Luego de representar un personaje quedas desubicado:
Tito Domínguez
Para renovarse, se establece cambio de actores en Semana
Santa en Iztapalapa
MARIANA NORANDI ESPECIAL
En su 159 versión, la representación de
la Semana Santa en Iztapalapa presenta cambios en su aspecto actoral. Hasta
este año, muchos de sus personajes principales ?a excepción
de Cristo? eran interpretados por las mismas personas. El Pontífice
Anás, Caífas, Herodes y Poncio Pilatos habían sido
representados por el mismo actor durante más de 12 años.
El comité organizador decidió este 2002 que los personajes
deben renovarse.
El
presidente de esta agrupación, Tito Domínguez, quien representó
a Judas durante 10 años, comenta: "Eres actor o coordinador, no
se puede hacer las dos cosas al mismo tiempo. Además, esta representación
tiene que crear escuela, y eso sólo se consigue cambiando los papeles
y dándole frescura al cuadro".
El papel de Judas, con el que se empieza a romper la costumbre,
había sido interpretado por Tomás Alvarado durante 25 años.
Días antes de su representación, este actor murió
y en su lugar entró Domínguez. Este interpretó a Judas
durante una década y ahora es Roberto Guillén quien asume
el personaje: "Estoy muy contento con este papel porque es muy completo.
Es la contraparte de Jesús y, por lo tanto, es el malo de la historia".
Para realizar la interpretación Guillén
no sólo se prepara físicamente, sino también a nivel
sicológico porque: "La gente se apasiona tanto que cuando ven a
Judas lo insultan y agreden. Tienes que estar muy centrado en el personaje,
porque si caes en las provocaciones se termina todo".
Para evitar las agresiones a Judas, hace tiempo se optó
por lanzar monedas a las gente, práctica que, a partir de 1994,
Tito Domínguez sustituyó por monedas de chocolate. Este año,
Roberto Guillén decidió no lanzar monedas y centrarse en
su papel: "El Domingo de Ramos me pedían monedas y como no aventé
ninguna escuché alguna mala palabra".
Anécdotas
Tito Domínguez, quien sufrió muchas agresiones
a lo largo de los 10 años que representó a Judas, tiene muchas
anécdotas que contar: "En una ocasión, cuando iba en el cortejo
se me acercó un policía y me dijo: ¡móchate!
El policía quería que le diera su mordida. Entonces,
como buen mexicano, le di su mochada, pero con dos monedas de chocolate".
Tras su larga experiencia, este actor remarca un aspecto
muy importante para poder interpretar un papel, en especial el de Judas:
"No hay que dejarse enajenar por el personaje. Desde el momento en que
éste se apropia de tu personalidad, ya perdiste. Eso le pasó
a Tomás Alvarado. Hizo el papel de Judas durante 25 años
y llegó a asumir la personalidad de su personaje. Se tomaba unas
copas o hacía cualquier cosa pensando como Judas. Realmente es muy
fuerte la experiencia de interpretar un personaje. A mí me ha pasado
que después de una representación, quedas desubicado y te
cuesta como un mes nivelarte".
Formar parte de la tradición, lo importante
Roberto Guillén opina que en el fondo no es tan
importante el papel que se representa; lo verdaderamente trascendental
es formar parte de esta arraigada tradición: "De Iztapalapa se dicen
muchas cosas, gran parte de ellas relacionadas con la violencia y el crimen.
De aquí se escribe mucha nota roja, pero ésta es una oportunidad
para que la gente vea otra cosa. Esta representación es una forma
de expresar lo que podemos hacer unidos. La Semana Santa es un orgullo
y una satisfacción que nos une como humanos".
Los
preparativos en Iztapalapa continúan para el jueves y viernes santos.
Entre tanto, ayer, a las 13 horas, el arzobispo primado de México,
Norberto Rivera, develó una placa conmemorativa y bendijo la cruz
papal del Cerro de la Estrella. Esta cruz había sido utilizada durante
la misa que ofició el papa Juan Pablo II el 24 de enero de 1999
en la Magdalena Mixhuca, y el cardenal la donó en aquel entonces
a los iztapalapenses en reconocimiento de su tradicional Pasión
de Cristo.
Por otro lado, en la explanada de Cuitláhuac, Tito
Domínguez informó respecto del incidente ocurrido el pasado
Domingo de Ramos, en el cual, por un retraso del cortejo que acompañaba
a Jesús, el párroco de la iglesia de San Lucas no esperó
la procesión y la dejó sin misa.
El organizador manifestó que el tema quedó
zanjado tras una reunión que mantuvo con el obispo de Iztapalapa,
quien ofreció disculpas y se comprometió a ofrecer hoy una
misa a las 17 horas en el santuario de la Cuevita.