Arnoldo Kraus
ƑPodrá sobrevivir la Tierra?
Han pasado cuatro décadas desde que Erich Fromm publicó su libro ƑPodrá sobrevivir el hombre? Una investigación sobre los hechos y las ficciones de la política internacional. En ese texto cavila, entre otros temas, sobre la naturaleza del sistema soviético, acerca del problema chino, la ideología comunista y las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. En síntesis, reflexiona en torno de las amenazas que acechan al ser humano, ya que "la situación en la que la humanidad se encuentra es extremadamente grave" y, afirma, que si no se modifican las condiciones imperantes podrán perderse libertad y muchas vidas.
El párrafo previo es como una disculpa del plagio con el que intitulo este artículo y para extender las preocupaciones de Fromm. No estoy seguro si en 2002 a ecologistas, humanistas o economistas les mortifica más la fragilidad del ser humano o las alteraciones que han sufrido todos los sistemas biológicos de la Tierra. Es evidente que los daños al medio ambiente dependen de los primeros, pero no es del todo claro cuál es la peor amenaza para el ser humano: las mismas personas o las mermas emanadas de las actividades de éstas. La máxima de Hobbes, homo homini lupus, el hombre es el lobo del hombre, sigue vigente, pero debería ampliarse: el hombre es el lobo de la naturaleza.
No existen modelos óptimos que aventuren hipótesis en cuanto a lo que sucederá en relación con la mortalidad en las próximas décadas: Ƒmorirán más personas por enfermedades "naturales" y vejez, o fallecerán debido al deterioro del medio ambiente? Esta cuestión es fundamental, pues confronta el progreso científico y tecnológico contra el deterioro causado por el conocimiento. A la vez es crítica, ya que en el siglo xxi -situación inédita, pues en los siglos previos no sucedía lo mismo-, Tierra y humanidad cosecharán o sufrirán lo acontecido en la centuria anterior. ƑSe vivirán las bonanzas de la ciencia o se padecerán las mermas producidas en la calidad de vida por la explotación irracional de muchos recursos?
Sobran motivos para alarmarse; pese a que en la actualidad vive la mitad del total de las personas que se han dedicado en toda la historia de la humanidad a la ciencia, la calidad de vida de las mayorías se ha deteriorado.
En muchos aspectos las huellas del conocimiento, llamémosle productividad, se han convertido en cicatrices sobre el globo terráqueo, muchas irreversibles. En buena medida la problemática proviene del crecimiento de la población, pues en los últimos 40 años, se ha duplicado -6 mil 100 millones en la actualidad. La mayor tasa de natalidad ocurre en los países pobres y se calcula que más de la mitad de la población subsiste con menos de dos dólares por día, y de ésta, aproximadamente mil 200 millones vive con menos de un dólar diario. Asimismo, de los 4 mil 400 millones de personas que habitan en países en desarrollo -según El estado de la población mundial 2001, documento proporcionado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas- "60 por ciento carecen de saneamiento básico, un tercio no tiene acceso al abastecimiento de agua no contaminada, un cuarto carece de vivienda adecuada, 20 por ciento no tiene acceso a servicios de salud y 20 por ciento de los niños no asiste a la escuela. Asimismo, mil 100 millones de personas están desnutridas y no pueden satisfacer las normas mínimas de consumo energético y proteínico; aproximadamente 2 mil millones de personas en los países en desarrollo tienen anemia".
De acuerdo con el estudio mencionado, los 48 países menos adelantados triplicarán su población en los próximos 50 años y se calcula que en 2050, 85 por ciento de la población vivirá en países pobres. Como contraparte, en los países ricos, donde reside 20 por ciento de la población mundial, se consume 86 por ciento de los recursos, mientras que el 20 por ciento más pobre de la población utiliza sólo el 1.3 por ciento. En el mismo sentido, un niño que nazca en un país rico consumirá y contaminará el equivalente a lo que utilizarán 40 niños en naciones pobres. Este fenómeno, conocido como la "huella" ecológica, supera, según los expertos, la capacidad de regeneración de la Tierra.
Los datos siguen y siguen. Entre la pregunta de Fromm -Ƒpodrá sobrevivir el hombre?- y la realidad actual -Ƒpodrá sobrevivir la Tierra?- quedan otras interrogantes que vinculan preceptos éticos y humanos contra valores científicos, tecnológicos y de consumo. Muchas son las urgencias. Sobresalen, entre otras, frenar la natalidad, detener los efectos negativos del uso indiscriminado de la tecnología, "reorientar" la productividad de los países ricos e interrumpir el deterioro del ambiente como efecto de la pobreza.