Los Coetra, sin recursos para operar: experto
del IMSS
No hay avances en materia de donación y trasplante
de órganos
Pese a reformas legales, en algunos estados, médicos
enfrentan trabas para disponer de piezas de personas con muerte cerebral
ANGELES CRUZ
A dos años de la reforma a la Ley General de Salud
(LGS) para incrementar la donación y trasplante de órganos,
el Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra), responsable del programa en
la materia no dispone de un presupuesto para funcionar. "Trabaja con lo
que tiene y por eso no ha habido mayores avances", afirmó Federico
Juárez, coordinador del área de trasplantes del Centro Médico
Nacional Torreón del IMSS.
El especialista detalló que en algunos estados
de la República, los médicos todavía enfrentan dificultades
con el Ministerio Público para la disposición de órganos
de personas con muerte cerebral, cuando a partir de la reforma legal quedó
reconocido que esos enfermos no tienen ninguna posibilidad de recuperación
y sobrevivencia.
Y es que no todos los códigos penales del país
se han homologado con la LGS y no consideran el concepto de muerte cerebral.
En cambio califican de homicida a quien provoca el paro cardiaco al enfermo.
En este caso, al médico que toma los órganos de una persona
"aún viva".
El anterior es sólo un ejemplo de lo que todavía
falta por hacer para realmente incrementar la donación y trasplante
de órganos en el país, explicó Juárez. En entrevista,
el galeno comentó que a partir de 2000, cuando entraron en vigor
las reformas legales, se empezaron a crear los Consejos Estatales de Trasplantes
(Coetra). Ya están todos, pero no trabajan al mismo nivel por falta
de recursos económicos.
Los Coetra tienen entre sus responsabilidades la organización
de su lista de espera para coordinarse con el Cenatra en la lista nacional.
Aunque el sistema empezó a funcionar, todavía registra algunas
deficiencias. Por ejemplo, indicó Juárez, si hay un órgano
disponible en cualquier estado de la República y un posible receptor
en otro, las instituciones de salud no cuentan con un transporte especializado
para el traslado del órgano. "No lo podría llevar en mi coche,
primero porque requiere de condiciones especiales para su conservación
y segundo, si me detiene una patrulla de policía, me voy directo
a la cárcel. Eso es un delito".
Los cambios en el título decimocuarto de la ley
sanitaria, aprobados en abril de 2000 por el Congreso de la Unión,
"fueron un buen principio" pero no ha sido suficiente para empezar a revertir
la demanda insatisfecha de órganos para trasplante, apuntó.
Entre las innovaciones a la ley, destaca el mecanismo
para verificar que una persona ha perdido la vida y, por lo tanto, que
es susceptible de convertirse en donadora. El equipo médico especializado
debe corroborar signos de muerte, tales como la ausencia completa y permanente
de la conciencia; de la respiración espontánea; la falta
de percepción y respuesta a los estímulos externos; la ausencia
de los reflejos de los pares craneales y de los reflejos medulares.
Además, el paciente tiene que presentar atonía
(debilidad) de todos los músculos; término de la regulación
fisiológica de la temperatura corporal; o paro cardiaco irreversible.
La Ley General de Salud establece que la disposición
de órganos se puede realizar cuando se haya certificado la pérdida
de la vida conforme a los términos anteriores, pero además
que el dictamen se apoye en un electroencefalograma y en la comprobación
de que el paciente no ingirió bromuros, barbitúricos, alcohol
y otros
depresores del sistema nervioso central.
Con todos estos elementos no debería haber ningún
motivo de controversia entre los médicos y los funcionarios responsables
de la procuración de la justicia en el país, comentó
Juárez. Sin embargo, estas circunstancias han limitado el aumento
en la donación y trasplante de órganos, afirmó.
Así, aunque los ciudadanos hayan mostrado una mayor
receptividad para aceptar ser donadores, el problema de salud persiste.
Según datos de la Secretaría de Salud (Ssa), alrededor de
100 mil personas están en la lista de espera. De ellas más
de cinco mil necesitan un riñón, unos siete mil requieren
córneas y cuatro mil están en busca de un hígado.
Esa misma información indica que una persona clínicamente
muerta (sin función cerebral) puede dar vida a siete pacientes.
Pero, hasta ahora, del total de trasplantes que se realizan en el país,
únicamente 10 por ciento es de donador cadavérico.
Federico Juárez opinó que este porcentaje
podría incrementarse si mejoraran las condiciones de trabajo del
Cenatra, los Coetras y en general, de todo el sistema de salud y justicia
en esta área. En España, uno de los países con la
organización de trasplantes más importantes a nivel mundial,
70 por ciento de sus cirugías son de donador cadavérico.
En México también se requiere fortalecer
la cultura de donación, incluso desde las escuelas. El experto comentó
que ya existe un proyecto para introducir el tema en los libros de texto
de primaria.
Otro problema a resolver es el incentivo para el equipo
de salud de las áreas de trasplantes. Su tarea no se constriñe
a realizar la cirugía, sino que sus integrantes deben estar capacitados
para procurar los órganos, agilizar el proceso y operar en las mejores
condiciones posibles.
Por la naturaleza de su trabajo, estos profesionales no
tienen horarios ni excusa para no acudir al hospital cuando son informados
de que hay una persona con muerte cerebral y que, por lo tanto, es una
donadora potencial. Pero "lo hacemos por el placer de ser", mientras en
España los trabajadores involucrados en la donación y trasplante
de órganos reciben un pago por evento, concluyó.