Cuauhtémoc Cárdenas
En Monterrey no hubo sorpresas
Tomando en cuenta el gobierno que tenemos en México, y en particular la actual conducción de su política exterior, a nadie debiera sorprender su abyecta sumisión respecto a la política del gobierno estadunidense ni la ofensa y descortesía de que hizo objeto al jefe de Estado de la República de Cuba en la reciente reunión internacional de Monterrey.
El gobierno de Vicente Fox, en casi 16 meses de gestión, no ha dado una sola muestra de independencia en la política exterior -véanse los votos de los representantes de México en los organismos internacionales-, ni ha dado un solo paso para cuidar nuestras estructuras productivas -ahí están los casos de la industria azucarera frente a las importaciones de alta fructosa, de los productores de piña, café, leche, etcétera- o para defender los intereses de los productores nacionales -mantener forzadamente un peso sobrevaluado, dificultando con ello nuestras exportaciones. Eso lo dice todo.
Nadie debiera extrañarse, entonces, por actitudes como las de Monterrey, que sólo confirman una línea de continuidad iniciada el primero de diciembre de 2000. Hace algunos meses el secretario de Relaciones Exteriores escribía ("Los ejes de la política exterior de México", Nexos, diciembre de 2001):
"Lo que estamos presenciando es la edificación de un nuevo sistema internacional basado en reglas que no son las de la Carta de las Naciones Unidas, ni son los principios tradicionales de la política exterior de México...
"Algunos tal vez hubieran pretendido que el sistema internacional del siglo xxi, tras el fin de la guerra fría, se estableciera sobre la base de esos principios: los de la no intervención, la igualdad jurídica de los Estados y el rechazo al uso de la fuerza. Pero la realidad es que aquél ya no descansa en ellos; para bien o para mal, el hecho es que las reglas que se tienden a construir son injerencistas, más que antintervencionistas; particulares, más que generales; concretas, más que abstractas...
"Nuestro país tiene la opción de involucrarse en su definición (la codificación de las nuevas reglas del sistema internacional) o de mantenerse al margen, sujeto siempre a lo que otros decidan. Pero lo que no podrá hacer es rechazar las nuevas reglas y regulaciones que eventualmente sean establecidas, o las nuevas normas que sean universalmente reconocidas. Nos serán aplicadas, querámoslo o no."
Es decir, según el secretario de Relaciones Exteriores de Fox, resultaría inútil que el gobierno de México pretendiera cumplir el mandato constitucional de observar los principios de no intervención, reconocimiento a la igualdad de los Estados y solución pacífica de las controversias en su política internacional, o en particular buscar una relación de equidad en nuestros intercambios con Estados Unidos, debiéndose, por lo tanto, aceptar, según esa argumentación, que impere la ley de la selva, la ley del más fuerte y que México se someta a ella irremediablemente y sin chistar.
ƑDónde, en qué foros se codifican las "nuevas reglas" del sistema internacional? Lo que al respecto se ve en el acontecer internacional nos dice que estas supuestas reglas se están formulando a partir de resoluciones unilaterales como las que llevaron a la total destrucción de Afganistán o en base a las actitudes de servilismo y lambisconería como las asumidas por el Ejecutivo federal en la reciente reunión de Monterrey, en la que además de correr al jefe del Estado cubano, para que no respiraran el mismo aire éste y Bush, a decir de Condoleezza Rice, directora del Consejo de Seguridad Nacional estadunidense, y cancelar por presiones de Relaciones Exteriores las reservaciones de la delegación china en un hotel que se vacía para ponerse a la disposición de los estadunidenses, se procede con rigor formal al interrumpir en su discurso y marcar el límite de tiempo al presidente de Venezuela y se deja pasar, con acomplejado servilismo y sin señalamiento alguno, que el presidente imperial transgreda, con una duración mayor, los límites de tiempo establecidos.
ƑEs así como se van a establecer o se están estableciendo las reglas que norman ahora nuestra relación internacional? ƑSerán tan particulares que no se podrá decir no a cualquier decisión, pretensión, deseo o ilusión del gobierno de Estados Unidos?
En otra parte de su artículo, el secretario expresa:
"Por su ubicación geográfica y sus estrechos vínculos con Estados Unidos, nuestro país no puede proponerse equilibrar su política exterior mediante otro esfuerzo bilateral, dando mayor peso a otro país o, incluso, a otra región, toda vez que éste necesariamente tendría un efecto limitado, dada la asimetría de nuestra relación y la posición hegemónica de Estados Unidos en el sistema internacional. La única forma en que nuestro país puede realmente equilibrar su agenda de política exterior y sus intereses en el extranjero es desarrollando una actividad más intensa en el escenario multilateral...
"La postura del gobierno del presidente Fox ha sido clara: debemos apoyar a Estados Unidos... porque nuestro interés consiste en construir la relación estratégica... que necesariamente entraña un grado de solidaridad mayor que el tradicional."
Al asumir así que frente al poder hegemónico de Estados Unidos poco o nada se puede hacer y, por otro lado, que México debe brindar a su vecino del norte una solidaridad "mayor que la tradicional", el secretario está diciendo -y su gestión lo confirma- que frente a Estados Unidos, sea en lo económico o en lo político, México no tiene más opción que someterse a lo que del norte se le dicte, y que para ser más solidarios de lo que tradicionalmente hemos sido, debe incluso adivinarse el pensamiento de los gobernantes estadunidenses. Que esa es la política exterior que tiene necesariamente que poner en práctica nuestro país, quieran o no la mayoría de los mexicanos y cueste lo que cueste, en intercambio económico inequitativo, en destrucción de capacidades productivas o en detrimento de la dignidad de nuestros gobernantes.
Hay, y yo digo que por fortuna, a quienes nos ofenden el sometimiento y la abyección de los gobernantes actuales del país respecto a la soberbia y prepotencia de los gobernantes estadunidenses, y quienes sostenemos que el gobierno de México debe -en primer lugar- y puede -si hubiera voluntad política- ajustar su política internacional al mandato expreso de nuestra Constitución.
Ahora, volviendo al punto de partida, a nadie deben sorprender las formas como se condujo y los resultados de la cumbre de Monterrey, cuando los más altos responsables de la política exterior -el titular mismo del Ejecutivo y su secretario- carecen de lo elemental para cuidar los intereses del país: patriotismo y dignidad.
Con ese secretario y con ese Presidente que tiene a ese secretario, Ƒqué otra cosa puede esperarse?