Autor del Diccionario crítico de las letras mexicanas relativas a esa centuria
Escribir en el México del siglo XIX implicaba una labor de enseñanza: Emmanuel Carballo
El libro incluye a Justo Sierra, Guillermo Prieto y Manuel José Othón, entre otros
Pueden consultarlo ''estudiantes, profesores y campesinos de San Salvador Atenco''
CARLOS PAUL
El siglo XIX mexicano estuvo marcado por una serie de conflictos internos y luchas contra invasiones extranjeras. De alguna manera, las agresiones externas convocaron a los ciudadanos a defender y forjar la identidad nacional. Algunas personas de aquel tiempo no sólo se dedicaron a tareas militares o al desempeño de cargos políticos, pues en algunos casos emprendieron de manera paralela la realización de una obra literaria.
La oratoria, género importante
Resultado de la tarea que comenzó en 1952 el escritor y crítico Emmanuel Carballo es el Diccionario crítico de las letras mexicanas en el siglo XIX (coedición Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-Océano), en el que reúne 244 nombres de creadores literarios de ese siglo, desde los más conocidos como Justo Sierra, Manuel José Othón, Guillermo Prieto y Manuel Gutiérrez Nájera, hasta otros menos conocidos como Antonio Mediz Bolio.
El volumen, en el que colaboraron Jesús Gómez Morán y Norma Elizabeth Salazar Hernández, se estructura en orden alfabético e incluye no sólo a escritores de novela, cuento, poesía, ensayo y crónica, sino a los que ejercieron la dramaturgia, la historia, la oratoria (sagrada, política, forense y académica), incluso la crítica literaria. Ofrece además dos apéndices. El primero está dedicado a historiar cerca de 150 revistas literarias de ese siglo y el segundo es una ''exhausta" bibliografía.
Uno de los géneros más importantes en el siglo XIX, comentó Carballo -quien presentó, con Felipe Garrido, el volumen en el Museo Nacional de Arte- ''era la oratoria, pues los políticos, los religiosos, los académicos y los leguleyos la practicaban. La oratoria fue en ese tiempo lo que ahora es de alguna manera la radio y la televisión. Era el contacto directo con una persona carismática y su manera de gesticular y pararse; con un público ávido de novedades".
Esto es, destacó Carballo, ''una de las aportaciones del libro", que no sólo pueden consultarlo estudiantes, escritores o profesores, sino ''pensando, por ejemplo, en los campesinos de San Salvador Atenco, puede ser, junto con sus machetes, una de sus armas de batalla. El libro es una apasionada defensa del nacionalismo.
''Empieza cuando el mexicano se da cuenta de que está sujeto a España y que quiere independizarse. En ese periodo existe una gran lucha entre ser gringo, según los liberales, o ser europeo, según los conservadores. Hay una lucha entre lo propio y lo extraño.
''La literatura mexicana empieza en realidad cuando (Benito) Juárez derrota a Maximiliano'', explicó Carballo y añadió:
''Esto no quiere decir que antes de Ignacio Manuel Altamirano no hayan existido autores valiosos. Ahí esta el mismo Joaquín Fernández de Lizardi, a quien se le cita mucho, pero no se lee."
Honestidad del crítico
En la presentación del volumen, que devino charla entre Garrido y Carballo, éste comentó a propósito de la ficha de Manuel Acuña: ''Cuando conozco a un autor le dedico cuatro o cinco páginas, cuando no, pues menos, como es el caso de Acuña. Y le cedo la palabra a escritores como José Emilio Pacheco o José Luis Martínez". Comentario que para Garrido demuestra ''la honestidad del crítico".
Carballo, luego de explicar que ''escribir en el México del siglo XIX era enseñar", destacó que en el volumen ''no hay datos biográficos, eso es folclor. Mi interés es por la obra de los autores y la crítica".
''Dos de los hallazgos del volumen son las fichas de María Enriqueta Camarillo y Concha Lombardo de Miramón, esta última primera escritora romántica y esposa del general conservador Miguel Miramón. Mujer que no figura en ninguna historia de la literatura mexicana y que escribió sus memorias con amor por México.''