para esconder que la construcción de dos torres departamentales
está a punto de provocar el derrumbe de aquel inmueble.
El material del suelo no es sólido y la carretera
a Olinalá, por la que se accede a la zona residencial, es afectada
continuamente por derrumbes, y eso que son terrenos que se cotizan, como
en la colonia Del Valle, en dólares.
Y mientras que el alcalde Cantú promueve que Naciones
Unidas sirva de ''aval'' para que los gobiernos acepten eliminar obstáculos
que permitan a los municipios obtener créditos directos del Banco
Mundial o el FMI, porque no hay dinero que alcance para la infraestructura
que exigen las empresas para instalarse, el gobierno estatal invirtió
26 millones de pesos en la construcción de la pista de carreras
de autos en el Parque Fundidora.
El pasado 8 de marzo, en una conferencia de prensa, Cantú
pidió que en el Consenso de Monterrey se incluyera el compromiso
de los países firmantes ''para modificar su marco jurídico
y se permita recibir financiamiento a una autoridad local''.
Y ahí ''se acabó la soberanía", señala
Rubio Cano.
La apariencia que se quiere dar a Monterrey como ejemplo
de ciudad exitosa ha llevado al municipio a limpiar de niños
las avenidas principales ?adornadas con mapas de la ciudad con la forma
de una cocacola?, que por estos días no caminan por la calle pidiendo
dinero.
''Ya nos tienen jodidos y ahora nos quieren esconder,
primo''
La alcaldía de Monterrey y otras, como la de Guadalupe,
han distribuido entre ellos vales de despensa del ''Banco del DIF'', que
incluso llevan el logotipo de esa oficina gubernamental, y que se han entregado
a los infantes a condición ?según Raúl Rubio Cano?
de que permanezcan en los albergues o en los sitios donde habitualmente
llegan a dormir.
''Por eso no ves a los güercos en la calle.
Esos son los rostros que Monterrey no quiere que nadie vea'', sostiene.
Un taxista que observa la construcción del Muro
de Burlín, que se anunció como parte de la obra de un
retorno vial en Morones Prieto, exclama: ''Ya nos tienen jodidos, ahora
nos quieren esconder. ¡Son chingaderas, primo!''