Admite que hay un entorno "denso de sospechas"
Se solidariza el Papa con las víctimas de curas pecadores
Leyó Rivera Carrera una carta del pontífice a sacerdotes
JOSE ANTONIO ROMAN Y AGENCIAS
En clara alusión a los escándalos sexuales protagonizados por sacerdotes, sobre todo los relativos a pederastia hechos públicos en fechas recientes en Estados Unidos y Europa, el papa Juan Pablo II dijo que los presbíteros de todo el mundo están "conmovidos en lo más íntimo" por los pecados de algunos hermanos que han traicionado la gracia de la ordenación, cediendo a las "peores manifestaciones" de iniquidad que actúan en el mundo.
En la carta dedicada a los sacerdotes de todo el mundo en su día, la cual fue leída en México en la Catedral Metropolitana durante la misa del Santo Crisma, encabezada por el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, el pontífice señala que este tipo de escándalos crean un "clima denso de sospechas" sobre todos los demás sacerdotes.
En tanto, en Roma, Juan Pablo II fue incapaz de celebrar por sí mismo la misa crismal, que marca el comienzo de los actos litúrgicos de Semana Santa en el Vaticano, y se limitó a presidir la ceremonia y pronunciar la homilía sentado cerca del altar en la Basílica de San Pedro. En su lugar, fue el cardenal de la Congregación Vaticana para el Clero, el colombiano Darío Castrillón Hoyos, quien ofició la misa.
Por la noche, el Papa también delegó en el secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano, la tradición en señal de humildad de lavar los pies a 12 sacerdotes, tal como lo hizo Jesucristo con los apóstoles en la última cena. El año pasado todavía fue capaz de hacerlo, pero ahora, por su persistente dolor de rodilla derecha tampoco pudo celebrar la misa del Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro.
Juan Pablo II también rezó durante la misa de este jueves por los sacerdotes que han abandonado su ministerio o atraviesan una crisis. Unos 600 hombres consagrados renuncian cada año al sacerdocio, según datos del Vaticano, de los cuales 230 son europeos y 250 americanos.
Tanto la carta pastoral dedicada a los sacerdotes como la referencia en la misa de ayer se dan en un contexto de escándalos sexuales sucesivos, principalmente de pederastia, en los que están involucrados sacerdotes y obispos.
Además, ayer mismo se hizo pública la decisión de Juan Pablo II de aceptar la renuncia del arzobispo polaco de Poznan, Juliusz Paestz, quien presentó su dimisión tras haber sido acusado de abusos sexuales a sacerdotes y seminaristas, cargos que el prelado rechaza. No obstante, la decisión del pontífice se tomó una vez que una comisión del Vaticano investigó el caso.
Paestz, de 67 años, es el más alto jerarca católico envuelto en un escándalo de este tipo, después de que el arzobispo emérito de Viena, Hans Hermann Groer, fuera forzado a retirarse de la vida pública en 1998 cuando, después de su renuncia por motivos de edad, un sacerdote lo acusó de abusos sexuales años atrás. Antes de ser nombrado obispo, Paetz fue uno de los colaboradores personales del Papa en Roma.
En México, el cardenal Rivera Carrera encabezó en la Catedral Metropolitana la ceremonia litúrgica del Santo Crisma y de la última cena, donde se verifica el tradicional acto de lavatorio de pies. Estuvo acompañado por su antecesor, el cardenal y arzobispo emérito Ernesto Corripio Ahumada, sus ocho obispos auxiliares, sacerdotes, seminaristas y diáconos.
Durante la misa matutina se leyó parte de la carta enviada por el Papa a los sacerdotes. El cardenal dijo que los aceites también servirán para ungir la cabeza de los nuevos obispos para el servicio y consagrar los altares de las nuevas iglesias. Con el óleo de los enfermos, éstos recibirán alivio y fortaleza en su debilidad.
En la misiva, casi en la parte final, el Papa hace referencia a los sacerdotes que traicionaron sus votos y declara que la Iglesia está "cerca" de las víctimas que sufrieron sus pecados, en una referencia clara, aunque no explícita, a los escándalos sexuales en Estados Unidos y Europa y en los que ahora se ven envueltos jerarcas católicos.
"Mientras la Iglesia expresa su propia solicitud por las víctimas y se esfuerza por responder con justicia y verdad a cada situación penosa, todos nosotros, conscientes de la debilidad humana pero confiando en el poder salvador de la gracia divina, estamos llamados a abrazar el mysterium crucis y a comprometernos aún más en la búsqueda de la santidad", dice parte de la carta, en referencia a los comportamientos sexuales de algunos sacerdotes.
El Papa, que desde hace varias semanas sufre de dolores en la rodilla derecha, apareció ayer jueves mucho más cansado que los días pasados. A partir de su precario estado de salud, se estima que el pontífice no podrá encabezar directamente el tradicional Vía Crucis en el Coliseo romano ni la Pasión de Cristo este viernes. Es posible que en la mañana renuncie a confesar a los fieles, como solía hacerlo otros años.
En la carta dirigida a los sacerdotes, el Papa les recuerda que "quienes ejercen ese delicado ministerio en nombre de Dios y de la Iglesia tienen el preciso deber de no cultivar y menos aún manifestar en el momento de la confesión, valoraciones personales no conformes con lo que la Iglesia enseña y proclama".
Asimismo, destaca que "no se puede confundir con el amor el faltar a la verdad por un malentendido sentido de comprensión". El cometido de los representantes de Dios, apunta, es ser intérpretes de una misericordia que salva y se manifiesta también como juicio sobre el pecado de los hombres.
El pontífice también convoca mediante su carta a una nueva era de fraternidad y de paz para la humanidad entera. "Hemos visto correr nuevas sangres, hemos sido aún testigos de guerras y sentimos con angustia la tragedia de la división y el odio que devastan las relaciones entre los pueblos". Por ello, invitó a orar para que "Dios en su providencia suscite en los corazones un generoso y renovado impulso de ese ideal de total entrega a Cristo en la base del ministerio sacerdotal".