Eduardo Galeano
El inventor
No hacía mucho que Manuel Rosaldo había
iniciado su vida escolar, cuando inventó una inyección.
La inyección se daba por la cola, pero actuaba
sobre la cabeza. De un solo pinchazo, te metía en la cabeza todos
los conocimientos, todo lo que la humanidad sabía después
de miles y miles de años de andar averiguando las cosas de este
mundo.
La inyección era muy buena para Manuel, que así
podría vivir siempre en vacaciones; pero también resultaba
conveniente para sus padres, que resolverían el problema de su educación,
y para los maestros, que no tendrían por qué seguir perdiendo
el tiempo con él.
El invento no fue aceptado por la familia, ni por las
autoridades de la escuela de Palo Alto.