Críticos del sistema elogian las restricciones
Promulga Bush la ley que limita las contribuciones a campañas electorales
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington, 27 de marzo. El presidente George W. Bush promulgó hoy una nueva ley que prohíbe las contribuciones financieras sin límite a campañas electorales, pero en clara manifestación de su ambivalencia ante el hecho, inmediatamente después partió de la Casa Blanca para iniciar una gira de recaudación de fondos que espera generar aproximadamente 3.5 millones de dólares para candidatos republicanos.
No obstante, los promotores de la nueva ley electoral promulgada hoy argumentaron que este es el primer intento significativo en 30 años para limitar la influencia de los ricos y las empresas sobre el proceso electoral en este país. Los candidatos recaudaron aproximadamente 3 mil millones de dólares durante el último ciclo electoral nacional.
"El secreto sucio de la política en Estados Unidos es que los intereses más ricos en gran medida determinan quién será presidente", escribió recientemente el analista Charles Lewis, director del Centro por la Integridad Pública aquí.
Y como quedó claro otra vez esta semana, esta influencia no sólo determina candidatos, sino también sus políticas. Esta semana la Casa Blanca fue obligada a revelar que elaboró su política energética nacional sobre la base de consultas exclusivamente con empresas energéticas como Enron -que figuraron entre los donantes más importantes de la campaña presidencial de Bush- y sin consultar con agrupaciones ambientalistas ni de derechos del consumidor.
De hecho, fue el creciente escándalo sobre la extensa influencia política de Enron y otras empresas lo que obligó a Bush a firmar la legislación hoy, ya que él y muchos otros dentro de su partido fueron firmes opositores de esta reforma. El escándalo reveló que la empresa utilizó su generosidad financiera en Washington para promover la desregularización y privatización de mercados energéticos en este y otros países.
Sin embargo, la promulgación en ley de la reforma de financiamiento de inmediato fue recibida con retos legales por parte de la Cámara de Comercio, la Asociación Nacional del Rifle y varios legisladores republicanos, que buscarán revertir la ley ante los tribunales federales. El senador Mitch McConnell, uno de los principales opositores de la nueva ley, argumentó que limitar las contribuciones financieras para políticos violaba derechos constitucionales de todos, incluyendo los ricos, de participar en el proceso político a través de sus voces y de su dinero. O sea, esto representa un límite al derecho a la libre expresión.
Los críticos del sistema elogiaron la promulgación de la ley, la cual elimina la posibilidad para donantes ricos de invertir cientos de miles de dólares en campañas electorales de forma indirecta a través del llamado dinero suave. El senador demócrata Russell Feingold, quien junto con su contraparte republicano John McCain fue el principal promotor de la reforma, declaró hoy que "al llegar al fin del sistema corrupto del dinero suave, esta medida empezará a regresar el proceso electoral a todos los ciudadanos y ayudar a restaurar la confianza pública en sus líderes electos".
Los nuevos límites impuestos por la ley estarán vigentes a partir del 6 de noviembre, un día después de las elecciones legislativas nacionales. Por ello, Bush gozó este miércoles de la libertad de iniciar su gira para recaudar fondos bajo las normas actuales, en Carolina del Sur, Georgia y Texas.
Y aunque se espera que algunos aspectos de esta nueva ley podrían impactar severamente en los esfuerzos de recaudación de fondos para los dos principales partidos de este país, las nuevas medidas podrían terminar beneficiando a Bush en su esperado esfuerzo de relección en 2004.
Resulta que estas restricciones sólo se pueden aplicar a aquellos candidatos que aceptan fondos públicos para sus campañas electorales. Bush rehusó -en contraste con la mayoría de los políticos- estos fondos públicos en su primera elección, ya que contaba con suficientes contribuciones privadas, casi el doble del dinero en contribuciones directas permitidas, que si hubiera aceptado fondos públicos y los límites que eso impone. Como resultado, Bush cuenta con más fondos para su campaña de relección que casi cualquiera de sus posibles contrincantes.