ITACATE
Marco Buenrostroy Cristina Barros
La cocinera vegetariana/ I
AUNQUE NO APARECE la fecha en el pie de imprenta de este
libro de Antonio Blandina Torres, podemos asegurar que fue publicado en
1917, a partir de tres datos que se rescatan de su lectura. Escribe el
autor en el preámbulo, que dirige el Centro Naturista de México
desde 1913, luego la publicación es posterior; se refiere a un artículo
suyo escrito en 1916 y finalmente en las acotaciones que aparecen en letras
pequeñas en el recetario y que están dirigidas a apoyar el
vegetarianismo como opción alimenticia, encontramos el siguiente
texto:
''PERO LO PEOR del caso, es que los villistas pasan muchos
días sin comer. Casi nunca se les da dinero, su comida se reduce
a un puñado de trigo hervido y tunas que recogen en la montaña..."
Es de observarse, acota Blandina, que a pesar de esta insuficiente alimentación,
demuestran gran agilidad, resistencia y destreza, cosa que difícilmente
pudiera ocurrir en los opíparamente alimentados con carnes, pulque,
vino, etcétera. Fecha el artículo el 16 de julio ''del corriente
año", lo que hace suponer que si la Revolución no había
terminado, era 1917.
EL VEGETARIANISMO seguramente se difundió en México
a finales del siglo XIX, a partir de los aires que traía la Federación
Internacional de Sociedades Vegetarianas, fundada tentativamente en 1889
y consolidada en 1908.
EL VEGETARIANISMO existe desde la antigüedad, asociado
con prácticas religiosas. En la India, por ejemplo, el budismo considera
que los seres humanos no deben dañar a ningún ser vivo. En
la antigüedad griega, pensadores como Pitágoras y sus seguidores
propugnaban por la abstinencia de carne por las mismas razones.
LA BIBLIA TAMBIEN menciona que no se debería comer
carne, ni la sangre de los animales, fluido vital. Los sufis recomiendan
una dieta sin carne para aquellos que buscan la espiritualidad. El ayuno
de carne está presente en la religión católica, como
práctica de purificación. En la época prehispánica
se ayunaba con agua, atoles simples y tamales sin levadura.
DURANTE EL SIGLO XVII, algunas corrientes protestantes,
basándose en citas bíblicas, también recomendaron
el vegetarianismo. En el siglo XVIII, a partir de la convicción
del progreso moral, se retomó la idea pitagórica de que el
hombre no debía causar sufrimiento a ninguna criatura viviente.
Intelectuales como Voltaire, Schelley, Thoreau, Benjamin Franklin, Tolstoi,
Lamartine y Bernard Shaw, lo practicaron o lo defendieron.
A LOS ARGUMENTOS éticos y religiosos se han agregado
en los últimos tiempos razones nutricionales: el intestino humano
está mejor adaptado para digerir vegetales; y también de
índole social y económica, pues para lograr un kilo de proteína
animal, se requiere un capital y un área mucho mayor que para la
obtención de un kilo de proteína vegetal. La carne es, además,
un alimento al que acceden sólo los sectores con mayores ingresos.