La Casa Blanca abandona toda discusión
sobre ese rubro
La elección de noviembre en EU desplaza al tema
migratorio
México obtuvo ''casi nada'' en la cumbre de Monterrey:
analistas
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 2 de abril. Los presidentes
Vicente Fox y George W. Bush renovaron sus compromisos retóricos
de abordar el tema migratorio en negociaciones bilaterales cuando se reunieron
en Monterrey el mes pasado, pero la Casa Blanca virtualmente ha abandonado
toda discusión de cualquier cambio en su política migratoria
hasta, por lo menos, después de las elecciones de noviembre.
''Básicamente la administración (de Bush)
no está dispuesta a hablar sobre un cambio mayor en la política
migratoria hasta después de la elección'', explicó
el experto Demetrios Papademetriou, funcionario para asuntos migratorios
en el gobierno de Bush padre, y ahora codirector del Instituto de Política
Migratoria.
''Esta es una decisión política de la Casa
Blanca, con la cual está cómodo el presidente, quien supone
que pierde más (en la dinámica política interna) promoviendo
cambios importantes en materia de migración, que lo que podría
ganar con eso'', dijo Papademetriou en entrevista con La Jornada.
Esa misma evaluación es compartida por una amplia
gama de analistas entrevistados aquí, e incluso por la influyente
revista conservadora National Review. Y por esta razón México
obtuvo ''casi nada'' en el rubro de la migración durante la reunión
que ambos presidentes tuvieron en Monterrey, concordó el analista
Raúl Hinojosa, director de un centro de investigaciones para la
integración de América del Norte, en la Universidad de California
en Los Angeles.
''Ni uno solo de los elementos de 'toda la enchilada'
está activamente sobre la mesa de negociaciones'', afirmó
Hinojosa, en referencia al concepto de un acuerdo migratorio bilateral
integral y comprensivo que tanto había promovido el gobierno de
Fox antes del 11 de septiembre.
El resultado sustantivo de la reunión de Monterrey
?según diversos analistas en Washington? fue el acuerdo de México
para endosar la propuesta estadunidense de una mayor seguridad fronteriza,
pero el país no logró la aprobación de sus objetivos
concretos de largo plazo propuestos por sus negociadores semanas antes
de la cumbre.
La carencia de resultados no fue por falta de esfuerzo
de los diplomáticos mexicanos, según varias fuentes cercanas
a la negociación. No obstante, la Casa Blanca rechazó una
propuesta de México donde se planteaba que ambos presidentes deberían
establecer una fecha límite para negociar el marco de un acuerdo
migratorio; incluso el borrador de un texto sobre el tema preparado y acordado
una semana antes de Monterrey, jamás llegó a ser integrado
en el comunicado final. ''México estaba esperando algo que pudiera
traducirse en un logro político y eso no lo obtuvo'', opinó
Papademetriou.
Incluso el gran anuncio de la ''nueva'' alianza para la
prosperidad, iniciativa presentada por ambos presidentes en la cumbre,
que enfatiza el desarrollo económico en zonas que expulsan migrantes
a Estados Unidos, ''no representó mucha novedad'', dijo Hinojosa.
''La alianza retomó la agenda acordada durante las discusiones del
Banco de Desarrollo de América del Norte (NADBank) en 1994. Pero
sólo ofrece una pequeñísima fracción de los
fondos que originalmente fueron otorgados al propio banco.''
Señaló que el NADBank no ha otorgado la
mayoría de los 3 mil millones de dólares en financiamiento
que inicialmente se proyectaron para esta iniciativa hace más de
ocho años.
El gran obstáculo para proceder con un acuerdo
migratorio bilateral es la dinámica política en Estados Unidos.
Este es un año electoral y en noviembre los votantes tendrán
que elegir o relegir a toda la Cámara de Representantes y a un tercio
del Senado. ''Es una decisión puramente de conteo de votos por la
Casa Blanca. Pierden más al promover una agenda abierta con México,
que lo que ganarían a través del voto latino'', explicó
Papademetriou.
''Hasta la vista, baby'', tituló la revista
conservadora National Review un artículo publicado esta semana,
según el cual ha fracasado la estrategia de la Casa Blanca para
atraer el voto latino promoviendo un programa de ''regularización''
de los indocumentados. ''La Casa Blanca ya no cuenta con los votos republicanos
para promover sus grandes planes de otorgar amnistía a 3 millones
de mexicanos ilegales'', señaló la revista, publicación
muy cercana al Partido Republicano. Además, algunos miembros de
ese partido cuestionan si abordar el tema de los indocumentados es la mejor
forma de ganar el voto latino-estadunidense.
Matthew Dawd, un encuestador republicano, dijo la semana
pasada al diario Atlanta Journal que sus sondeos indican que el
empleo, la economía, la educación y la guerra contra el ''terrorismo''
son temas más importantes para los votantes latinos que el de la
reforma de la política migratoria.
Papademetriou e Hinojosa, entre otros, confían
en que después de la elección Bush podrá recuperar
su apetito para discutir la materia migratoria, pero eso dependerá
en cierta medida de un cálculo político interno sobre las
ventajas y desventajas vinculadas con ese tema.
No obstante, funcionarios estadunidenses argumentan que
las pláticas continúan. Un equipo del Departamento de Estado
se está reuniendo con sus contrapartes mexicanas en Monterrey esta
semana para discutir la agenda migratoria, pero según algunas fuentes
estos equipos no pueden avanzar en los elementos principales de una propuesta
sin un marco político acordado por sus jefes a los niveles más
altos. Y eso, al parecer, no aparece en el panorama actual.